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A la vera del embalse de Riosequillo, con vistas a Peñalara y la Sierra de Guadarrama, se extiende la piscina más grande de España, con más de 220 metros de largo, 4.200 metros cuadrados de lámina de agua, casi 7 millones de litros y un aforo de 2.503 personas.
Esta sí que es una infinity pool, señoras y señores. Pero tan destacable como sus números es el entorno en el que se enclava, porque la piscina está flanqueada por el embalse que le da nombre y por un área verde de casi once hectáreas con una magnífica arboleda de olmos, acacias, fresnos, tilos y encinas donde relajarse a la fresca, comer o jugar.
Jorge Pastor es encargado del recinto. Lleva 12 años trabajando aquí, pero toda su vida bañándose en esta piscina. Tanto significa para él este enclave que en el gemelo de su pierna derecha luce tatuadas sus coordenadas. “Pertenecen exactamente a aquel lugar de allí”, dice señalando un árbol junto a la piscina infantil. “Era el sitio en el que siempre se instalaba mi familia. Mis recuerdos de la infancia están muy ligados a este lugar”.
Finales de julio. El equipo de casi 40 personas que trabaja en el recinto pone a punto las instalaciones desde primera hora de la mañana. A las once exactas, una voz avisa por el walkie-talkie de Jorge: “¡Abrimos ya!”.
Para entonces una procesión de coches aguarda en fila ante las puertas del recinto. Las entradas solo se venden en taquilla, una por persona. Por eso es recomendable venir con algo de tiempo y guardar cola, especialmente los fines de semana.
Vemos entrar a familias con niños pequeños, una señora de unos 70 años con su silla y su sombrero que se acomoda a la sombra de un tilo. Una chica que lo primero que hace al entrar es posar de medio lado para que su novio le saque una foto con la piscina y la sierra de Guadarrama a su espalda. En minutos los visitantes toman posiciones y el recinto se llena de vida. Se genera un ambiente familiar y relajado. Tranquilo pero jovial.
Los merenderos empiezan a recibir manteles y neveras, porque está permitido acceder con comida. Además, hay fuentes de agua potable repartidas por todo el complejo. Los que no son de cargar con nevera y comida desde casa, fichan al entrar el bar y su terraza, en el que se sirven ensaladas, bocatas, raciones e incluso ternera de la Sierra de Guadarrama. El recinto también dispone de un quiosco de helados y máquinas de vending.
El día pasa volando en este lugar en el que uno olvida por unas horas las olas de calor y el aire acondicionado. Los chapuzones y las siestas se pueden alternar con actividad, porque el recinto también cuenta con cancha de baloncesto, campo de fútbol y tres parques infantiles.
A primera hora de la mañana, antes de que lleguen los bañistas, varios campamentos infantiles desarrollan sus actividades en sus instalaciones. Niños de todas las edades montan en bici entre los árboles, juegan en las canchas y trabajan con sus monitores en talleres de naturaleza.
A Madrid ciudad y este oasis los separa una hora de coche (y cinco grados de temperatura). En concreto, el área está a dos kilómetros de Buitrago del Lozoya, en unos terrenos que pertenecen al Canal de Isabel II, la empresa pública encargada de la gestión del agua en la Comunidad de Madrid, aunque la explotación está cedida al Ayuntamiento de Buitrago. El complejo, inaugurado en 1993, ha pasado por varias reformas y está bien adaptado a personas con movilidad reducida (accesos, vestuarios, bar, plazas de aparcamiento, sillas hidráulicas para el baño…).
Jorge nos hace una aclaración sobre la piscina: pese a lo que se puede leer y escuchar, no se trata de una piscina natural. “Es cierto que el agua se recoge del embalse, pero no podemos decir que es una piscina natural, puesto que la cloramos y la tratamos como a una piscina convencional. Lo que sí puedo asegurar es que es la piscina más grande de España y que mide más de 220 metros de largo porque la he medido yo mismo”, nos explica con orgullo.
La temporada de este complejo arranca con las vacaciones escolares y termina el 1 de septiembre. Cierra los lunes y, como hemos dicho, solo se venden entradas de forma presencial. Los fines de semana y festivos tienen horario ampliado, pero hay más afluencia de gente y conviene estar allí entre media hora y una hora antes de la apertura de puertas para asegurarse el acceso porque son escrupulosos con el aforo. Y otro dato importante: disponen de un aparcamiento gratuito con 700 plazas.
Mientras hablamos con Jorge, vemos venir a Rebeca, jefa del equipo de socorristas, a consultar algo con Jorge. La actividad en el recinto va en aumento conforme se acerca la hora de comer, la carga de trabajo también. Les dejamos ocuparse de este refugio estival capaz de salvar más de un día de verano a los habitantes de la meseta.
ÁREA RECREATIVA RIOSEQUILLO. A-1, km 74 (Buitrago del Lozoya, Madrid).Tel: 918 68 00 56
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