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Iznájar, pueblo cordobés histórico gracias al cruce de caminos que unen Córdoba, Granada y Málaga, merece una excursión para admirar sus calmadas calles y su castillo de origen musulmán. Tanto es así que el poeta Rafael Alberti escribió una carta a Federeico García Lorca detallando la belleza de este pueblo blanco, al cual volvió tras su exilio para inaugurar la plaza que lleva su nombre.
Pero no solo el castillo y su Torre del Homenaje convierten esta localidad en el destino perfecto para una escapada, también lo hacen sus calles, sus gentes y espacios cargados de significado como el Patio de las Comedias, antiguo zoco en la época árabe, convertido desde el siglo XVIII en lugar de representación de obras teatrales. Además, si el tiempo acompaña, disfrutar de los 100 kilómetros de playa fluvial o el entorno que rodea al embalse de Iznájar es una magnífica oportunidad para disfrutar de un rato de turismo activo.
Por otro lado, la pequeña villa de Zuheros es uno de los rincones más desconocidos y mágicos de toda la provincia. Enclavado en plena Sierra Subbética, este municipio tiene su origen en las fortificaciones creadas por los soldados musulmanes Banu Himsi en el siglo VIII. Recorrer las rutas circulares que rodean el arrabal musulmán es la mejor manera de conocer el legado que dejaron estos primeros pobladores.
A estos vestigios se unen las ruinas del palacio renacentista del Quinto Señor de la Villa de Zuheros (Juan Fernández de Córdoba), de finales del siglo XVI; la Torre del Homenaje del antiguo castillo, y la Iglesia de la Virgen de los Remedios, mostrando la evolución social de la localidad a lo largo de los siglos. Además, dadas las características del terreno y las rutas habilitadas, es un paseo especialmente indicado para realizar acompañado de tu mascota, a quien sin duda le encantará oler el aire serrano cargado del perfume de los famosos olivares de la comarca.
La tradición ecuestre de la provincia es uno de sus signos más reconocibles, y en La Carlota se encuentra uno de los mejores ejemplos posibles. En sus campos se intercalan los espacios dedicados a la agricultura, la ganadería y los caballos, auténticos protagonistas de estas sendas. Para conocer cómo se ha forjado este vínculo entre equinos y los carloteños, nada mejor que dejarse guiar por 'Entre Toros y Caballos', un proyecto que acerca estos nobles mamíferos a todo aquel que esté interesado.
La ruta, de unos 13 kilómetros, transcurre por el Bosque de Pinedas y se puede realizar tanto a lomos del caballo como en un carro. Gracias a las técnicas de doma que se aplican, los animales están muy acostumbrados al contacto con desconocidos y se adaptan a las necesidades del jinete -ya que no todos los que se apuntan a la ruta han tenido contacto previo con caballos-. Durante la excursión, los grupos se acercan hasta la Yeguada El Sol - con más de dos siglos de historia y vinculada a la familia de los aceites Carbonell-, donde se puede observar el proceso de doma de la mano de los profesionales que gestionan las cuadras.
Los amantes de la historia y de la fantasía tienen su particular Edén en el Castillo de Almodóvar del Río. El inmueble, datado en el siglo VIII, está envuelto en un halo de misterio y belicismo de la época de la Córdoba musulmana. La leyenda cuenta que el fantasma de la princesa Zayda aún ronda los balcones y almenas de la fortaleza. Más reciente es el vínculo entre el castillo y la popular serie Juego de Tronos, ya que el mismo balcón en el que se aparece la princesa permitió a Olenna Tyrell observar la llegada de Jamie Lannister a los dominios de Alto Jardín.
Una gran colección de espadas y objetos de guerra pueblan los pasillos del edificio, haciendo que los más pequeños puedan sentirse como grandes caballeros del medievo. Sin embargo, el gran tesoro con el que cuenta el castillo son las vistas desde sus almenas, en las que se contempla toda la campiña cordobesa. Un paisaje digno de las historias que rodean a este icono eterno de la comarca.
En el río Bembézar es posible observar su curso a vista de pájaro gracias a las tirolinas del Parque Río Secreto Aventura. Este complejo dedicado a la diversión sin límites -hay actividades que se pueden realizar desde los 6 años- aprovecha el entorno natural para disponer una serie de tirolinas, puentes tibetanos o rocódromos que hacen las delicias de grandes y pequeños. La estrella de las atracciones es, sin duda, la Triaction Tower: una torre de escalada de 22 metros de alto de la que parte la tirolina que atraviesa todo el pantano del Bembézar.
Además, para quienes busquen actividades con sensaciones más relajadas, pueden alquilar un kayak con el que surcar las tranquilas aguas del embalse. Lo que está claro es que, en Río Secreto Aventura, el entretenimiento respetuoso con el medioambiente está garantizado.
Rozar las estrellas desde el Guadalquivir
Siguiendo con los entornos acuáticos, en este caso el Guadalquivir, existe la posibilidad de vivir una experiencia casi mística al contemplar el firmamento desde sus aguas. Esto es lo que ofrece TNT Aventura, empresa de turismo activo especializada en actividades náuticas. Los alrededores de Villafranca, son el espacio ideal para poder observar las constelaciones al tiempo que se surcan las aguas del río más importante de Andalucía.
Gracias a las indicaciones de los guías es posible distinguir la Osa Mayor, Orión o Escorpio en los momentos de quietud, antes de volver a bajar los remos al agua y continuar con la travesía fluvial nocturna. El último tramo sobre el kayak lo protagoniza la luz de la luna que baña toda la ribera. Un espectáculo natural ideal para dejar volar la imaginación.
Ruta en bici por la Vía Verde del Aceite
Ya en tierra firme, el antiguo paso del Tren del Aceite se ha convertido en una de las Vías Verdes más visitadas de toda la comunidad autónoma. Ubicado en el corazón del Parque Natural Sierras Subbéticas, el tramo que discurre entre las localidades de Luque, Doña Mencía, Lucena y Cabra, se ha rebautizado como Vía Verde del Aceite, un trayecto ideal para recorrer en bicicleta y disfrutar de un paisaje forrado con olivares.
Si se parte de Doña Mencía, en el medio de la senda, se pueden realizar dos itinerarios: el que va hasta Luque (30 kilómetros); o el que llega a Cabra (13 kilómetros). La tónica habitual son los terrenos llanos y lisos, aunque en algunas ocasiones las piedras se hacen constantes en el camino. La estación otoñal es la más indicada para recorrer este rincón de la Subbética, ya que las altas temperaturas típicas del verano cordobés se templan y facilitan las pedaladas.
En medio del agreste entorno que rodea la localidad de Benamejí, aparece un tramo verde y lleno de vida que se podría considerar como el Amazonas cordobés. Se trata del cauce del Genil, un río en el que durante los meses que abarcan de mayo a septiembre se puede sentir la adrenalina más pura gracias al descenso de aguas bravas.
Con un primer tramo tranquilo y apto para todas las edades, el rafting por el Genil se anima una vez se ha pasado el embarcadero en el que deben apearse de las barcas los menores de 14 años. Ya en la etapa más brava, la tripulación de estas naves de ocho personas -también existe la posibilidad de hacer el descenso de manera individual en canoa- experimentan la velocidad y la tensión propias de este deporte.
Lejos de los productos más típicos del imaginario cordobés como los flamenquines y o el salmorejo, en La Carlota son auténticos maestros del queso fresco. Esta localidad cuenta con una gran tradición ganadera bovina y caprina, por lo que la elaboración de estos quesos frescos es uno de los motores económicos.
Técnicas que respetan el proceso tradicional de elaboración, aunque con alguna ayuda tecnológica, es la constante que comparten las queserías ‘El Molino’, ‘La Chacha Sebastiana’ y ‘Quesos Natalia’. Las dos primeras crean sus quesos frescos a base de la mezcla de leche de vaca y cabra, mientras que en ‘Quesos Natalia’ sus productos están elaborados únicamente con la leche de sus propias cabras.
‘Quesería Calaveruela’
Honrar la tradición y los sabores de la campiña cordobesa es lo que consiguen en ‘Quesería Calaveruela’. Los productos de Juan Naranjo, responsable de la firma, pueblan las cocinas de hasta 13 restaurantes con Soles Guía Repsol y la mismísima familia Obama tuvo la oportunidad de probarlos en su visita a Sevilla.
Los tres tipos de queso (pasta prensada, azul y cuajada láctica), mantequillas, natas y yogures que comercializa la quesería se elaboran con la leche de 700 ovejas que pasta en los campos de Fuente Obejuna. Las cualidades de su leche, más grasa y proteica, unido al proceso tradicional, han convertido a ‘Quesería Calaveruela’ en todo un referente a nivel nacional. De hecho, su puesto en el mercado de La Coronada es uno de los más populares de toda la galería y el punto de interacción constante con los clientes, quienes recogen los consejos de los queseros para acertar en la elección.
Un legado de cuatro generaciones ligadas al pan marcan el día a día de Florencio Villegas, panadero del ‘Horno La Tradición’. Tras recoger el testigo familiar en 2011, este entusiasta del pan ha elevado el nivel de sus elaboraciones hasta trabajar con chefs de la talla de Dani García -para quien elabora los bretzel de ‘Leña’ y ‘Lobito de Mar’ (ambos con 1 Sol Guía Repsol)- o Paco Morales -con quien elaboró la receta de los panes de taifas de ‘Noor’ (3 Soles Guía Repsol)-.
Su horno-panadería se encuentra en la planta baja de su casa de Santa Cruz, sin embargo, es el establecimiento que tiene en el 19 de la Avenida de Manolete de Córdoba el que acumula un mayor número de clientes. Allí se pueden encontrar panes elaborados con diferentes harinas -algunas de ellas procedentes de cereales del Neolítico- en los que cada bocado revelan el buen hacer de las técnicas tradicionales de amasado y horneado. Aparte de pan, durante los fines de semana Villegas se marca retos como focaccias, panettones o xuxos de amaretto que inundan el barrio con un aroma delicioso.
Con más de un siglo de trayectoria a sus espaldas, ‘La Góndola’ es el baluarte de Puente Genil en el tratamiento del membrillo. Aquí elaboran carne y cremas de membrillo al estilo tradicional y solo las envasan bajo pedido, para servirla lo más fresca posible, exportan al extranjero hasta el 40 % de su producción.
Sus dulces productos cuentan con un color diferente en base al proceso de fabricación, siendo la variedad casera la que tiene un tono más rojizo. En cambio, la crema de membrillo -aquella que no tiene grumos ni trozos de fruta- es la más clara de todas, siendo la de calidad primera -la que alberga grumos del corazón de la fruta- la que tiene un color intermedio.
Los ajos, ese producto sempiterno en casi cualquier receta, tienen uno de sus templos productores en Montalbán. En ‘La Abuela Carmen’ son expertos en su cultivo -hasta cuatro variedades- y tratamiento, consiguiendo productos como la pasta de ajo, ajo frito, picado, ahumado, deshidratado o ecológico.
Además, gracias a la petición de un cliente, desde 2013 en esta finca elaboran uno de los productos con mayor repercusión gastronómica en los últimos tiempos: el ajo negro. Para conseguirlo, los empleados de ‘La Abuela Carmen’ maduran los ajos a 70 º C durante 30 días, haciendo que aparezcan nuevos matices. Este producto se ha convertido en uno de los fetiches de numerosas cocinas a la hora de acompañar tostas, carnes y pescados, como los que sirve Rafa García en ‘La Cepa’, su taberna gastronómica de La Rambla.
Glamping ‘La Dehesa’
¿Qué mejor forma de olvidar la rutina y estrés que abrazar la campiña cordobesa en una cabaña? Esa paz propia del campo y los olivares se ofrece en el glamping ‘La Dehesa’, un conjunto de seis cabañas elevadas a cinco metros del suelo ubicado en Adamuz. Aquí se combina la rusticidad con el lujo y los servicios que se pueden encontrar en cualquier hotel-boutique.
En las tiendas de 115 m2 -de estilo safari- los huéspedes disponen de todo lo necesario para disfrutar de la escapada con elementos como una pequeña bodega, un telescopio o piscina privada. Además, cada mañana el equipo del glamping prepara un desayuno con los mejores productos de la zona entre los que se cuentan aceite de oliva Nevadillo Negro (DOP Montoro Adamuz), jamón ibérico de la D.O. Los Pedroches, pan de pueblo, mermeladas y zumo natural.
En cuanto al entorno, la disposición de las cabañas está pensada para que los visitantes no vean su intimidad perturbada por los vecinos ni otros elementos humanos, ya que los únicos vehículos autorizados son los propios boggies eléctricos del complejo. Aquí solo resuenan los cantos de los pájaros y, si tienes suerte, podrás ver algún lince ibérico, ya que por ‘La Dehesa’ pasan algunos de los corredores más transitados por esta especie.
El astroturismo se ha convertido en uno de los grandes atractivos de los Llanos de Espiel y el Valle de los Pedroches. El motivo: las condiciones propias de Sierra Morena, considerada como la reserva Starlight más grande del mundo después del desierto de Atacama.
Por un lado, el fácil acceso y el acondicionamiento del parking de los Llanos de Espiel -también conocido como Llanos de la Nava- hace que sea el destino predilecto para contemplar el firmamento durante las noches despejadas. Por otro, en el Valle de los Pedroches han proliferado los alojamientos rurales en los que se ofertan diferentes paquetes y experiencias relacionadas con la observación de cuerpos celestes, por lo que es habitual que familias y grupos de amigos aficionados a la astronomía decidan hospedarse en la zona para realizar una escapada.