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José Manuel Suárez Fuentes es el creador del descenso por el río Órbigo. Confeso apasionado del Sella, un día imaginó replicar esta experiencia en León a través de su empresa 'Difereventos'. Y, diez años después, su idea ha sido galardonada como la mejor “actividad sostenible y con encanto”, una cualidad que define a la perfección este precioso paseo entre alisos y libélulas.
Además, esta distinción reconoce la contribución de la iniciativa al desarrollo socioeconómico de la zona en base a los recursos naturales y su preservación del entorno medioambiental. Como reflexiona José Manuel, “hace muchos años que se dio la espalda al río”. Según recuerda, con la aparición de las piscinas, los niños que en su día se bañaban en el río como él, no volvieron a prestarle atención. Y décadas después ha logrado que uno de los comentarios más repetidos por los participantes sea el de: “No sabíamos lo bonito que era y lo teníamos aquí al lado”.
Lo cierto es que el paseo respetuoso con el medio ambiente reúne las tres ‘B’: bueno, bonito y barato. Y también las tres ‘V’: Veguellina, Villoria y Villamediana. Estas son las tres localidades leonesas por las que discurre el descenso.
La experiencia comienza en Veguellina. Allí, junto al camping Alkamping, se sitúa el punto de encuentro. Uno a uno, los participantes que previamente han hecho su reserva por teléfono o vía online se personan en la recepción. “Hola, somos del grupo de Raquel”, se presenta Isabel, leonesa de 42 años. Es la cuarta o quinta vez que lo realiza: “Todos los años venimos porque tiene mucha agua, mucho verde y es más bonito que otros del entorno”, resume.
En este numeroso grupo de amigos también se encuentran las hermanas Irene, de 6 años, y Claudia, de 7 años “y medio”, como puntualiza la joven palista. Son las más pequeñas de la jornada, pero tampoco es su primera vez puesto que el año anterior ya realizaron el descenso. Cuesta encontrar asistentes primerizos, un hecho que pone en evidencia la satisfacción de quienes ya lo han disfrutado y repiten cada verano.
El descenso está indicado para personas de entre 4 y 70 años, edades fijadas por las aseguradoras, pero no hay más requisitos. Si bien es recomendable saber nadar, no es imprescindible ya que todos los participantes van protegidos con un chaleco salvavidas. El kit se completa con un kayak, un remo y un bidón estanco para guardar objetos personales, un pequeño recipiente indispensable para evitar que otro iPhone 14 acabe sumergido en el fondo del río sin que el seguro se haga cargo de su naufragio.
Una vez equipados, los intrépidos piragüistas cruzan a pie un pequeño puente para llegar a la playa pedregosa donde esperan las canoas azules. En ellas se puede leer una pequeña inscripción que dice New Togo, canoas del Sella. Hay dobles y triples, ya que las individuales suelen estar reservadas para los monitores titulados que en todo momento acompañan al grupo. Dos de ellos, Javier y Raúl, ofrecen una pequeña charla técnica antes de comenzar la aventura por el río Órbigo.
La limpieza del agua, el frescor y la tranquilidad son algunas de las primeras características de la inmersión. El tramo está conformado por nueve kilómetros, aunque la distancia puede ser mayor en función de la trayectoria más lineal o zigzagueante de cada uno. Además, sorprende la existencia de pequeños y divertidos rápidos en los que coger más velocidad y subir el nivel de adrenalina.
Tras recorrer los primeros kilómetros, llega el tiempo de asueto en Villoria. Allí se encuentra una presa artificial con una pequeña cascada. Además, justo al lado, un árbol nace de entre las rocas en horizontal para hacer las delicias de los más aventureros. El tronco, además de una liana, sirven de trampolín para originales zambullidas en una estampa que recuerda escenas estivales de antaño.
En esta parada, la única de todo el trayecto, también se encuentra la piscina fluvial de Villoria, un magnífico espacio verde y sombreado con un chiringuito donde reponer fuerzas durante veinte o treinta minutos antes de volver a embarcar.
Por el propio paleo, así como por los momentos de embarque y desembarque, resulta inevitable no salpicarse ligeramente, de ahí que se recomiende llevar traje de baño o ropa que se pueda mojar, además de chanclas cerradas u otras de mayor sujeción que la corriente no pueda arrastrar. No obstante, las canoas están diseñadas para no volcar exceptuando a aquellos que "se pongan de pie o hagan mucho el bestia”.
Aunque si se diera el caso, no se correría ningún riesgo. “En las zonas de gran profundidad, el agua está muy remansada y en la combinación de curvas y rápidos, el nivel cubre por la cintura de un adulto”, tranquiliza José Manuel. El caudal es suficiente para ser navegable y además está regulado por el pantano del embalse de Barrios de Luna, por lo que su nivel es el idóneo para esta práctica, “lo justo para ser divertido, pero sin llegar a ser arriesgado”.
El billete de nuestro viaje termina en Villamediana. Nutrias, truchas, visones y libélulas azules son algunos de los animales que pueden acompañarnos en esta idílica ruta, en la que con suerte también se observan garzas pescando y “mamás pato” con sus crías paseando entre una tupida alfombra de algas en floración.
Una vez llegados al final del trayecto, no toca deshacer el camino con la piragua. La empresa 'Difereventos' posee diferentes furgonetas y autobuses que recogen a los participantes al término del descenso y los trasladan hasta el punto inicial de partida. Durante el recorrido sobre ruedas, también se puede disfrutar del paisaje urbano que baña el río Órbigo, con sus plantaciones de lúpulo y las vecinas jugando la partida a la puerta de sus casas.
Antonio, de 44 años, reconoce que le encanta la experiencia. “Me parece superdivertida, está cerca de León, es apta tanto para adultos como para niños pequeños y haces deporte”. Como él concluye, “es un descenso que no tiene nada que envidiar a otros”.
INFORMACIÓN PRÁCTICA: El descenso del río Órbigo solo se realiza entre los meses de junio y septiembre. El precio es de 20 euros y es necesario reservar con antelación a través de la página web o en el teléfono 620 820 704.
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