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El tradicional viaje de amigas de toda la vida es diferente este año. A una de las cinco le han descubierto un cáncer. En solidaridad, todas se rapan la cabeza y se comprometen a vivir un verano diferente que las una aún más. Así arranca Las de la última fila, nueva serie de Netflix y primera del director Daniel Sánchez Arévalo, responsables de películas feel-good como AzulOscuroCasiNegro, Primos o La gran familia española.
Itsaso Arana, Mónica Miranda, Maria Rodríguez Soto, Mariona Terés y Godeliv Van den Brandt son las protagonistas de esta comedia dramática de risas y buenos sentimientos en la que estas amigas vivirán todo tipo de experiencias que cambiarán sus vidas para siempre. Un viaje que lleva hasta las maravillosas playas y pueblos costeros de Cádiz, la provincia donde se rodaron casi todas las localizaciones de Las de la última fila.
“Necesitábamos rodar fuera de temporada, de septiembre a noviembre, y se trata de una serie que transcurre en la última semana de junio, por lo que necesitábamos un sitio que respirara y transmitiera verano hasta estando en el mes de octubre y noviembre, por lo que claramente sabíamos que teníamos que buscar en el sur de España”, explica el propio Daniel Sánchez Arévalo en las notas de producción de la serie.
Finalmente, el director encontró los escenarios ideales en la zona más al sur de la península: “Recorrí la costa de Cádiz desde Tarifa hasta Conil y me enamoré nada más llegar. Fui con una primera versión de guion, pero con todo muy abierto, los espacios no estaban cerrados; pero, de repente, era como que todo tenía sentido”, dice Sánchez Arévalo.
Tras un viaje en coche que les lleva por las carreteras costeras (A-221 y A-223), las cinco amigas llegan a la casa que han alquilado para pasar las vacaciones. El punto donde empezar este viaje de retos y sentimientos se llama la Casa El Balcón y está en la Urbanización Atlanterra, dentro del término municipal de Tarifa, pero pegada a Zahara de los Atunes. En toda esa zona se rodó buena parte de la serie.
En las inmediaciones de Zahara y en esa zona turística observamos varias localizaciones de veraneo y descanso privilegiado: el hotel donde vuelven a encontrarse con el personaje de Macarena García (‘Hotel Zahara Beach’, capítulo 2), el chalet de la famosa en el que colarse (‘TheCube Zahara’, capítulo 3) y la casa de David (‘Villa Buen Retiro’, capítulo 4).
Además, en las localizaciones de Las de la última fila podemos ver algunas de las playas que se encuentran en esa parte de la costa gaditana, como la del pueblo cerca de la casa de alquiler (Playa de los Alemanes, capítulo 2) o la playa donde se celebra la noche de San Juan (Playa del Búnker, capítulos 5 y 6). Cerca, en la propia Zahara, encontramos el chiringuito (‘Restaurante El Refugio’, capítulo 2).
Si seguimos subiendo la costa desde Zahara de los Atunes, llegaremos a Barbate, otro de los pueblos más característicos del paraíso de Cádiz. Aquí se rodó la secuencia del mercado que vemos en el primer capítulo de la serie, donde se encuentran por primera vez los personajes de Godeliv Van den Brandt y Javier Rey.
Más adelante aparece el municipio de Los Caños de Meca, que también sirvió de escenario para los retos de Las de la última fila. En Caños está la discoteca que aparece en el primer tramo de la serie (‘Discoteca Jaima’, capítulos 1 y 2) y también donde se produce la secuencia de la playa al lado del faro (Faro de Trafalgar, capítulo 4).
Avanzando hacia el norte y abandonando la costa, asoma el blanco pueblo de Vejer de la Frontera (capítulo 4). Aquí las protagonistas van a visitar a una vieja amiga (Michelle Jenner), lo cual nos permite ver multitud de detalles y calles de esta preciosa localidad, visita obligada en la provincia.
Además del interior y el exterior del restaurante del personaje de Jenner (restaurantes ‘Casa Varo’ y ‘4 Estaciones’, capítulo 4), en Vejer está también el restaurante de David (‘El Jardín del Califa’, capítulo 1), el Hospital (Hospital de Janda, capítulo 2) y el centro de vuelo en parapente (‘Bar El Poniente’, capítulo 5).
El viaje de amigas aún no ha acabado; hay que seguir hacia el norte. El último gran centro para las localizaciones de Las de la última fila hay que encontrarlo volviendo a mirar al mar. Es Conil de la Frontera, otro de los grandes centros neurálgicos de la costa gaditana y uno de sus pueblos más vivos y pintorescos.
A diferencia de otros escenarios más uniformes en el tiempo de la ficción, Conil aparece en dos momentos a lo largo de la serie. Para empezar, aquí están las calles locales que encontramos recién llegadas las amigas y el local en el que se quieren hacer un piercing (calle General Gabino Aranda, capítulos 1 y 2).
Pero Conil da para más. La serie nos permite ver su clásico mercadillo de ropa en el paseo marítimo del pueblo (calle Paseo del Atlántico, capítulo 3), su puerto (Puerto de Conil, capítulo 3) o hasta la forma de salir en velero, que realmente aparece en las inmediaciones de la norteña y cercana Cala del Aceite (capítulo 3).
Ahí arriba termina el recorrido por los escenarios de Las de la última fila, una serie femenina al ritmo de Rigoberta Bandini que se podrá ver en Netflix a partir del 23 de septiembre. Una producción de Átipica FIlms para reír y llorar con el particular estilo de Sánchez Arévalo.
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