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Cruzar el Puente Internacional que sortea el río Miño es uno de los grandes chutes de energía del peregrino que recorre el Camino Portugués. ¡Estamos ya en tierras gallegas y Santiago está más cerca! Tui es nuestro punto de arranque en este viaje, con sus callejuelas medievales, su catedral gótica -la primera de este estilo en la Península- y un convento en el que triunfan los pececitos de almendra y los coquitos. Aunque el Camino Portugués oficial continúa por el interior, hemos apostado por desviarnos por la alternativa de la Costa. El oleaje del Atlántico va dando impulso al caminante desde A Guarda hasta Baiona, donde arribó la carabela La Niña a su regreso del Nuevo Mundo.
Nuestro segundo tramo va a tener la ensenada de San Simón como compañera permanente, con el espectacular Puente de Rande y la isla de San Simón (con su hermana pequeña San Antón) como coprotagonistas. En Redondela -con su lonxa de Cesantes- y Arcade nos damos un buen homenaje a base de chocos, ostras, navajas y almejas de la Ría de Vigo y de las cercanas Islas Cíes. Cruzaremos puentes con historia propia, como el de Ramallosa o el de Sampaio. Y por un puente entraremos a Pontevedra, la ciudad de los peatones donde nos encontraremos con La Peregrina.
Y tras el mar y la ría, el agua de los arroyos y los ríos (Gándara, Barosa, Umia, Sar, Ulla...) nos introducen en las profundidad de los bosques gallegos, con el rumor de los duendes colándose entre los helechos. En el tercer tramo de nuestro Camino Portugués te proponemos varias escapadas para refrescarse en las fervenzas (cascadas) de Barosa y Segade (en Caldas de Reis). Justo antes de nuestra llegada a Santiago, en Padrón descubriremos el pedrón en el que la leyenda cuenta que amarraron la barca donde trajeron desde Palestina los restos del apóstol y el monte donde predicó en vida.
En el Camino a Santiago no solo se llena uno la memoria con bonitas experiencias, sino que el peregrino también puede llevarse una excelente experiencia gastronómica. En las cartas de los restaurantes, taperías y tascas del Camino Portugués no fallan las lustrosas raciones de pulpo a la gallega, los pimientos de Padrón o las empanadas de millo. Y en temporada, hay que darse un homenaje con zamburiñas, ostras, almejas, chocos y navajas.
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