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Los valles y las sierras peinadas por el viento son las únicas fronteras que delimitan la comarca del Vinalopó Medio, una zona de orografía accidentada que en los últimos años se ha convertido en un escenario perfecto para la práctica de enoturismo. A la entrada de Novelda, nuestra primera parada en la ruta, los azulejos del pórtico ilustran en sus grabados los motores económicos de la región y de esta localidad: azafrán, mármol y viñas.
A escasos tres kilómetros del centro de Novelda se alzan, a 360 metros de altura por encima del nivel del mar, el castillo de la Mola, fortaleza de origen almohade, y el sorprendente santuario de Santa María Magdalena (paseo de los Molinos, s/n; 965 60 92 28), icono del modernismo construido en piedra tallada, cerámica y vidrieras cuya silueta recuerda a la Sagrada Familia de Gaudí. A partir de este punto comenzamos una ruta por el interior vitivinícola alicantino. Un trayecto en el que visitaremos tantas bodegas como deseemos y degustaremos los mejores ejemplares de la Denominación de Origen (D.O.) Vinos de Alicante.
Siguiendo la ruta, el paisaje montañoso inunda el horizonte hasta que llegamos a Petrer (conocido también como Batrir o Bitrir durante la conquista árabe). No es casualidad que el nombre de esta localidad tenga su origen en el término romano petrarium (pedregoso), puesto que todo el entorno que rodea al pueblo es de naturaleza escarpada y pétrea.
Desde el castillo de Petrer, en cuya muralla hay excavadas unas peculiares casas-cueva, observamos el espléndido valle del río Vinalopó, así como el magnífico casco histórico coronado por la cúpula azulada de la iglesia de San Bartolomé Apóstol. Junto al templo, en la plaza de Baix, el Museo Dámaso Navarro (plaça de Baix, 10; 966 989 400 - ext. 280) alberga un valioso mosaico romano de ocho metros cuadrados.
Además de los monumentos del casco antiguo, podemos visitar los alrededores del pueblo, desde los que surgen numerosas rutas para hacer a pie. Los valles de Caprala y l’Avaiol o la Sierra del Caballo tienen caminos marcados para senderistas. También hay zonas de escalada en Foradà, Penya del Corb, Almadraba, Cid y Penyes de Gorit. Los apasionados del parapente encontrarán su paraíso en Els Palomarets, desde donde se contempla a vista de pájaro la curiosa duna de arena formada en el Almorxó.
Olivos, almendros, viñedos y bodegas flanquean el camino hasta Pinoso, situado en la parte más occidental de Alacant
Olivos, almendros, viñedos y bodegas flanquean ahora nuestro camino hasta Pinoso. Esta población está situada en la parte más occidental de la provincia de Alicante, haciendo frontera con Murcia. Además de la agricultura, lógica por su cercanía con la “huerta” de España, en este municipio son importantes las extracciones de sal y mármol. Al pasear por sus calles descubrimos la original torre del Reloj y la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, que contiene la imagen de la Virgen del Remedio, patrona de la villa.
No obstante, si a estas alturas del viaje hemos acumulado ganas suficientes para disfrutar de la Denominación de Origen del vino de Alicante, por el paseo Constitución nos acercaremos hasta la casa del Vino (ctra Murcia, s/n; 966 966 043), un centro de exposiciones y reuniones que también ofrece cursos de catas. Y ojo, en la visita no podemos olvidar saludar a la Tía Pera y al Tío Guerra, dos figuras de cartón piedra tradicionales del lugar que permanecen en el vestíbulo a la espera de participar en las fiestas.
Rumbo al Alto Vinalopó retrocedemos un poco para tomar el desvío hacia Salinas y pasar Sax hasta alcanzar la meta de nuestro itinerario, Villena. Un castillo-atalaya, en perfecto estado de conservación a pesar de datar del siglo XII, nos da la bienvenida al adentrarnos en la localidad. El núcleo histórico de la urbe gira en torno a la iglesia de Santiago. Cerca de ella se encuentran dos arterias comerciales: la avenida de la Constitución y la calle Corredera. En esta última se ubica el Rincón del Vino (Corredera de Villena; 966 150 222), un antiguo quiosco remodelado donde se puede obtener abundante información sobre la enología local. Finalmente, en la calle Luciano López Ferrer se levanta el Teatro Chapí, en honor al compositor de zarzuelas Ruperto Chapí Llorente, que nació en Villena en 1851.
La combinación del clima mediterráneo, un gran número de horas de luz al año y la tierra fecunda propician el desarrollo del viñedo en la provincia desde tiempos de los íberos. El vino es característico de la dieta mediterránea. Además, esta variedad aporta ácidos orgánicos (málico, tartárico y cítrico), antioxidantes, sales minerales y vitaminas del grupo B. Su consumo moderado puede prevenir enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Actualmente se producen muchas variedades, agrupadas por los productores del Vinalopó, El Comtat y Marina Alta, pero las de mayor implantación son las del moscatel de Alejandría, la monastrell y la Alicante bouschet. De entre todos los vinos, el fondillón (un licor de uvas monastrell exclusivo de la Denominación de Origen de Alicante), el moscatel y la mistela son los de mayor tradición.
En Novelda hay que probar la uva de mesa embolsada del Vinalopó, protegida con el sello de Denominación de Origen. Para acompañar el vino, en Pinoso y en Villena elaboran un rico embutido tradicional. El aceite y la repostería (Sequillos, Rollicos de vino, almendrados y Toñas) son una delicia, así como los arroces y el gazpacho.
El Museo Arqueológico José María Soler esconde en su interior el tesoro de Villena, una excepcional colección arqueológica que recopila unas 66 piezas de oro, plata, hierro y ámbar pertenecientes a la etapa final de la Edad de Bronce. Toda una variedad de joyas de más 3.000 años que brillan más que el sol.
A finales de junio, Alicante celebra el “Winecanting Summer Festival”, que viene a suceder al evento El Verano y los Vinos Alicante. El festival tiene lugar en los jardines del Museo Arqueológico de la capital (MARQ) y reúne a bodegas y fabricantes de productos gastronómicos. Por su parte, la muestra gastronómica de Pinoso, 13 de febrero, ofrece degustaciones de productos autóctonos y catas.
Monóvar, el pueblo donde nació José Martínez Ruiz, Azorín, tiene abierta al público la casa-museo en honor a este escritor de la Generación del 98. Las estancias del edificio muestran objetos personales, fotos, litografías y pinturas que se exponen en el salón familiar. La salita azul, de estilo isabelino, y el despacho fueron testigo de reuniones del autor con literatos, periodistas y políticos de su tiempo.
A medio camino entre la montaña y la Costa Blanca se encuentra el Hotel Spa La Romana (CV-840 La Romana; 966 192 600), una antigua masía rehabilitada del siglo XIX. Especializado en la cocina mediterránea, es el alojamiento perfecto para evadirse de lo cotidiano. Situado en un convento dominico del siglo XVI, el Hospes Amerigo(Rafael Altamira, 7; 965 146 570) tiene unas estupendas vistas de la catedral de Alicante y el castillo de Santa Bárbara. Con un spa en la azotea, piscina y gimnasio, está preparado para relajar al más estresado.