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La cerámica de Manises (Valencia)

Manises, ciudad creativa y cuna de la cerámica valenciana

Actualizado: 03/01/2025

Si Valencia fue Capital Mundial del Diseño, en parte se lo debe a la larga tradición de artesanos y ceramistas que desde hace siglos han cubierto de baldosas, platos y menajes varios los hogares y palacios de medio mundo. En este viaje vamos a acercarnos hasta Manises, reconocida desde hace cuatro años como Ciudad creativa de la UNESCO, siendo la primera y única ciudad de España con esta distinción dentro de la categoría de Artesanía y Artes Populares.
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La ciudad de Manises tiene su origen en la alquería islámica que el Rey Jaime I entregó en 1238 a Artal de Luna, después de la conquista de Valencia. Más de 700 años de actividad ceramista ininterrumpida han dejado su impronta tanto en el paisaje urbano como en los usos y costumbres de la ciudad. En un paseo por Manises encontraremos una buena muestra de arquitectura popular con interesantes cerámicas aplicadas a sus edificios. Por ejemplo, en las jambas, que es como se llaman las baldosas cerámicas que bordean las puertas de las casas en Manises y otras localidades valencianas. También en las placas de los nombres de las calles o avenidas temáticas, como la de Blasco Ibáñez con paneles cerámicos que recrean las obras del ilustre novelista.

Vecinos paseando por una calle de Manises.
Las jambas se integran en la estética de la ciudad de forma peculiar.

Iniciamos nuestra ruta en la oficina de turismo que se encuentra en el edificio de la antigua estación de ferrocarril. Ahora ya no hay trenes, sino el metro que conecta en menos de quince minutos con Valencia ciudad en la misma línea que lleva diariamente a cientos de personas al aeropuerto. Cerca de allí se mantiene la fachada de la fábrica de cerámica de Francisco Valldecabres construida a principios del S.XX y que llegó a ser una de las más importantes de la época. De estilo neogótico, está inspirada en la portada principal de la Lonja de Valencia. No es el único vestigio de las muchas fábricas y negocios cerámicos que llegaron a haber en Manises, buscarlos y descubrirlos es una divertida gymkana cultural.

Fachada de la fábrica de cerámica Francisco Valldecabres.
Buscar diferentes fachadas muy bien conservadas es una gran actividad por Manises.

No debemos irnos sin visitar El Arte, que es como el ceramista Juan Bautista Huerta Aviñó llamó a su fábrica de cerámica de reflejo metálico construida en 1922. Su fachada está decorada con azulejos pintados en dorado y en azul de cobalto sobre fondo blanco que hacen referencia al buen comercio -representado por Mercurio-, a la productividad -mostrada en los cuernos de la abundancia de los que salen piezas de cerámica-, y al buen producto -plasmada en vaso de la Alhambra-. El edificio era fábrica y vivienda y posteriormente se le añadió un adosado con decoración de estilo hispano-árabe inspirado en las yeserías de la Alhambra. Pura fantasía ese mezclar estilos e inspiraciones de diferentes lugares y épocas que se puede apreciar también en los murales cerámicos del interior. Actualmente el edificio alberga oficinas municipales y la Colección Museográfica de Fotografía de Manises, donde pueden verse más de 3.000 cámaras y otros utensilios fotográficos de los S. XIX y XX.

Fachada de la fábrica El Arte.
Los detalles azules y dorados son ya un estandarte en toda la ciudad.

Cerca de allí encontramos el Mercado Municipal, que lamentablemente lo ocupa en la actualidad un supermercado, pero que aún conserva en su fachada los paneles cerámicos estilo siglo XVIII realizados por el taller del artesano José Gimeno Martínez en los años 70 del siglo pasado, y en los que se reproducen antiguos usos y costumbres de los mercados valencianos. Junto al Mercado, en el Parque de los Filtros, una serie de paneles cerámicos acerca la historia de la Comunidad Valenciana a los niños con el personaje de cómic Pumby, el gatito feliz de los tebeos de nuestra infancia. Seguro que la chavalería de ahora no sabe quién es Pumby, pero los paneles cuentan todavía de manera amena desde la edad de hierro hasta el Estatuto de Autonomía. El parque recibe el nombre de los filtros porque justo en ese lugar existió desde 1850 una planta potabilizadora, que suministraba agua potable a la capital y a los pueblos del entorno, para así intentar erradicar las epidemias y la peste.

Estampa en el Parque de los Filtros.
Diferentes iconos de antiguas generaciones son representados por todo el parque.

Acabamos nuestra ruta en el café restaurante 'Brillante' decorado con cerámica tradicional donde puedes tomar un café a media mañana o un buen arroz al mediodía. Tras la ruta visitamos un par de talleres cerámicos que hemos reservado previamente a través de la oficina de turismo y finalizamos en el Museo de la Cerámica.

Mujer sentada en una mesa del restaurante mirando uno de los cuadros.
Un restaurante con muchos sitios a los que mirar.

Fábrica La Cerámica Valenciana de José Gimeno

Más de un siglo lleva esta familia haciendo cerámica tradicional en Manises. Ahora María José y Vicente, tercera generación, continúan con el legado cerámico, distribuyendo a través de internet y no tanto en tiendas como antes. En su página web puedes comprar una pieza o encargar las baldosas para decorar una casa o un restaurante, tanto en cerámica tradicional como un proyecto especial diseñado ad hoc.  Las baldosas y piezas cerámicas de José Gimeno pueden verse en hoteles y restaurantes de París o Nueva York y en casas señoriales de toda España adornando patios, cocinas y baños.

Mujer paseando por un taller de cerámica.
Una tradición centenaria.

Las piezas son pintadas una a una por artesanas como Antonia  Balastegui que, con 64 años ya está pronta a jubilarse tras más de cincuenta años en la fábrica. Sus manos expertas dibujan florecitas en una vajilla mientras nos cuenta que los murales de baldosa los pintan arriba montados en caballetes y que ella se encarga de las pinceladas más pequeñas.

Antonia diseñando unas baldosas en la fábrica.
Antonia es una experta en estas piezas tan auténticas.

Pasamos por varias estancias de trabajo con hornos y moldes en la fábrica y Maria José nos conduce al piso superior. Una especie de showroom-museo donde se exhiben diferentes piezas creadas por la marca desde sus orígenes. "La empresa acudía a ferias,” nos cuenta mientras pisamos diversos suelos cerámicos, “en los pabellones se montaban estos espacios para ver los azulejos en situación. Cuando estas composiciones - un suelo, un techo, un zócalo- no se vendían luego lo ponían aquí, por eso hay diferentes trozos de suelo o de techos. La visita a estas salas se complementa con la de cualquier museo donde podemos ver piezas sueltas del siglo XVIII o del XIV o XV en una vitrina”, continúa explicándonos. “Aquí ves reproducciones de esas piezas tal como se utilizaba en todo un pavimento, o una cocina o un techo; y los ves en situación. El proceso de producción sigue siendo muy parecido al de entonces, aunque ya no se utilizan hornos de leña, si no eléctricos y de gas, el esmaltado y la decoración se sigue haciendo a mano como antaño.

Una representación de una cocina llena de baldosas decorativas.
Unas representaciones cuidadas hasta el último detalle.

“La cerámica valenciana es mucho más popular que la de otras zonas como por ejemplo Talavera”, afirma María José. Antiguamente los utensilios de casa estaban hechos de cerámicas: las vajillas, los jarros o los platos- de los que ellos tienen más de cien diferentes-, etc. Argumenta María José que al no haber normas tan rígidas sobre los temas o la técnica como en otros lugares de tradición cerámica, los artesanos eran más creativos y se sentían más libres de pintar como querían o podían.

Albaqueras en una estantería.

“Igual no sabían dibujar bien un rostro”, pone como ejemplo, “pero suplían con una gracia y una creatividad increíbles”. También se realizaba cerámica más refinada para las clases pudientes con piezas complejas como los aguamaniles, las benditeras y las albaqueras. Las albaqueras son típicas y únicas de Manises donde se fabrican desde la Edad Media, no se han realizado en otras partes de España. Se trata de hermosos recipientes de cerámica en los que se colocaba la planta de albahaca (con tapa para guardarla cuando la planta se seca) o en las más pequeñas sus hojas, para que aromatizasen la estancia y ahuyentasen a los mosquitos.

'LA CERÁMICA VALENCIANA' - Carrer de l'Hort, 1, Manises, Valencia.

Arturo Mora, la cerámica de reflejo dorado de Manises

Arturo Mora, con su delantal manchado de barro y su amplia sonrisa, nos recibe en su estudio. Con la paciencia que se le presume a quien trabaja el barro, nos habla de la cerámica de reflejo dorado, típica de Manises y de la que él es el último artesano. La técnica cerámica del reflejo metálico procede de la antigua Persia y entró en España por Al-Ándalus. Una técnica difícil y ya admirada desde la España califal, que la convirtió en el objeto suntuario más apreciado y comprado o regalado entre reyes y nobles, tanto cristianos como musulmanes. La composición de su pigmento, en el que se mezclaban compuestos de metales caros y preciosos como la plata y el cobre, la convierte en una cerámica especial y lujosa. El reflejo metálico es una fina película de partículas metálicas que se forma sobre el vidriado cerámico y sobre un esmalte de plomo y estaño. Para conseguirla se requiere una tercera cocción en reducción.

Arturo diseñando un plato.
Arturo continúa con la tradición con la misma pasión de siempre.

Arturo Mora realiza con esta técnica -siempre en torno y sin moldes- tanto piezas tradicionales como otras más contemporáneas. Investiga las raíces de las culturas mediterráneas y hace nacer del torno piezas que nos hablan de la tradición con voz contemporánea. Visitando su taller vemos cómo trabaja el torno, las piezas bizcochadas en el horno eléctrico y la última en el horno de leña. Arturo coge una pieza recién sacada del horno y con un cepillito ante nuestros ojos la frota sacando el reflejo dorado... parece cosa de magia.

Arturo limpiando una pieza con un cepillo.
El cuidado y los últimos toques es lo más importante.

La familia de Arturo lleva desde el siglo XVII haciendo cerámica en Manises. Una pequeña exposición en la parte superior del taller muestra algunas de las piezas de la colección familiar. Al final de la visita Arturo nos enseña su colección particular, más de cien piezas que él ha ido atesorando de su propia producción donde podemos ver toda la riqueza de este tipo de cerámica de reflejo dorado, que hicieron en los obradores de Manises durante los siglos XIV, XV y XVI: vasos persas, cuscuseras, platos con heráldicas de nobles franceses o italianos, jarrones papales, jarras nazaríes, platos venecianos con leones de San Marcos, braseros atauriques, cuencos medievales y un largo etcétera. Arturo nos los muestra con orgullo mientras nos va contando la historia vinculada a cada una de las piezas.

Un gran jarrón de una colección de la fábrica.
Una de las muchas piezas de la colección de Arturo.

Al otro lado de la sala exhibe sus piezas contemporáneas y las que le han donado los artistas que han pasado por su taller. De tanto en tanto, este artesano acoge en su taller a ceramistas y artistas de otras partes del mundo que quieren aprender la técnica. Su último "alumno" ha sido Javier Mariscal, quien ha realizado una interesante vajilla que aúna esta técnica tradicional con sus característicos dibujos.

Arturo con su gran colección de piezas.
Quedarse con algunos recuerdos es esencial.

El taller de Arturo Mora está abierto a visitas con cita previa. Allí es posible conocer y comprar su obra -reproducciones de cerámica de Manises de los siglos XIV al XVII y nuevos diseños con la misma técnica- que también se puede adquirir en su página web. Además de trabajar el encargo de particulares, el artista colabora con museos de todo el mundo. Sus piezas han pasado por la tienda del Museo Metropolitan de Nueva York, el Victoria Albert de Londres o el Medows Museum, en Texas.

'ARTURO MORA' - C/ Maestro Serrano 1 bis, Manises, Valencia.

Museo de la Cerámica de Manises

Los alfareros de Manises ya eran reconocidos en época romana, pero fue el periodo islámico el que les dotó de personalidad propia. En el siglo XIV eran muy apreciadas por nobles y Papas las piezas de loza medieval valenciana de tres tipos: azul, de reflejo metálico y verde y morada. La tradición, no obstante, también arraigaba en el pueblo.

Una de las zonas del museo de cerámica de Manises.
Varios siglos conservados en unas pocas habitaciones.

Fruto de aquella alfarería gótico-mudéjar, serían los excelentes ejemplares de cerámica decorada en azul y en reflejo metálico dorado hallados en excavaciones arqueológicas en el subsuelo de Manises. El 22 de diciembre de 1924, Alfonso XIII concedía a Manises el título de Ciudad Histórica y Laboriosa. Manises vivía su propia era dorada gracias a la exportación y reconocimiento internacional de su cerámica. Tras acabar la Guerra Civil, Manises contaba con 80 fábricas de cerámica convirtiéndose en una importante industria de exportación.

Jarrones de barro expuestos en el museo.
Todos los formatos y colores posibles.

De todas estas épocas podemos encontrar ejemplos en el Museo de la Cerámica, que cuenta con más de 5.000 piezas (se exponen un millar aproximadamente) de cerámica de Manises desde el siglo XIV hasta el XX. Cacharrería para el hogar, platos ornamentales, mayólicas, pavimentos, lápidas y un largo etcétera en diversos tipos de pastas cerámicas (loza fina, mayólica, porcelana, gres) y barnices.

Un cartel antiguo expuesto en el museo.
Miles de objetos con historias diferentes.

Instalado en las tres plantas de un antiguo casal del s. XVIII, el museo nos propone un recorrido por la historia de este arte antiguo. Llama la atención los numerosos usos de la cerámica, como por ejemplo los sinaís, un sistema de purificación de agua inventado en 1926 por el químico y biólogo valenciano Conrado Granell, patentado en 1927 y realizados en exclusiva en la fábrica de Vicente Montaner Lerma de Manises. Además de las jambas, las albaqueras, las cocinas y los reclamos publicitarios en cerámica.

Unos sinaís expuestos en el museo.
Los sinaís son uno de los grandes atractivos.

Es un museo perfecto para visitar con niños, ya que para los más pequeños proponen juegos donde buscar dibujos ocultos en los murales cerámicos. Además organiza cada año la Bienal Internacional de Cerámica de Manises, un concurso internacional de cerámica contemporánea de autor.

'MUSEU CERÀMICA MANISES' - C/ Sagrario, 22, Manises, Valencia.

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