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Antes de adentrarnos en las extensas viñas manchegas partiremos rumbo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Este paraje tiene 15 formaciones lacustres singulares que, como gigantes pétreos, se encadenan a lo largo de 25 kilómetros en la cabecera del Guadiana. Además de las zonas para pesca y baño, de los encinares, sabinares y alamedas, el parque reserva enclaves emblemáticos de la mitología cervantina: en especial la cueva de Montesinos, entre Ossa de Montiel y Ruidera.
Avanzamos en la ruta hasta El Bonillo. Esta localidad encalada por la mole de la iglesia de Santa Catalina, cuya escalera de caracol es un monumento en sí misma, es la cuna de los dos vinos de pago albaceteños, Denominación de Origen (D.O.) Finca Élez y D.O. Guijoso, cuyas bodegas ofrecen numerosos servicios enoturísticos, como visitas a las viñas, catas y alojamiento. Desde aquí surcamos nuevos parajes lacustres donde la naturaleza toma el mando. En las Navas y en Navajos de El Bonillo se puede ver alzar el vuelo a una nutrida población de avutardas y, más adelante, entre El Ballestero y Robledo, disfrutar de la mayor diversidad ornitológica de la provincia en la Reserva Natural de la Laguna Ojos de Villaverde.
La cueva de los Chorros tiene más de 85 cavidades exploradas y 24 kilómetros de longitud
Desde Robledo, dejando atrás las planicies hacia la sierra, alcanzamos la capital de la comarca. Alcaraz es una joya de arquitectura renacentista que se encarama sobre los olivares. La postal y el paisaje alcanzan la perfección con los restos de la fortaleza que aparecen en su cima y un solitario arco del que fue un monumental acueducto gótico. Sin embargo, es la Plaza Mayor, del siglo XVI, la que se lleva todas las miradas. Con tres de los cuatro costados edificados en lonjas porticadas de grandes arcos, sólo las líneas verticales de dos torres cercanas, que desde lejos parecen gemelas, rompen con la horizontalidad. La torre del Tardón (por su campana, que se tañía muy de tarde en tarde y aún se conserva) y la de La Trinidadconsiguen quitarle protagonismo al resto del conjunto.
Desde Reolid a Salobre, ambas localidades de interés turístico por sus balnearios, la carretera flanquea el cortado del Hornacino, en el que el río Salobre se desliza casi encajonado entre imponentes farallones. Por esa misma vía llegamos a Fábricas de Riópar. Un alto en el camino que merece una visita para disfrutar de su espectacular paseo abovedado de plátanos y de su Museo de las Reales Fábricas de Bronce. A ocho kilómetros por la carretera surge el nacimiento del río Mundo en la cueva de los Chorros que, con más de 85 cavidades exploradas y 24 kilómetros de longitud, se considera la primera cavidad de la mitad meridional peninsular y la octava en la península Ibérica.
El microclima particular que tiene esta región y la composición del terreno hacen que los vinos de pago se distingan frente a otros caldos que crecen en su entorno. Todas las variedades de pago son de extrema calidad y están vinculados a una finca, como los château franceses. En total, Castilla-La Mancha tiene ocho Denominaciones de Origen Vinos de Pago relacionadas a su vez con otras tantas localidades diferentes: finca Élez (El Bonillo, Albacete), Dominio de Valdepusa (Malpica, Toledo), Guijoso (El Bonillo, Albacete), dehesa del Carrizal (Retuerta, Ciudad Real), pago Campo de La Guardia (La Guardia, Toledo), pago Florentino (Malagón, Ciudad Real), pago Casa del Blanco (Manzanares, Ciudad Real) y pago Calzadilla (Huete, Cuenca).
Su composición de alcohol (7 kcal por gramo), azúcares (4 kcal por gramo), vitamina B, sales minerales, polifenoles antioxidantes, sales minerales y ácidos orgánicos (málico, tartárico y cítrico) convierte al vino de pago en uno de los elementos fundamentales de la dieta mediterránea y en un complemento perfecto siempre que su consumo sea moderado. Para descubrir más del vino de pago, www.turismocastillalamancha.com
La miel artesanal de romero, tomillo y flores es una de las delicias autóctonas que hay y que tenemos probar durante el viaje. En las zonas de Peñas de San Pedro, El Ballestero, Lezuza, Povedilla o Pozohondo, proliferan los embutidos de cerdo curados al aire serrano y carnes de caza como el ciervo y el jabalí. En los valles que rodean Alcaraz, la huerta manchega es responsable de sus afamados pistos.
La Feria de Albacete, del 7 al 17 de septiembre, se celebra en el recinto ferial conocido como “los redondeles”, en el centro urbano. En él se pueden degustar gazpachos, quesos, Calderetas, gachas, Pistos y excelentes caldos, entre los que no pueden faltar los espectaculares vinos de pago de El Bonillo: D.O. Finca Élez y D.O. Guijoso.
El Museo Parroquial de la iglesia de Santa Catalina, en El Bonillo, guarda en su interior el lienzo ‘Cristo abrazado a la cruz’, de El Greco, hermano de la obra homónima que se conserva en el Museo del Prado de Madrid. La pequeña pinacoteca de esta iglesia incluye también dos retratos que se atribuyen a José de Ribera y otros dos cuadros firmados por López Portaña.
Para hacer noche en esta ruta nos trasladamos del entorno rural de Albacete a su capital. El Hotel San Antonio (San Antonio, 8; 967 523 535) está en el centro de la ciudad, muy cerca de la plaza del Altozano y del paseo de la Cuba, donde podemos salir a pasear o a practicar deporte al aire libre antes de iniciar el viaje de regreso a casa.
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