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En 1468, el hermanastro de Isabel de Castilla, Enrique IV, la reconoció como princesa de Asturias y ésta se convirtió en la Señora de Medina, uniendo buena parte de su destino al de la ciudad, Medina del Campo, donde destaca con fuerza propia la silueta del castillo de La Mota. La fortificación empezó a construirse a mediados del siglo XV sobre la esquina de un antiguo recinto árabe. Sus arquitectos, de origen mudéjar, idearon un novedoso diseño marcado por el foso que rodea el conjunto y la Torre del Homenaje, de 40 metros de altura y cinco pisos.
El castillo consta de dos recintos. El exterior, de estilo mudéjar y con el escudo de armas de los Reyes Católicos, rodea completamente la fortaleza y alberga los almacenes, las mazmorras y un gran número de galerías subterráneas y pasadizos fascinantes. En esta zona podemos ver también el imponente puente levadizo que sirve de acceso al castillo. El recinto interior está formado por cuatro torres y un patio cuadrado. Allí encontramos las habitaciones, además de las bodegas y las cuadras, entre otras estancias. Es especialmente interesante visitar el famoso Mirador de la Reina, una cámara del siglo XV cubierta por una bóveda policromada espectacular. Como su nombre indica, era la estancia preferida de Isabel la Católica.
Además de la visita al castillo de La Mota, la Ruta de Isabel la Católica incluye muchos otros enclaves en Medina del Campo, como el Palacio Real Testamentario, su última morada en la ciudad, que se ha convertido en un centro de interpretación y estudio sobre su vida. Desde aquí, y una vez ya visitado el castillo, podemos seguir hasta el monasterio de Santa María la Real y la iglesia colegiata de San Antolín, otra joya mudéjar.
El edificio que más llama la atención, curiosamente, es quizás el más modesto de todos: las Reales Carnicerías. En su origen era lo que se supone, el mercado central de la tan preciada carne para los habitantes de la comarca. Actualmente, más de 500 años después, este edificio rectangular sigue siendo, básicamente lo mismo; un mercado de provisiones (abre todos los días, excepto el jueves, en horario de mañana). Si nos queda tiempo y ganas, podemos cerrar nuestro periplo en el Museo de las Ferias, en la iglesia de San Martín, que recoge la rica historia mercantil de Medina del Campo.
Si queremos saber más sobre el arte mudéjar, que tanto se refleja en el castillo, el parque temático Pasión Mudéjar, en la cercana Olmedo, es una buena opción. El parque cuenta con réplicas a escala de los mejores monumentos de este estilo, incluyendo los castillos de La Mota y Coca.
Medina del Campo se encuentra dentro del territorio englobado en la Denominación de Origen de Rueda, por lo que es un placer tomar un buen vino blanco en cualquier rincón de esta tierra. Si somos amantes del vino, tenemos la posibilidad de visitar dos interesantes bodegas: las Emina, pertenecientes al Grupo Matarromera, y las famosas bodegas Protos, en La Seca.
Cualquiera de los vinos que conozcamos en estas visitas será perfecto para acompañar un buen cochinillo o un lechazo asado, dos de los platos con más tradición en la comarca, así como las aves y las piezas escabechadas. También es muy recomendable la repostería. Podemos degustar una cocadas o las torrijas de leche. Para probar estas delicias, nada mejor que el restaurante Continental 1904 y La Botica.