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El edificio Torrons Vicens, uno de los más llamativos de Agramunt, tiene forma redonda, como algunas de las tradicionales tabletas que han convertido esta localidad en la cuna del turrón de la comarca leridana de Urgell. Dentro del edificio podemos disfrutar de sugerentes presentaciones de este dulce, cuya receta apenas ha variado desde 1775 y, a través de unos cristales, veremos incluso la sala donde se elabora. Otras casas, como A. Lluc o Félix, también se dedican a fabricar este famoso dulce y el chocolate a la piedra.
Sin embargo, es la casa Vicens la que destaca un poco sobre el resto al haber apostado por mantener más viva que nunca esta delicia a través del Museu del Torró i de la Xocolata (ctra. de Tàrrega, 2; 973 390 607; www.vicens.com), un espacio de dos plantas donde conoceremos de forma muy didáctica y audiovisual la historia más golosa del pueblo. Recorrer los pasillos de este centro es descubrir sus curiosos grabados y las fotos de cuando los turroneros acudían a ferias y mercados y, sobre todo, a los puestos que montaban por Navidad en Barcelona. Hasta allí iban vestidos de domingo y con una barretina de color pardo oscuro, los hombres, y un pañuelo de seda blanca las mujeres, para diferenciarse de los turroneros de Xixona.
En Verdú está el Museo de Juguetes y Autómatas, impulsado por uno de los vecinos de la localidad
Para recorrer a pie Agramunt, lo mejor es que salgamos de la plaza del Pou, donde se encuentra la Oficina de Turismo, y continuar por la calle Sió, que aún mantiene en pie sus antiguas casas con soportales. Desde ahí alcanzamos la iglesia de Santa María, Monumento Nacional y ejemplo de transición del románico al gótico, en la que destaca su pórtico y cuyas galerías sirvieron de refugio antiaéreo durante la guerra. Uno de los que vivió estos bombardeos de niño fue el escultor y pintor Josep Guinovart, y a él está dedicado, desde el año 1994, el Espai Guinovart, en la plaza del Mercat, construido sobre el antiguo mercado. Fuera, en la plaza, una enorme escultura suya muestra el equilibrio en la balanza entre el turrón y un saco de avellanas.
Al dejar Agramunt atravesamos paisajes de secano y campos de cereal hasta llegar a la capital de la comarca, Tàrrega. Antes de llegar al destino tomamos un desvío hasta Montfalcó d’Agramunt para ver los restos del castillo que corona la zona. La siguiente parada del itinerario es Verdú, conocida por sus trabajos artesanales de cerámica, especialmente los de arcilla negra, que podremos comprar en alguna de las numerosas tienda-taller que tiene la localidad.
Para explorar la arquitectura de Verdú, junto al castillo –exponente del gótico civil catalán–, la Oficina de Turismo organiza los domingos y festivos una visita guiada a las casas señoriales. Además, si viajamos acompañado de niños es obligatorio llevarles a conocer el Museu de Joguets i Autòmats (Plaza Mayor, 23; 973 34 70 49), impulsado por Manel Mayoral, uno de los vecinos de la localidad. El espacio ocupa una antigua casa de cuatro plantas y en él se pueden ver antiguos objetos y vehículos, aviones, trenes y, lo más espectacular, unos autómatas procedentes de las Atracciones Apolo de Barcelona que recrean escenas costumbristas y que conservan el movimiento original.
Un poco más adelante llegamos a Guimerà. El pueblo, encaramado a un alto, se lleva todas las miradas de los visitantes por los restos del castillo que despuntan en lo alto sobre el resto de edificios. Sólo la iglesia de Santa María, con un retablo de Josep Maria Jujol, le quita protagonismo a la fortaleza. Si seguimos carretera adelante y remontamos el río Corb, llegaremos a Vallfogona de Riucorb y su balneario. Nuestra ruta termina en un paisaje de suaves promontorios donde se alternan bosques, campos de cereal, almendros, olivares y viñedos, hasta el recóndito y silencioso cenobio cisterciense de Santa María de Vallbona. Una visita guiada por sus dependencias –el claustro, el espectacular campanario de la iglesia y la sala capitular– completa la visita al lugar en el que actualmente vive una comunidad de nueve monjas.
El turrón de Agramunt se elabora con miel, avellanas o almendras, azúcar o jarabe de glucosa, clara de huevo y pan de ángel. Debido a estos ingredientes, el turrón tiene un alto valor energético y su consumo debe ser moderado en caso de estar siguiendo una dieta hipocalórica. Los frutos secos aportan al organismo grasa monoinsaturada y además, una ración de este dulce contiene proteínas vegetales, fibra, calcio, magnesio, fósforo, potasio y vitamina E con poder antioxidante.
Para elaborarlo, es necesario un caldero en el que se cuece la miel y el azúcar hasta que se absorba el agua. Después se deja enfriar y se agregan las claras de huevo. Se cuece la mezcla y se añaden las avellanas o las almendras, según la variedad, tostadas y peladas. Aún caliente, se moldea la masa y se recubre con oblea. Tras dejarlo enfriar, el turrón ofrece un intenso sabor dulce, tiene forma de disco o de baldosa rectangular, color marrón dorado y una textura irregular.
Son muy apreciadas las cocas de Recapte, cocas saladas con pimiento, berenjena y cebolla (también con butifarra y arenque), los caracoles a la llauna, las peras y las manzanas, el chocolate a la piedra, los Carquinyolis y los vinos de la Denominación de Origen (D.O.) Costers del Segre. Las tierras del Urgell están pobladas de olivos de la variedad arbequina y las cooperativas están inscritas en la D.O. Les Garrigues.
En la sierra de Almenara se encuentran, junto a los restos de una ermita, los 14 metros del Pilar de l’Almenara, una torre cilíndrica de los siglos XI-XII construida para vigilar las incursiones sarracenas. Unas escalas de metal permiten subir y admirar un horizonte de llanuras, serranías, campos de cereal y frutales en la zona de riego del canal d’Urgell.
La Fira del Torró y la Xocolata a la Pedra d’Agramunt, que tiene lugar desde 1989, se celebra siempre el fin de semana más cercano al 12 de octubre. Se trata de una ocasión única, porque las calles y plazas del centro urbano se llenan de puestos de artesanía y se pueden ver muestras de oficios antiguos y participar en talleres de elaboración de turrón.
El Hotel Can Boix (Can Boix, s/n; 973 470 266), en Peramola, está situado en plena naturaleza. Desde las habitaciones hay amplias vistas a la sierra y al jardín con piscina, las zonas de recreo para niños y la pista de tenis. El Hotel Minister (urb. Las Masías s/n; 977 870 058) uno de los más antiguos de Cataluña, está situado en las laderas del Parque Natural de Poblet y a sólo 500 metros del monasterio de Poblet. Su edificio señorial e imponente se alza en un entorno natural regio y lleno de paz.