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Son pocos los palacetes y chalets que quedan en pie en lo que antaño fue una de las zonas residenciales más representativas de la Villa de Bilbao. Hoy, el paseo del Campo Volantín, que recorre la ribera de la Ría desde el Ayuntamiento hasta el puente de La Salve, donde deja justo enfrente al Museo Guggenheim, es zona de edificios residenciales y hoteles. Por eso, llama más la atención la presencia, justo en el extremo que enfrenta a la genial idea arquitectónica de Frank Gehry, del Palacio de Olabarri, uno de esos vestigios de un pasado glorioso, construido en el siglo XIX como residencia del empresario José María Olabarri y hoy perfectamente mantenido como sede de la Autoridad Portuaria de Bilbao. Y, al menos durante una temporada, como oficina desde la que "se acerca el invierno".
En efecto. Sirva una frase tan invernal y emblemática de la saga para introducir a la productora de la serie de la cadena americana HBO Juego de Tronos. Porque con un plantel cercano a las 50 personas y dirigidos por Duncan Muggoch y Peter Welter, el equipo de producción de la fantasía medieval ideada por el escritor George R.R. Martin ha asentado su lugar de trabajo en el Palacio. Y desde allí dirigirán las operaciones que en las próximas semanas centrarán en la costa del País Vasco la grabación de varios capítulos de la séptima temporada de la serie más premiada en la historia de los Emmy, galardones que ensalzan lo mejor de la industria televisiva norteamericana.
No es ajena la geografía española a servir de decorado a las andanzas de las familias nobles y dinastías que forman los Siete Reinos que pueblan el continente de Poniente, ya que Andalucía, Cataluña, Navarra o Guadalajara han dado forma a ciudades o castillos y fortalezas ya literariamente míticos. Pero sí es la primera vez que recala en esta parte de la cornisa cantábrica. Con tres destinos principales: Barrika y San Juan de Gaztelugatxe (Bermeo), en Vizcaya, y Zumaia en Guipúzcoa.
A 25 kilómetros de Bilbao, entre los más conocidos municipios de Sopela (antes Sopelana) y Plentzia, la anteiglesia de Barrika es una pequeña localidad de 1.500 habitantes, considerada una de las poblaciones más antiguas de Vizcaya, que tiene como principal referente el mar. Algo más de 6 kilómetros de costa alberga acantilados y tres playas, Barrika, Meñakoz y Muriola, más salvajes y de acceso más complicado que las de los municipios colindantes, pero muy queridas por surfistas, nudistas y la juventud (y no tan juventud) más bohemia de la zona. Precisamente es esta última playa, la preciosa y pequeña cala de Muriola, también conocida como La Cantera, la que servirá de plató natural para alguno de los pasajes de la nueva temporada.
Más allá de la contratación de personal de vigilancia de las zonas acotadas para el rodaje, cuya selección ya se llevó a cabo a primeros de septiembre en el ayuntamiento, la corporación y los vecinos no saben aún si será necesaria la presencia de extras, pero algunos establecimientos de la zona estarán encantados de recibir a quienes quieran reconocer de primera mano el terreno que posteriormente verán en sus pantallas. Como el restaurante 'Milagros', que además de cafetería, sushi bar y una espléndida y verde terraza, ofrece una carta con productos de temporada, combinando mar y montaña y especializándose en cocina de fusión asiática y latinoamericana moderna. El menú degustación incluye propuestas como el ceviche con espuma de almendras y huitlacoche, tamal de gambas y navajas, tataki de salmón con aire de soja y citronela y entraña con verdes y papines confitados, dentro de una carta amplia y contundente.
A escasa distancia, una de las terrazas más famosas de toda la comarca de Uribe Kosta ofrece unas vistas impactantes y unas puestas de sol que, esta vez sí, son de película. El 'Golfo Norte' tiene amplia terraza para que los días de sol sepan mejor con un trago acompañado de diferentes picadas, desde bocadillos a croquetas pasando por ensaladas o rabas, en muchas ocasiones con música en directo. También dispone de terraza cubierta y cerrada, para que las tardes del lluvioso clima de la zona sean más llevaderas al calor de un buen café o una infusión mientras nos ejercitamos en diferentes juegos de mesa para disimular que estamos allí para cotillear el rodaje.
Sin lugar a dudas, la ermita de San Juan que se alza sobre el islote o peñón de Gaztelugatxe es un marco majestuoso no solo para el rodaje de una película de fantasía, sino para todo aquel que ama los rincones inolvidables. Situado entre las localidades vizcaínas de Bakio y Bermeo, a 30 kilómetros siguiendo la línea de costa en dirección este desde Barrika, el islote está unido a tierra a través de un puente de piedra que precede al camino zigzagueante con los ya clásicos 241 peldaños que nos llevan hasta la cumbre, donde se erige la ermita construida alrededor del siglo X. Castillo de Roca significa en euskera Gaztelugatxe, y eso se encontrarán las dinastías que combaten por el cetro, en una de las paradas turísticas imprescindibles de la costa vasca.
Antes o después de la caminata, el viajero que recorra los futuros escenarios podrá reponer fuerzas en el restaurante 'Eneperi', situado en un caserío de 1816, una privilegiada atalaya sobre la que disfrutar la magnífica vista que ofrece la costa y la ermita de San Juan. Con unos precios que se ajustan a todos los bolsillos. A una surtidísima barra de pintxos y una amplia carta en el restaurante, une la presencia de una cervecera (concepto culinario habitual en toda la zona), una magnífica terraza al aire libre en la que el pollo asado y las jarras de cerveza, además de otro tipo de raciones, ofrecen un menú asequible, apto para familias y cuadrillas de amigos. Eso sí, si optamos por el restaurante, decorado como parte del museo de utensilios antiguos propios de los caseríos de la zona, la carta dejará más que satisfecho ya elijamos su merluza rellena de txangurro con gambas rojas o el chuletón de ganado de mayor a la brasa de carbón de encina.
Recuperado el espíritu y el cuerpo, visitar Bakio, tradicional pueblo de veraneo para buena parte de las familias bilbaínas, o Bermeo, cuna de la amplia tradición pesquera vizcaína, con el puerto viejo y los bares que lo rodean, la deliciosa parte antigua o edificios como la Torre Ercilla o el Casino, completará el recorrido que a su vez harán los Stark o los Lannister.
Si somos capaces de evitar localidades costeras tan atractivas como Elantxobe, Lekeitio, Mutriku o Deba, aunque deberíamos guardar tiempo y espacio para verlas y probarlas, llegaremos ya en la costa guipuzcoana a una localidad convertida en sí misma en estrella del celuloide. Ocho apellidos vascos no solo fue la película española más vista de la historia, sino que trajo a una población como Zumaia hordas de turistas interesados en pisar alguno de los escenarios donde transcurren las andanzas del despistado Dani Rovira. Y eso que lugares como la ermita de San Telmo, patrón de los navegantes, colgada sobre su propio precipicio y datada en 1540 nunca han necesitado del glamour del cine para ser una visita obligada.
Precisamente a los pies de su acantilado se sitúa la playa de Itzurun, el que será tercer escenario para Juego de Tronos. Son apenas 270 metros de longitud de fina arena dorada, que prácticamente desaparece cuando sube la marea, pero que mantiene e intensifica una magia albergada entre los acantilados que mueren en la playa. Con sus paredes de piedra esencialmente caliza forman el fenómeno geológico denominado flysch, que la erosión del mar ha ido creando hasta dejar al descubierto millones de años de historia geológica escrita en la propia roca. No hacer la ruta geológica del flysch, combinando el paseo a pie y en barco, es imperdonable.
Prácticamente sobre la misma playa de Itzurun se encuentra el 'Hotel Talasoterapia Zelai', que a las virtudes intrínsecas del entorno une las que un extra para el cuerpo con las propiedades relajantes y descontracturantes del circuito de puesta en forma y las piscinas de agua marina, terma romana, pediluvio, jacuzzis… Aunque otra excitante opción para pasar una noche sería el Agroturismo Santa Klara. Sobre el antiguo Camino de Santiago y rodeado de montañas, prados y mar, pocos lugares de descanso en toda la costa cantábrica se abren un panorama tan majestuoso, prácticamente dominando toda la costa vasca, de oeste a este.
La hostelería siempre agradece que una localidad pueda saltar a la fama a través de una pantalla. Y más si en un restaurante concreto se desarrolla, por ejemplo, una de las escenas más hilarantes de aquella Ocho apellidos vascos, cuando el protagonista ha de recitar al vuelo los ocho nombres que acreditan su condición de vasco auténtico antes de encarar un típico menú de la tierra. Aunque los responsables del 'Asador Bedua' aclaren que su presencia cinematográfica tampoco se transformó en un aumento de clientes, la fama catódica no era necesaria para garantizar su lugar de privilegio en el recuerdo de cuantos han visitado Zumaia. Su famosa tortilla de patatas, uno de los hitos gastronómicos mundiales si de lo que hablamos es de la jugosidad, no queda para nada opacada, y sí amplificada, por su parrilla, ya acoja sobre las brasas un chuletón de buey o un besugo, un rodaballo o una lubina que parecen sacados del mar apenas un minuto antes de ser encargados por el comensal. Si a esto añadimos su propia huerta, anexa a la antiquísima casa-lonja de época medieval, la experiencia de visitar el Bedua satisfará cualquier expectativa.
No, el equipo que rodea a Juego de Tronos no debería dejar de visitar un lugar capaz de lograr la paz y la armonía de los Siete Reinos. Aunque sea por el estómago.
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