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La gran avenida de Sevilla no tiene asfalto, es una ancha lámina de agua y lleva por nombre Guadalquivir. En los últimos años el río se ha convertido no solo en un reclamo para visitantes y público local, sino también en un lugar en el que el deporte tiene su santuario. Hace poco más de un año, 'Paddle Surf Sevilla' se sumó a la oferta fluvial, proponiendo la posibilidad de conocer la ciudad como si camináramos sobre sus aguas.
En el pantalán bajo el Puente del Cristo de la Expiración comienza la aventura. Al otro lado del puente, el perfil de la nueva Torre Sevilla y el recientemente inaugurado Parque de Magallanes sirven de lienzo de fondo a un grupo de jóvenes que, tablas en mano, se disponen a recorrer el río a golpe de remo.
'Paddle Surf Sevilla' nació en octubre de 2017 con el objetivo de aportar una nueva forma de disfrutar del Guadalquivir. "Yo estuve viviendo un tiempo en Sevilla por motivos personales. Un día me di una vuelta por el río con una tabla de stand up paddle (SUP), y vi la atracción que provocaba. La gente me preguntaba desde la orilla que dónde había conseguido la tabla, que dónde podían alquilar una". En ese momento fue cuando Javier Ibáñez, fundador de la empresa, se dio cuenta de las posibilidades que ofrecía el río. "Empecé a dar clases y a ofrecer rutas yo solo y, poco a poco, hemos ido creciendo hasta formar el equipo de ocho personas que somos ahora", explica Ibáñez.
Javier es un burgalés amante del agua y de los deportes acuáticos, que empezó a practicar surf cuando estudiaba en Bilbao. Luego el destino lo llevó a Chile, donde residió cinco años disfrutando de los numerosos ríos y lagos. "Allí usábamos el paddle surf –como también se conoce al SUP– para hacer excursiones de tres o cuatro días. Echábamos las tiendas de campaña y cuando llegábamos al destino final nos recogían para devolvernos a casa", explica Javier. Cuando llegó a Sevilla quiso replicar aquella disciplina que nació entre Hawai y Tahití, esta vez entre el casco histórico sevillano y el barrio de Triana.
Ibáñez considera que el Guadalquivir es un buen lugar donde practicar paddle surf. "El tramo del río que pasa por la ciudad es siempre super plano, al ser una dársena y no tener corriente". "Además, el clima de Sevilla permite practicar durante todo el año. Quizá en los meses de invierno hay que ponerse una sudadera, pero no más que eso. El sol se refleja en el agua y la sensación térmica es muy alta", lo que explica que esta sea una experiencia demandada incluso en los meses más fríos.
Pero, ¿hace falta algo especial o unas nociones básicas previas para aprovechar esta propuesta? Lo cierto es que no. "Es algo para todo el mundo, de todas las edades. Incluso nos llega gente que no sabe nadar. Pero nosotros somos todos socorristas, damos chalecos y material de seguridad a todo el mundo y no hay requisitos previos. Solo hay que querer hacer SUP, nada más", cuenta Javier. Tampoco es necesario tener un equilibrio especial: "la gente lo ve desde fuera y piensa que es chungo, pero de verdad que no lo es. Las tablas tienen el ancho suficiente como para dar la estabilidad necesaria".
Mientras los monitores avanzan bajo el sol de invierno sobre sus tablas por el Guadalquivir, desde las alturas del Puente de Triana algunos curiosos se quedan mirando. "El Guadalquivir tenía algo de mala fama, de que el agua estaba sucia, pero ese mito se ha ido cayendo y la gente de la ciudad valora cada vez más el deporte que se puede hacer en el río y se anima", cuenta el fundador de 'Paddle Surf Sevilla'.
Al principio solo se dirigían al turismo, enseñando la ciudad desde las tablas, pero ahora casi la mitad de su público es local. Han convencido a los sevillanos y para ellos tienen mensualidades, rutas para los fines de semana e incluso excursiones a la playa o viajes a tierras lejanas, como el que están preparando a Chile en febrero. En las rutas ideadas para turistas, se puede ver la ciudad desde el río a plena luz del día o en una original visita nocturna que dura unas dos horas. Se van haciendo pequeñas paradas a lo largo del recorrido –que lleva hasta la Torre del Oro desde las riberas de la Isla de la Cartuja– para hacer explicaciones sobre los monumentos y rincones, y para que los usuarios tengan tiempo para hacerse fotos.
Además de los paseos turísticos, ofrecen mucho más. "Tenemos desde iniciación hasta nivel intermedio, tablas de competición de carbono para el nivel avanzado, y una tabla en las que caben hasta 10 personas, que utilizamos para despedidas de soltero, equipos de fútbol o grupos de niños, por ejemplo", explica Javier. Le aportan al público, sobre todo al turista, el conocimiento y la visión de la ciudad desde el río de una persona que vive aquí. "No queremos que sea una actividad muy turística, sino que hablamos de manera bastante llana sobre la Sevilla que conocemos, porque todo el equipo excepto yo es de aquí, e inculcamos los valores del respeto por la naturaleza y nuestro compromiso medioambiental", cuenta.
Además, ofrecen otras modalidades como practicar yoga sobre la tabla mientras se flota en el río. "Es igual que el yoga en tierra, pero estás rodeado de agua, que da una sensación bastante chula. Y la desestabilidad que provoca estar en la tabla le da un toque de adrenalina y físicamente es muy bueno para los músculos", cuenta Javier, que asegura que el relax que provoca esta actividad en el agua es muy diferente a la que sientes fuera de ella. La empresa ofrece también, entre otros recursos, clases de fitness con un entrenador personal sobre las tablas de paddle surf.
Tal ha sido el éxito de la iniciativa que sus actividades se han integrado en las dinámicas de empresa o de deportistas que compiten en equipo. Por sus instalaciones ha pasado staff del 'Hilton', equipos de baloncesto de Estados Unidos y un reality show de la BBC.
Javier asegura que todos los usuarios quedan muy contentos con la experiencia. María del Mar avala su testimonio. Ella hizo la ruta turística nocturna de dos horas por el río con unos amigos y manifiesta que es una experiencia única que repetiría. Dirigiéndose al público local, explica que "es una forma de descubrir una Sevilla desconocida para muchos sevillanos" y anima a que prueben esta mezcla de deporte y cultura desde el Guadalquivir.
Beth, una joven viajera que ha venido de Cardiff, explica que es una "experiencia alucinante" y que el monitor ha tenido mucha paciencia con ella cuando creyó que iba a caer de la tabla y se puso a gritar, aunque no le pasó nada, "porque es muy estable". "Es una buena manera de ver la ciudad y de disfrutar del sol", explica. Todos recalcan, sobre todo, el trato atento y cercano de los monitores que los acompañan en el paseo.
Se trata en conjunto de una propuesta única para recorrer la ciudad sobre esa calle principal que es el río. Un paseo atípico custodiado por el costumbrista colorido de las casas de la calle Betis, el encalado muro de la Maestranza o la vigía eterna de las aguas de la ciudad, la Torre del Oro.