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Escasos kilómetros antes de que el río Guadiato desemboque en el Guadalquivir se forma el segundo embalse más grande de Andalucía, La Breña II. A los pies de Sierra Morena y abrazado por la Sierra de Hornachuelos, el pantano rodea al pueblo cordobés de Almodóvar del Río y dibuja un paisaje vertiginoso. Eso sí, inapreciable desde la carretera. Para contemplar las vistas debemos coger un desvío en la A-431 (la carretera de Palma del Río) y girar a la altura del campo de fútbol, en el kilómetro 24. Después de unos tres kilómetros de ascenso, habremos llegado a la presa.
Allí nos espera Israel Bravo, técnico de medioambiente de Almodóvar del Río, walkie-talkie en mano. "En casi ningún punto del embalse hay cobertura, debemos ir siempre con él", apunta Israel, quien nos explica que La Breña se construyó en el año 1935 y su uso es para el regadío. La capacidad quedó insuficiente para recoger las aguas del Guadiato, por lo que en el año 2009 se amplió hasta tener una cabida de 823 hm3, de ahí su denominación: La Breña II.
Bordeando la presa se abre una estrecha carretera. "Tenemos que seguir hasta que se acabe el asfalto, esta indicación no falla", bromea Israel. Seguimos dos kilómetros en coche y quedamos rodeados de acebuches, encinas, quejigos y algarrobos. Allí nos encontramos el Centro de Actividades en la Naturaleza, con un mirador ornitológico desde donde se llegan a observar más de 120 especies en primavera. Se pueden contemplar los dos brazos del embalse, uno sobre el mismo río Guadiato, de unos 20 kilómetros, y otro sobre el arroyo de La Cabrilla, de 5 kilómetros de longitud. "Se ven perfectamente porque el pantano está a poco más de una cuarta parte de su capacidad, 260 hm3", puntualiza Israel.
Sin embargo, eso no es impedimento para que La Breña sea un destino predilecto para los seguidores de los deportes acuáticos. Cogemos de nuevo la carretera y llegamos a la otra punta del embalse. Allí está Markus Elizondo, un joven de 13 años que vive en Marbella pero pasa todos sus veranos en la Breña, al igual que el londinense Joel Poland, de 19 años, campeón del mundo de water ski. "La Breña II es muy grande y aunque haga un día de mucho viento siempre hay alguna isla donde practicar wakeboard", señalan Markus y Joel.
"El nivel del agua ha bajado mucho en el último mes, se ve perfectamente el corte; ahora tenemos que bajar andando unos 15 minutos hasta el embarcadero", nos dice Markus, que en unos segundos se coloca el chaleco salvavidas y coge su tabla. Ya en la lancha, Markus y Joel se preparan. Primero se desliza Markus para hacer wakeboard. Una vez en el agua, Markus levanta el pulgar. "Significa que ya está bien colocado y quiere que cojamos velocidad, unos 35 kilómetros por hora", aclara Joel. Markus salta y vuela durante un buen rato, cuando está exhausto baja el pulgar y deja paso a Joel. En esta ocasión el londinense coloca un pie tras el otro, hará trick ski. Sus espectaculares piruetas despiertan la curiosidad de los allí presentes.
Además de las buenas condiciones climatológicas y orográficas de la zona, otro de los motivos por los que La Breña II se ha convertido en un punto de encuentro para los seguidores del esquí acuático es el experimentado deportista Andrés Alijo, gerente de Xtreme Gene, empresa que organiza las actividades en el pantano desde hace 17 años y que es ya un referente internacional.
Cubierto totalmente de crema solar, Andrés atiende a diario a grupos de jóvenes y prepara entrenamientos de wakeboard y wakesurfing, entre otras disciplinas, tanto para principiantes como para profesionales. "Cada vez son más los visitantes, los hay que prueban –en clases de 15 minutos, por 36 €– y los que son ya profesionales y repiten", destaca Alijo, que no deja de ponerse crema: "Estoy todo el día expuesto al sol, tengo que protegerme constantemente".
Para los que buscan refrescarse pero prefieren planes de menos intensidad también tienen programas pensados para ellos. Rafa Gil ha venido con varios amigos y acaban de hacer paddle surf. Ahora se prepara para escalar. Estamos en las instalaciones de Active Andalucía, otra de las empresas de deportes de aventuras que opera en el embalse de La Breña II.
"Busca tres puntos de apoyo y procura tener siempre las manos por encima de la cara para no perder el equilibrio", le dice Alex Sierra, director técnico de Active Andalucía, a Rafa, que se dispone a escalar un rocódromo en forma de monolito. Poco a poco va subiendo. Hace calor y se empieza a notar el viento. Cada vez cuesta más. "Aunque no he llegado hasta arriba he subido bastante", nos comenta satisfecho Rafa, quien añade que el precio es asequible, las dos actividades cuestan 15 €. Además, si cuando acabe todavía tiene fuerzas, puede seguir con la tirolina, un ruta en kayak o con el tiro con arco, disciplina con muchos seguidores. "Parece fácil dar en la diana, pero no lo es", admiten varios jóvenes que han venido a practicarlo.
"Pasar una tarde de verano en Córdoba asusta por el calor, pero en La Breña II estamos la mar de fresquitos". Alex Sierra lo tiene claro, las altas temperaturas de la campiña solo se pueden combatir en el agua. "Aunque muchos cordobeses no lo sepan, en la provincia se puede realizar kayak, paddle surf o wipeout (circuito acuático en hinchables)". Tanto mayores como niños.
Si no nos queremos mojar pero queremos disfrutar de la brisa José María Fuentes nos recomienda un paseo en barco, actividad que se ha inaugurado este mes de julio. Él mismo ha construido la embarcación, menos el casco. "He montado la cubierta, los asientos, la instalación eléctrica, le he puesto mucho cariño", nos confiesa José María.
De martes a domingo tripula su barco, con capacidad para veinte personas. "Hacemos un recorrido de una hora de duración para ver la puesta de sol; los visitantes quedan fascinados, nadie se espera ver esto en la provincia", asegura José María. El precio es de 10 € por persona.
Después de subir una pequeña cuesta para llegar de nuevo a la superficie tenemos una parada obligatoria: el 'Chiringuito Mirador de La Breña'. Un quiosco que se ha convertido en un punto de encuentro para quienes quieran ver un bonito atardecer. "En Córdoba no tenemos playa, pero sí un buen chiringuito donde comer una buena parrillada o tomarnos un cóctel con buenas vistas", señala una pareja que ha venido expresamente al pantano a tomar algo.
Si aun no nos convence el plan, en el Centro de Actividades nos proponen más alternativas para disfrutar de La Breña. "También se puede desde pescar o visitar el jardín botánico y los dos molinos harineros de la época medieval –todavía en funcionamiento–, hasta salir de ruta por el Sendero de Sierra Morena, el GR-48, o hacer motocross".
Los hay que quedan fascinados por la Breña y deciden disfrutar del entorno un par de días. Se pueden hospedar en los bungalows que tiene Xtreme Gene y disfrutar de una pequeña piscina con vistas al pantano; en el camping, a escasos kilómetros de la presa y rodeado de olivos; o en las recién inauguradas Casas de Alisné. Un recinto privado con ocho singulares apartamentos donde las vistas cautivan a quienes lo visitan.
Roger ha escogido las Casas de Alisné por la ubicación, envueltas de naturaleza, y por la piscina desbordante con vistas al pantano. Ha venido con su familia desde Canadá a la boda de su primo, que celebrará en el castillo de Almodóvar, y están sorprendidos con el entorno. "No habíamos visto nada así antes. Solo se ven olivos, de vez en cuando águilas y algún que otro barco navegando. ¡Qué paz!", exclama el joven.
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