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Empezamos por todo lo alto: el Parque Nacional del Teide es la cima del país y visitarlo, un recuerdo para siempre. El contraste de su paisaje es brutal desde el principio de la ascensión que evoluciona desde un mar de pinos a la aridez total, y las caprichosas formaciones de los Roques de García sorprenden a los visitantes. Se puede subir caminando o en teleférico y contemplar ese mar de nubes que ofrece el Mirador del Pico Viejo, pero también hay otras opciones para quienes el viento o las piernas no se lo permitan: el Mirador de las Narices y el Mirador de la Chaorra, por ejemplo, son lugares mágicos donde ver caer el Sol antes de disponerse a mirar las estrellas.
Muy cerca del pico Teide, en su falda, se encuentra el pueblo de Vilaflor de la Chasna: pasear entre pinos de más de 700 años, comer bien en ‘Los Cipreses’ (Francisco Ortuño, 6) o ‘Los Cazadores’ (Santa Catalina, 6) y hacer alguna compra en ‘Artesanía La Roseta’ (Castaños, 10) son algunos de los planes que ofrece esta localidad, una de las tres que hay en la isla sin litoral. ¡Y todo en la misma isla que Santa Cruz de Tenerife, ciudad anfitriona de la Gala Soles Guía Repsol 2025!
Alicante ha sido elegida la Capital Española de la Gastronomía este 2025 y, además de comérnosla a través de sus Soles y Soletes, a su alrededor se pueden hacer tantas cosas distintas que quizá no sea suficiente con una sola escapada. A menos de una hora de la ciudad, el Ayuntamiento de Alcoy lleva desde el 2000 organizando avistamientos de buitres en Serra Mariola. Además del atractivo que tiene por sí mismo recorrer caminando, por ejemplo, el Barranco del Cint, los que se animen aprenderán cosas que seguramente no sabían acerca del animal carroñero por excelencia, por ejemplo, que son monógamos, que viven hasta 50 años y que el 90% de los que hay en Europa se encuentran en la Península Ibérica. Para un viaje más monumental, Guía Repsol recomienda visitar el pueblo de Villena, que cuenta con todos los ítems de una visita de día: un castillo del siglo X, un teatro de principios del siglo XX y, sobre todo, un verdadero tesoro de 3.000 años de antigüedad.
La Costa Brava siempre es un destino destacado pero aún es más apetecible si hay un plan distinto de por medio, por ejemplo, circunnavegar las Islas Medas y el Macizo de Montgrí en el barca de Quim Farró. Se llama Núria, la construyó su abuelo en 1942 y a bordo también suele ir Ángeles, marinera sevillana aspirante a patrón de barco. Cada día, una veintena de personas salen del puerto de L’Estartit y surcan la cala de Ferriol y las Tres Cuevas, además del plato fuertede la excursión: el paso por la Roca Foradada, mayor túnel natural de la costa de Cataluña. Otra opción para el buen tiempo es pasar el día en la calas de Calella de Palafrugell: comer en ‘La Blava’ de la Playa de Port Bo, en el centro de Calella, tomar el sol en La Plageta o bucear en la Playa de Sant Roc son algunos de los placeres reservados para los que de verdad conocen uno de los pueblos marineros más icónicos del Baix Empordà.
Este 2025 Jaén cumple 1.200 años de su capitalidad y visitarla puede ser una maravillosa manera de celebrarlo. Una vez allí merece la pena, por belleza y curiosidad, dedicar una mañana a recorrer la Catedral de la Asunción. La construcción abalconada, que se inició en 1540, inspiró algún que otro templo en Latinoamérica; la Santa Faz que se puede visitar en El Camarín es considerado uno de los rostros más antiguos de Cristo, y los tubos de su gran órgano se utilizaron en la Guerra Civil para simular artillería.
Tras el arte y la historia, puede apetecer un plan al aire libre sin salir de la provincia, por ejemplo una ruta en bici por la Sierra de Cazorla. El recorrido propuesto por Guía Repsol a lo largo del sendero GR-247 arranca en el pueblo de La Iruela y su vista bipolar de paisaje de montaña y olivares y, tras un camino arbolado de aguas turquesas y rocas que parecen esculpidas, la ruta termina donde el Borosa confluye con el Guadalquivir. Y, para terminar la excursión: una rica trucha en ‘Los Monteros’ en la Loma de María Ángela.
Tras las grandes nevadas se abre todo un mundo para la vida en la montaña que va más allá del esquí y el snowbard. Caminar entre los robles y hayas cubiertos de blanco, siguiendo las huellas del pasado glaciar de la Cordillera Cantábrica es un placer, y llegar hasta Fuente Dé con nieve, un pequeño esfuerzo de los que traen recompensa. Además, se puede atravesar en teleférico el corazón de los Picos de Europa y, como solo se puede descansar tras un día de caminata en pleno invierno, dormir en el Hotel-Refugio de Áliva, construido en 1916.
Para volver aún más relajados de la incursión a la montaña cántabra, habrá quien se haga un regalo acudiendo al balneario de La Hermida. Gracias a la referencia de un monje benedictino del Monasterio de Liébana, se sabe que al menos desde 1750 ya había una primitiva casa de baños aquí y se entiende fácil: en pocos lugares uno se puede sumergir en aguas del interior profundo de la tierra, a entre 60 y 70 grados, mientras contempla los impresionantes cortados de semejante desfiladero.
Los nuevos pueblos más bonitos de España del 2024 fueron Llerena en Badajoz, Jerez de los Caballeros en Ciudad Real, Berlanga de Duero en Soria, Poza de la Sal, en Burgos, y La Fresneda y Linares de Mora, estos últimos en la provincia de Teruel. La plaza mayor triangular, el ayuntamiento gótico renacentista y las viviendas del siglo XVI de La Fresneda son algunos de los atractivos de la ruta por la comarca del Matarraña y, cerca de Linares de Mora, dentro también de la asociación Pueblos Mágicos de España, se encuentra Mora de Rubielos y Rubielos de Mora, dos villas hermanas en plena sierra de Gúdar que también tienen una visita curiosa. Y para quien ya haya tenido suficientes pueblos bonitos de Teruel en este viaje, la excursión a la Sima de San Pedro en Oliete le mostrará, además de la íntima orilla del Martín y su bella chopera, un dolina kárstica que simula los cenotes del Yucatán mexicano.
Este 2025 es un buen año como otro cualquiera para visitar la isla bonita, y una vez allí muchos visitarán el volcán de Cumbre Vieja, con su última erupción aún reciente, en septiembre de 2021. Para acceder al Parque Natural hace falta ir acompañado de un guía y el recorrido está delimitado por una hilera de piedras. Así, los visitantes se llegan a aproximar hasta a 150 metros del cono volcánico y desde ahí, contemplan, por ejemplo, la impresionante colada que llega hasta el mar y los pinos supervivientes.
Aunque la vista que ofrece el mirador de Tajuya será una de las más recordadas, existen otros muchos miradores de carretera en La Palma para observar diferentes paisajes: desde El Serradero se yerguen los escarpados acantilados de la Villa de Garafía, para deleitarse con el frondoso Barranco de San Juan hay que ir al mirador de El Tendal y desde el Mirador del Time, en días despejados se alcanza a ver la isla de El Hierro.
Los que este año tengan la fortuna de pasar una mañana de jueves libre en Sevilla, deberán darse un paseo por los alrededores de la calle Feria: desayunar un dulce artesano en ‘Mehl’ (Joaquín Costa, 10), perderse por los puestos de un mercadillo al aire libre en el que se compra y se vende de todo, pedir vermú y una tapa de caracoles en ‘El Vizcaíno’ (Feria, 27) son solo algunos de los planes que ofrece las inmediaciones de esta vía antes de la hora de comer. Visitar el Palacio de los Marqueses de Algaba o la iglesia de San Juan de la Palma puede abrir el apetito antes de comer rico en 'Fatouch' (Feria, 33), uno de los Soletes Guía Repsol en el centro de Sevilla o darse un homenaje en ‘Lalola’ de Javi Abascal (1 Sol Guía Repsol). Los libros de ‘Baena’ (Feria, 26) las flores de ‘Orangerie’ (Correduría, 5) y la ropa de segunda mano de ‘Antro Vintage’ (Feria, 45) pueden ser un buen final de día.
Sin embargo, si aún quedan ganas de petear Sevilla con criterio, podrían dirigirse al barrio del Porvenir, que tiene la célebre Plaza de España, pero mucho más, como el Parque de María Luisa, hasta 1893, los jardines privados del Palacio de San Telmo; o darse un capricho en ‘La Mansa’ (O'Donell, 26), una tienda especializada en artesanía de pequeñas comunidades latinoamericanas. Además, es el barrio que acoge el restaurante ‘Sobretablas’ (1 Sol Guía Repsol) desde su apertura en 2018.
Las piscinas naturales de Arenas de San Pedro, en la provincia Ávila, conforman uno de los atractivos más conocidos de esta puertas de entrada al Parque Regional de Gredos desde Toledo: caminar bajo la sombra de los pinos, saltar de roca en roca y sumergirse en el agua helada es un imprescindible para muchos cuando llega el buen tiempo y también se puede cumplir el ritual sin salir de la zona en las pozas del río Arenal o en el Charco Verde de Guisando.
Aunque a principios de año todo esto suene lejos, seguro que habrá un momento en el que el calor sea insoportable y para entonces, las Cuevas del Águila ofrecen, además del espectáculo que constituyen en sí mismas, unos refrescantes 17 grados durante todo el año. El helado, por ejemplo, de Piorno de Gredos de ‘La Heladería Artesana’ (Triste Condesa, 8) o alguno de los vinos de ‘Sabor Alegre’ (Plaza de las Monjas Agustinas, 5)-ambos Soletes Guía Repsol en Arenas de San Pedro- ayudarán a refrescarse también por dentro.
Y seguimos de baños por el interior peninsular, pero en este caso, también calientes. Un día en la villa termal de Arnedillo en La Rioja puede cundir más que en algunas ciudades de mayor tamaño por sus aguas minero medicinales a más de 50º, sí, pero también por el fresco río del Cidacos, las cuevas del Ajedrezado o el Mirador del Buitre. Tras aprender cómo vivían los eremitas cristianos en la Edad Media y avistar unos cuantos buitres, toca sentarse a la mesa de ‘La Pista’ (Avenida de Cidacos, 32), donde se puede comer entre otras muchas propuestas, unos tomates literalmente de concurso. Para exprimir la zona al máximo, se puede volver al río pero esta vez por su orilla, en una ruta en bici por el camino natural Vía Verde del Cidacos. La antigua vía de tren marca un recorrido en el que La Rioja se pone guapa, con bosques húmedos, cárcavas propias de un desierto y huertos idílicos.
Quizá uno de los paisajes más bellos y desconocidos de la península sea la comarca de Las Villuercas, en Cáceres, y para verla desde arriba conviene subir a la fortaleza de Cabañas del Castillo: las dehesas de castaños y alcornoques se combinan con los agrestes desfiladeros hasta compensar la subida, que es corta pero algo cerrada. Y al bajar, espera el buen potaje asturmeño en ‘Casa Terrona’ (Peña Buitrera, 51) Quien se deje caer por los llamados apalaches extremeños en otoño, tendría también que recorrer el Bosque de Castaños de Calabazas de Castañar de Ibor: en 8 kilómetros se agrupan 17 árboles singulares entre los que destaca El Postuero, un castaño de 700 años. La Chorrera de Calabazas, que para primavera se encuentra en su mejor momento, marca el final de esta senda.
También hay espacio para el turismo activo en los destinos típicamente playeros y un ejemplo es la variedad de rutas de senderismo en el interior de Mallorca. Varias acaban en pequeños templos que no demasiados conocen, como la que va de Caimari al Monasterio del Lluc o, la de Pollença hasta el Santuario del Puig de María. La primera transcurre entre el espesor de la Sierra de Tramuntana y el final de la segunda ofrece uno de los amaneceres más bonitos de la isla.
Si hablamos de atardeceres, uno de los rincones clave es la playa de Es Terrer, en Sant Elm, con los últimos rayos ocultándose tras la isla de la Dragonera justo enfrente. Es Terrer es una de las calas solitarias en Mallorca donde echarse al sol y zambullirse en el mar sin haber peleado previamente por unos centímetros donde colocar la toalla; Cala Delta en Llucmayor, Cala Egos en Andratx o Cala S’Almunia en Santanyí continúan dibujando en la mayor de las Baleares la ruta del baño sin agobios.
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