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El gran rosetón de la iglesia abacial de Calatrava La Nueva, abierto al cielo como un enigmático y ancestral telescopio, ha fascinado a gentes de todas las épocas. Umberto Eco afirmó que este monumento es “uno de los lugares más bellos del mundo” y Peter Walter, productor en España de la serie Juego de Tronos, lo definió como un lugar "fantástico, mágico", "lo que solemos buscar", "espacios sin demasiadas cicatrices de la civilización moderna”.
“La visita de los productores de Juego de Tronos en busca de posibles escenarios para la serie contribuyó a popularizar el monumento en toda España y, aunque finalmente no pudimos ver cumplido ese sueño, la mera noticia multiplicó el número de visitantes”, señala el alcalde de Aldea del Rey, Luis María Sánchez Ciudad.
Mientras habla, una pareja de jóvenes se fotografía frente a la mole de la ciudadela. Vienen de La Carolina, Jaén, y hacen el viaje hasta aquí, de una hora y cuarto en coche, siempre que pueden. “Nos encanta este sitio y sentarnos a mirar el juego de la luz sobre las murallas. Nos transporta a otro tiempo. Siempre que venimos descubrimos cosas nuevas”, señalan.
Solo el ascenso a la fortaleza, de las más inexpugnables de Europa en el siglo XIII, es toda una aventura. Desde la carretera CR-504 se accede al sinuoso camino que rodea en espiral la elevación. Al pie, la silueta de Don Quijote, una antigua manufactura en forja, recibe al viajero como una promesa de aventuras caballerescas. “Se instaló hace décadas. Se suponía que era un reclamo provisional pero ahí sigue, casi como seña de identidad de Aldea del Rey”, recuerda el alcalde.
El trayecto puede atemorizar a los corazones más impresionables con sus recodos asomados a vertiginosos abismos. Desde la altura acechan al visitante las ciclópeas murallas concéntricas, cimentadas en la roca, que protegen el núcleo de uno de los centros de poder más importantes de la Baja Edad Media en el sur peninsular.
De hecho, hay expertos que la encuentran similar al Crac de los Caballeros, en Siria, la fabulosa fortaleza de los cruzados del Hospital de San Juan de Jerusalén, declarada Patrimonio de la Humanidad.
El viajero está a punto de penetrar en la sede de la poderosa Orden de Calatrava, una comunidad de monjes y soldados de élite fundada en 1158 por Raimundo de Fitero y su amigo, el fraile aventurero Diego Velázquez. Estos caballeros se ofrecieron, como si de una loca apuesta se tratase, a contener el empuje sarraceno (o musulmán) a las puertas de la ciudad de Calatrava, a unos 50 kilómetros de aquí, en Carrión, a orillas del Guadiana.
Antes lo habían intentado sin éxito los legendarios templarios y tomar su testigo parecía misión suicida. Pero los valientes calatravos lo consiguieron, dejando con dos palmos de narices a los incrédulos nobles de Sancho III, que antes de su victoria no daban por ellos ni medio maravedí.
A principios del siglo XIII era esta una de las fronteras más peligrosas de la Cristiandad, un brutal Far West en código medieval. Y aquí, en la cumbre de una de las montañas más desoladas de esta infinita tierra de nadie, sentó la Orden sus reales en 1217 tras abandonar su primer refugio de Carrión, que pasó a llamarse así Calatrava La Vieja.
“Precisamente este año se cumple el 800 aniversario del traslado de la orden a Calatrava La Nueva, y para celebrarlo el consistorio ha preparado numerosas actividades, charlas y conferencias que se prolongarán todo el año”, subraya el alcalde mientras el viajero prosigue su ascenso.
En el cerro frontero se divisan las ruinas de otro castillo de la Orden, Salvatierra, escenario de un épico asedio almohade. Aún pueden verse sus restos, un fantasmal muro abandonado al horizonte como una ensoñación romántica, quién sabe si guardando el misterio de ese pasadizo secreto que conduciría a Calatrava La Nueva, según apuntan las leyendas que refieren los lugareños.
El culebrón de la saga de Juego de Tronos palidece ante la complicada y maquiavélica red de intrigas que llegaron a tejer los caballeros calatravos en continua lucha con los monarcas castellanos pero también entre sí mismos: frailes, caballeros y maestres (autoridades supremas de la orden).
Con la acumulación de riquezas, el viejo ideal calatravo fue cayendo en el olvido y los grandes maestres se acomodaron en su fastuoso palacio de Almagro, al tiempo que otra gran dignidad de la orden, el clavero o lugarteniente de la guardia lo hacía en Aldea del Rey, en el Palacio de la Clavería, que ahora el Ayuntamiento está rehabilitando como centro cultural y hospedería (aunque lleva en obras varios años y no se permite la entrada al público).
El interior de esta gran casa solariega, que aún necesita de reformas, conserva la estructura y elementos tradicionales de las viviendas de los hidalgos manchegos y no cuesta trabajo imaginarse en ella a don Alonso Quijano, abandonado a las quimeras de sus libros de caballerías.
Los poderosos monjes-soldados, que fueron adquiriendo encomiendas y regalías de las monarquías en pago a sus servicios de guerra, llegaron a convertir Calatrava La Nueva en una ciudad-estado que decidía sobre la vida y la muerte en sus dominios.
Con estos precedentes, el conjunto arqueológico del sacro convento y castillo de Calatrava La Nueva se erige como un parque temático de la vida en la Edad Media. Emilio, uno de los encargados de la entrada, recomienda aprovechar el servicio de guía disponible los fines de semana, que introduce al viajero plenamente en aquel escenario y explica todos los detalles del recorrido.
Esta fortaleza, dotada con la más avanzada tecnología de la época para resistir todo tipo de asedios, rezuma testosterona medieval, crueldad y sobriedad. Pero el visitante no se encuentra únicamente ante una fortificación. Es una auténtica ciudad que protegía entre sus murallas a una población al servicio feudal de monjes y soldados. Las vistas desde las almenas del antiguo paso de Andalucía hasta Sierra Morena y la soberbia iglesia cisterciense cuyo rosetón proyecta una luz medieval siguen transportando al visitante a aquella época, en la que los caballeros calatravos cambiaron la historia de España y, quizás, la de Europa.
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