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Ana (Clara Lago), una abogada madrileña, descubre que su padre no fue quién dijo ser. Para intentar descubrir la verdad, se instala en un pequeño pueblo gallego. Ana pronto entrará en contacto con Daniel (Tamar Novas), líder del clan de los Padín, la banda familiar que maneja el narcotráfico en la zona y que está acechada por la policía.
Esta es la premisa de Clanes, la nueva serie de narcos con la que Netflix quiere que nos quedemos pegados a la pantalla. Creada por el ganador del Goya Jorge Guerricaechevarría, se trata de un thriller de alto voltaje inspirado en historias reales del crimen organizado en Galicia. Ahí se ambienta el grueso de esta producción de Vaca Films, compañía detrás de éxitos como Celda 211, El Niño o La Unidad.
Emma Lustres, productora de la serie en Vaca, nos comenta que las localizaciones de la serie tienen mucho de auténtico y ya iban marcadas desde el guión: “Íbamos colocando las secuencias en sitios concretos que ya conocíamos porque, en este caso, había un trabajo de documentación previo en el que el guionista y yo nos reunimos con narcotraficantes, policías, jueces, fiscales, periodistas, jefes de prensa de ayuntamientos y alcaldes”. Todo para saber dónde rodar fielmente Clanes.
Las principales localizaciones de la serie están en la zona de las Rías Baixas, una de las más conocidas y espectaculares de Galicia. En concreto, Clanes se rodó en la emblemática Ría de Arousa, en cuyas aguas se produjeron las adrenalínicas persecuciones en lancha de la serie, donde se encuentran las icónicas bateas de mejillón, esas decenas de estructuras que vemos en la intro y en varios episodios.
Según Lustres, la de Arousa “es la ría más bonita de Galicia, sin duda”. “Es una ría preciosa, con algunas islas que visualmente parecen del Caribe, y luego está salpicada de un montón de pueblecitos distintos” que, explica la productora, “siguen manteniendo ese carácter auténtico”.
Para el equipo responsable de Clanes era importante que se produjera ahí esta oscura historia del crimen organizado. Creando “un contraste” para que “en un sitio tan agradable y tan idílico esté pasando una historia tan truculenta”, comenta Lustres, buscaban destacar que el narcotráfico se muestra de una forma mucho más disimulada que en el pasado. Esa es la razón por la que se ubican en toda esta zona las localizaciones para las cargas y descargas de las lanchas (Illa de Arousa y Vilanova de Arousa) o donde se colocó el desguace que tienen los Padín como centro de operaciones (Vilagarcía de Arousa).
El pueblo central del argumento de la serie, al que se muda Ana en el primer episodio, es Cambados, uno de los centros neurálgicos de las Rías Baixas y conocido por ser la capital de uno de los vinos más populares de España: el Albariño. Clanes nos permite ver el fantástico perfil de este municipio costero de la comarca del Salnés, en Pontevedra.
Con puerto pero sin playa, Lustres describe Cambados como “un pueblo más señorial que el resto de la zona, con más pazo” y asegura que el hecho de que no tenga playa “tiene su parte positiva porque ha crecido de otra manera urbanísticamente”. Un crecimiento más ordenado y menos explosivo, en el que predomina la piedra, sobre el que la productora destaca su arquitectura: “Si tú eres de fuera y llegas a la zona posiblemente te parezca el más bonito, arquitectónicamente hablando”.
A lo largo de los siete capítulos de la serie podemos ver varios detalles del centro de Cambados (en el capítulo 1 y 2, por ejemplo) o de la zona de su puerto, donde es fácil localizar al personaje de Clara Lago corriendo o encontrándose con el de Tamar Novas. Algunos también podrán identificar a ambos en el Puente de la Torre de San Sadurniño.
Pero no todo lo que vemos en el pueblo se rodó realmente en Cambados. Una parte de la serie que corresponde a Cambados se rodó realmente en Malpica de Bergantiños (A Coruña), donde el equipo de la serie encontró un enclave más tranquilo para ubicar el bar, donde trabajan los personajes de María Pujalte y Melania Cruz. De Malpica vemos también su puerto e incluso se puede entrever la escultura “Balea” en alguna carrera.
En la provincia de A Coruña también podemos encontrar otras localizaciones llamativas de Clanes. La impresionante casa con vistas que pertenece al personaje de Daniel se encuentra en Bergondo, mientras que cuando los dos protagonistas viajan hasta Leixões (Portugal) en realidad están en el puerto de Oza, que pertenece al propio municipio de A Coruña. La carrera de coches del episodio 1 se rodó en Laracha (monte Carboeiro).
Pero con las localizaciones de Clanes no solo disfrutamos de Galicia. A lo largo de los episodios, los personajes creados por Jorge Guerricaechevarría viajan a lo largo de la Península Ibérica con bastante frecuencia. Ana, de hecho, vive en Madrid al principio de la historia. En varias secuencias vemos detalles de la capital, con sus 4 torres (CTBA) y el Metro de Callao en Gran Vïa en una visita de los narcos (capítulo 2).
Además, en la serie podemos seguir los viajes de los personajes y visitar el aeropuerto de Málaga y alguna zona de Marbella (capítulo 5) o también todo lo que sucede en Algeciras y Gibraltar, de la cual se puede observar su peñón con mucha claridad en los tejemanejes del patriarca de los Padín en el episodio 3 de la serie.
La serie viaja incluso fuera de España: por cercanía nos damos un pequeño paseo ocular por la portuguesa Oporto (capítulo 3) pero también podemos viajar mucho más lejos: el equipo capitaneado por Vaca Film se desplazó hasta Dakar, en Senegal (capítulo 5) para rodar algunas secuencias.
Así se compone la extensa ruta de las localizaciones principales de Clanes, una tensa historia en la que Galicia se convierte en un personaje más para mezclar romance, violencia y cuentas pendientes por resolver. Todo el mundo podrá disfrutarla a partir del 21 de junio en Netflix.