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Ecdisis. Así se conoce el proceso por el que las serpientes se deshacen de su antigua piel para regenerarla con escamas nuevas. Este verano la piel de la Sierra de la Culebra quedó completamente abrasada por los devastadores incendios que arrasaron 60.000 hectáreas de Zamora, pero el corazón de este extraordinario espacio natural sigue latiendo y el turismo sigue reptando sobre sus propias cenizas para dejar atrás su tez herida. He aquí ocho planes para ayudar a la reparación de esta zona de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Meseta Ibérica, territorio de ciervos y lobos, fenómenos místicos, vestigios históricos, costumbres ancestrales y tesoros gastronómicos.
Como reza la conocida expresión de Fórmula 1: “si parpadeas, te lo pierdes”. Aquí hay menos caballos y más ciervos, el ruido de los motores digamos que no es del todo bienvenido, y las carrocerías de los todoterreno no son tan coloridas como las de los monoplazas… pero la magia del instante y la matemática de lo salvaje son parecidas. Aquí también hay gritos -ciertamente varoniles- y más que prismáticos, telescopios. La berrea es uno de los mayores espectáculos que la belleza de la fauna de la Sierra de la Culebra nos puede ofrecer.
Las últimas semanas de septiembre y las primeras de octubre constituyen la época de apareamiento de los ciervos, un periodo en el cual los machos emiten un sonido gutural para atraer a las hembras y marcar territorio mediante espectaculares luchas de poder con otros venados, imponentes con sus majestuosas cornamentas.
Este fabuloso ritual es propiciado por el cambio de estación entre verano y otoño, sobre todo a partir de las primeras lluvias, que marcan el inicio del celo. Si bien la catástrofe medioambiental ha destruido gran parte de su hábitat y condicionado su alimentación, los ciervos han regresado a su hogar y durante estos días los bramidos de la singular ceremonia atraen a cientos de amantes de la naturaleza, guías turísticos, curiosos y fotógrafos en busca del instante preciso en el que escuchar e incluso avistar a los “protagonistas” de la función… con permiso del lobo.
La Sierra de la Culebra también es cuna de lobos. El turismo de observación del lobo ibérico en libertad es otro de los principales atractivos turísticos de la sierra. Distintas empresas de la zona organizan salidas guiadas para seguir sus huellas y observar al legendario cánido en su entorno natural: son las conocidas esperas en parajes estratégicos, que cuentan con mayor probabilidad de ver al depredador, igual que ocurre en el caso de los ciervos.
Por eso nuestra recomendación es que contactes con alguna empresa especializada en avistamiento de fauna, para que la experiencia sea aún más enriquecedora y segura -recuerda que también es tiempo de caza-. O, si lo prefieres, también puedes visitar el Centro del Lobo Félix Rodríguez de la Fuente en Robledo de Sanabria, donde habitan lobos criados en condiciones de semilibertad.
Por otro lado, siempre podrás maravillarte gracias al espectáculo que hay sobre ti al anochecer: un manto de estrellas arropa cada noche la Sierra de la Culebra gracias a la escasa contaminación lumínica de la zona.
La arquitectura de Villardeciervos, en las faldas de la Sierra de la Culebra, nos transporta a tiempos pretéritos con casas de piedra de corte señorial, balconadas de madera y callejuelas estrechas… que no son fruto de la casualidad. Pasear por las calles de este municipio -declarado Bien de Interés Cultural (BIC)- es una visita de obligado cumplimiento.
Según el último padrón del Instituto Nacional de Estadística, en la actualidad Villardeciervos apenas llega a los 400 habitantes, pero las edificaciones de sus calles destilan aires populosos y de riqueza. Según la información aportada desde la Oficina de Turismo de la localidad, casi el 90 % de las casas nobles del pueblo son de piedra de sillería de la zona y la mayoría fueron edificadas entre 1800 y 1900 con cantería gallega. Pero, ¿de dónde salió el dinero? Del contrabando. “Las familias en esa época se dedicaban al contrabando de café o azúcar con Portugal, e incluso de tabaco con Santander. Amasaron mucha fortuna e hicieron casas notables”, explica José Luis Peñas, responsable de la Oficina de Turismo.
La Casa de los Siete Balcones, la Casa de la Inquisición o la Casa Priscila son algunos ejemplares de esta bella arquitectura rural carballesa recogidos en un interesante plano. En el mapa, facilitado por el punto de información, también se recogen pequeñas plazas, fuentes y angostas callejuelas. como la calle Salvador o Abrazamozas. por las que huir de los carabineros. “Muchas de las casas también tienen pasadizos secretos y sitios para guardar las mercancías, además de mirillas para divisar la presencia de los soldados”, añade Peñas.
A buen seguro, la cercanía con la vía romana XVII de Antonio Pío también contribuyó a la prosperidad del pueblo, una joya de piedra con una pequeña réplica al oeste. A 25 kilómetros de allí, en dirección a Portugal, este patrimonio arquitectónico de mampostería también se repite en Santa Cruz de los Cuérragos, un precioso pueblecito que permaneció indemne al fuego y parece que también al paso del tiempo.
Entre otras edificaciones relevantes, en Pumarejo de Tera encontramos una iglesia parroquial de 1985 rubricada por la firma del arquitecto Miguel Fisac Serna, pero erigida con la ayuda de todos los vecinos en la última “facendera”, fórmula por la cual los habitantes del pueblo se volcaban en una obra en favor de toda la comunidad.
Por último, la iglesia Santa Marta de Tera es pura magia. Está situada junto al albergue de peregrinos y allí se produce el fenómeno de la luz equinoccial: en cada equinoccio de primavera (21 de marzo) y de otoño (23 de septiembre), un rayo de luz entra por el óculo central e ilumina el capitel más conocido del camino jacobeo mozárabe sanabrés. Además, el exterior del templo románico está custodiado por una escultura de Santiago que data del siglo XII -la representación del Santiago peregrino más antigua que se conoce-
Si bien la naturaleza es el mayor tesoro de la Sierra de la Culebra, el potencial gastronómico que deriva de ella también lo es. Licores, setas, mieles, vinos, dulces, embutidos, castañas o frutos rojos hacen de la zona una despensa envidiable con productos de una calidad suprema.
Te invitamos a que compres en algunas de las tiendas, visites las fábricas locales, te hospedes en alguno de sus idílicos alojamientos rurales o deleites a tu paladar en alguno de sus establecimientos hoteleros. Así potenciarás el consumo de proximidad y relanzarás la economía local. Hay verdaderos templos de las setas y la cocina de caza como el restaurante ‘El Empalme’ (Recomendado por Guía Repsol), en Rionegro del Puente, o fantásticos asadores al horno de leña como ‘Cinco y Caña’ (Solete Guía Repsol), en Ferreras de Abajo.
Si tú también eres de los que llega a un alojamiento y graba un house tour para enseñar tu nueva morada a amigos y familiares, no te puedes perder esta visita guiada por una villa romana en pleno siglo XXI. ¡Y qué villa! Comedores, habitaciones de invitados, cocinas para los empleados, canalizaciones, letrinas, pasillos… todo un lujo conservado de forma excepcional con su policromía original hasta la actualidad.
En Camarzana de Tera, localidad perteneciente a la comarca de Benavente y los Valles, que también fue alcanzada por las llamas, se encuentra la villa romana de Orpheus, un valiosísimo yacimiento arqueológico descubierto recientemente. Y es que los primeros restos se encontraron a finales de 1800 debido a la construcción de la carretera nacional Benavente-Mombuey, pero los últimos trabajos de investigación concluyeron en 2018 y todo gracias a un vecino que dio cuenta del hallazgo cuando iba a comenzar a construir su casa en el terreno que acababa de comprar.
¿Te imaginas quedarte sin vivienda y sin tierra, pero a cambio encontrarte un tesoro bajo tus pies? Así comenzó una campaña de excavación que dio como resultado el espacio actual de Orpheus. “Solo”, en palabras de la guía Begoña Jáñez, se exhiben 700 metros cuadrados de la villa, sin embargo se sabe que la finca continúa por la zona de la iglesia, por debajo de la carretera y por doquier.
Pero, ¿quién vivió aquí? Hasta la fecha se desconoce la identidad del inquilino, pero las pistas dejadas en forma de teselas por las estancias evidencian que se trataba de alguien importante. “Cuanto más pequeñas eran las teselas, las piedrecitas de colores que forman los mosaicos, más poder”, cuenta la guía. Entre ellas, además, se aprecian unas de color verde más brillantes que el resto: “Son variscitas, piedras semipreciosas que se extraían de los yacimientos cercanos de Palazuelo de las Cuevas y Quiruelas de Vidriales”, apunta Jáñez.
Siguiendo con más muestras de su poderío, el elevado número de estancias nos indica que el residente anónimo tenía empleados a muchos trabajadores, desde artesanos hasta sirvientes. Y también se intuye que le gustaban los caballos, incluso que se dedicaba a su crianza. La falta de más enseres personales como monedas o cerámicas dificulta el proceso de identificación del propietario, pero la incógnita también confiere a este fascinante espacio otro halo de misterio. La entrada solo cuesta un euro. Antes de viajar, conviene consultar las fechas y horarios de apertura de la villa romana, pues solo suele estar abierta entre primavera y otoño.
Cabe destacar que, a tan solo 12 kilómetros de Orpheus, también podemos visitar el campamento romano de Petavonium, un fuerte romano donde 5.000 legionarios de la Legio X Gemina controlaban a los astures y el paso del oro. Y en Tábara, cuna del escritor León Felipe, podemos contemplar los facsímiles del Beato de Tábara, copias manuscritas de los códices de la Edad Media realizadas en el scriptorium.
Carreras, diabluras, cencerros ensordecedores e indumentarias imposibles son algunas de las cualidades de las mascaradas, fiestas de carácter profano que llenan los pueblos de La Culebra de algarabía y color en fechas señaladas como Año Nuevo, Carnaval o Navidad. Una infinidad de pintorescos personajes como el Galán o la Madama, el Molacillo o el Gañán, entre muchos otros, protagonizan esta catarsis colectiva de energía y picaresca que, dicen, espanta los males.
Merece la pena presenciar alguna de estas festividades ancestrales y dejarse contagiar de la vitalidad pagana de los antruejos por las calles del pueblo entre máscaras demoníacas, tenazas rematadas en cuernos y coloridas vestimentas de tiras y pieles, que en ocasiones van acompañadas de lanzamientos de hierbas, pajas y cenizas, entre otros ungüentos.
- 1 de enero: Carochos de Riofrío de Aliste, Cencerrones de Abejera o Diablos de Sarracín de Aliste.
- En las fechas de don Carnal: Carnaval de Villanueva de Valrojo y El Toro de Morales de Valverde.
- 16 de agosto (puede variar): Danza del Paloteo de Tábara -también en otras fechas como el Lunes de Pascua, en la romería de San Mamés y San Blas, el Corpus Christi y el tercer domingo de septiembre en la festividad del Carmen-.
- 11 de agosto: el Atenazador de San Vicente de la Cabeza.
- 15 de agosto: Obisparra de Pobladura.
- 26 de diciembre: Filandorra de Ferreras de Arriba.
Nunca es demasiado tarde para encontrar el camino, ni tampoco para recorrerlo. Si has pensado alguna vez en hacer el Camino de Santiago o una parte de él, tienes que saber que Zamora es la provincia con más rutas jacobeas -hasta cinco-, que en total suman más de 500 kilómetros de trazado. Una de ellas es el Camino Sanabrés, que comienza en Granja de Moreruela, finaliza en Lubián y pasa por Tábara. Allí nos recibe José Almeida, hospitalero del albergue municipal y presidente de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago.
“El de Tábara es un albergue de filosofía tradicional”, explica bajo cientos de calabazas de peregrinos que cuelgan del techo. Frente a los hospedajes de pago, el centro de la villa continúa manteniéndose gracias a los donativos voluntarios. “Ellos llegan aquí y se les lava la ropa, se les hace una cena y desayuno comunitarios y no se les pide nada; el albergue se mantiene con donativos y es una forma de acogida que se está perdiendo”, apostilla. Por sus instalaciones pasan cada año peregrinos de unas sesenta nacionalidades que, a su juicio, se convierten en “perfectos embajadores” de los pequeños pueblos por los que discurre este camino. “Hay muchos pueblos a los que no va a llegar el turista, pero sí el peregrino, quien luego cuenta en internet todo lo que va viendo”, que es mucho.
No obstante, los incendios también asolaron el turismo jacobeo: “El camino se paralizó”, confiesa. “Nos coordinamos para que no estuvieran perdidos por el camino y se evacuó a los que estaban caminando, se les llevó por alternativas diferentes como la Vía de la Plata o el Camino Zamorano-Portugués”, recuerda. Ahora, una vez recuperada la normalidad en las calzadas, las puertas del albergue de Tábara siguen abiertas para recibir a nuevos caminantes dispuestos a recorrer a pie cada metro de la provincia.
Si eres de los que les gusta caminar, también tienes que saber que hay una infinidad de rutas de senderismo y BTT que vertebran la zona con multitud de atractivos y diferentes niveles de dificultad. Si quieres más adrenalina, puedes visitar el parque multiaventura situado en San Pedro de las Herrerías y, además, iniciarte en la escalada o el rapel, igual que en Santibáñez de Tera. Aquí incluso podrás descender el río en canoa y hasta pasear en burro. Las posibilidades son inagotables.
“También tenemos otras rutas con salida desde Santibáñez en furgoneta, vamos hasta el castro de Arrabalde y, si quieren los participantes, realizamos una actividad de aventura, después bajamos hacia el campamento romano de Petavonium y terminamos con una ruta opcional en canoa”, expone Javier Bodego, responsable de la granja escuela de Santibáñez y creador de esta actividad que aúna deporte, aventura y cultura.
Zamora no tiene mar, pero sí un montón de playas fluviales sin salitre, ni hipoclorito de sodio. Darse un chapuzón (gratuito) sin salir con olor a piscina es otro de los lujos que encontramos a los pies de la Sierra de la Culebra en parajes como Los Molinos, en Villardeciervos: el embalse de Valparaíso nos brinda una extensa zona de baño con chiringuito y la posibilidad de alquilar barcas a pedales.
A apenas diez minutos de allí, también podemos zambullirnos en las aguas de la playa de Cional: arena, césped, sombra, parque infantil, aparcamiento, bar y mucha paz. Más en la zona noreste de la sierra y de la provincia, el río Tera nos regala fantásticos enclaves para refrescarnos como La Tablada de Santibáñez de Tera o la piscina fluvial junto al aparcamiento de autocaravanas en Santa Croya de Tera, dos de las localidades cuyos habitantes también tuvieron que ser evacuados por el feroz avance de las llamas.
¿Sabías que hacerte socio de la plataforma La Culebra no se calla solo cuesta cinco euros? La cantidad es lo de menos, el gesto es lo que importa. Esta asociación sin ánimo de lucro ha sido creada para gestionar los recursos destinados a la recuperación de la sierra. Puedes colaborar haciéndote socio o comprando alguno de sus productos de merchandising: pulseras por 1 euro, llaveros 3,5 euros, mochilas por 5 euros o camisetas por 10 euros.
De momento, los artículos solo se pueden comprar de forma física en mercados, determinados puntos de venta y eventos de Zamora. Asimismo, puedes colaborar recaudando fondos con sus huchas solidarias o haciendo una donación al número de cuenta ES71 3085 0011 1626 4540 0629. Toda aportación es bienvenida para ser parte del renacer de la Sierra de la Culebra. Como ellos mismos agradecen, “cada gesto cuenta, cada acción deja huella” en una Sierra de la Culebra gravemente herida, pero viva.
Por si te has quedado con ganas de más, he aquí otra lista de planes extra para disfrutar de la Sierra de la Culebra, un territorio fascinante que merece la pena serpentear:
1. Subirse a bordo del tren convencional de media distancia que une Zamora con Puebla de Sanabria -por menos de 8 euros el trayecto- y bajarse en alguna de sus paradas: Carbajales de Alba, Ferreruela de Tábara, Abejera, Sarracín, Cabañas, Linarejos-Pedroso de la Carballeda o Puebla de Sanabria, villa considerada como uno de los pueblos más bonitos de España y situada a 15 kilómetros del lago glaciar más grande de la Península Ibérica.
2. Sentir, bailar y reír en alguna de las numerosas romerías, fiestas populares enraizadas en la fe que regalan jornadas de alegría y convivencia entre los vecinos también de Portugal, como ocurre en la romería transfronteriza de Villarino de Manzanas en honor a Nuestra Señora de Fátima y que es conocida popularmente como La Festiña o La Petisqueira.
3. Visitar el Centro de Interpretación de la Miel de Sagallos para adentrarse en el apasionante mundo de la apicultura.
4. Dejarse maravillar por las filigranas y vivos colores del bordado de Carbajales de Alba, una de las localidades solidarias cuya población se volcó para habilitar un albergue de emergencia que dio cobijo a los vecinos evacuados por los incendios.
5. Compartir las virtudes de la Sierra de la Culebra para que ni sus recursos, ni los incendios, caigan en el olvido.
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