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Estos pueblos bonitos de La Rioja son los guardianes de un patrimonio arquitectónico de origen medieval, de enclaves religiosos y sitios arqueológicos, de cruce de caminos y comarcas dedicadas al vino. Cuando lo que se busca es una escapada otoñal, la brújula apunta aquí.
Tiene 11.000 habitantes, pero el título de ciudad desde 1891. También el de la capital del Rioja, su cuna. Estamos entre la sierra de la Demanda y la de Tolaño, en el extremo noroeste de la comunidad, donde se alza esta población rodeada por campos de viñedo y junto al cauce del Ebro. En Haro se encuentra el barrio de la Estación, conocido como el santuario vinícola de la región, por agrupar varias de sus bodegas y por celebrar cada año el famoso evento de la Cata del Barrio de la Estación.
Además del vino, Haro atrae al visitante hacia su casco histórico como un tesoro medieval que hay que explorar a pie. Empezaremos por la Plaza de la Paz, donde se ubica el edificio del ayuntamiento (s. XVIII) entre galerías de soportales, para seguir el recorrido por el Palacio de Bendagaña o Paternina, de estilo mudéjar y donde se encuentra hoy la oficina de turismo de Haro.
También destaca entre este entramado de calles el Palacio de Bezaras, conocido como el de las cigüeñas o el de los Condes de Haro, junto a la iglesia de Santo Tomás. Desde la plaza en la que se encuentra este templo parte “la Herradura”, formada por dos estrechas callejuelas que dibujan esta forma.
Entramos en el territorio de la Rioja Alta en busca de la “Primera villa turística de La Rioja”. Ezcaray se presenta al viajero como un coqueto pueblo de La Rioja con apenas 2.000 habitantes y con calles empedradas, fachadas coloridas de estilo montañés y palaciego y balcones con flores. La Real Fábrica de Paños, la iglesia de Santa María la Mayor o la ermita de la Virgen de Allende son algunos ejemplos de ese carácter fotogénico que le ha valido la aparición en varios rodajes de cine y televisión y también para convertirse en un polo obligado de escapada de fin de semana.
Otra de las razones para acabar en Ezcaray es Echaurren, el hotel gastronómico liderado por el chef Francis Paniego. Su restaurante 'El Portal' es el único tres Soles Guía Repsol de La Rioja, donde apuesta por un menú basado en la casquería y otro más pegado al terruño. También están 'Echaurren Tradición' y 'Casa Masip', ambos luciendo Un Sol.
En otoño, esta localidad se convierte en un punto de encuentro para amantes de las setas. Desde aquí parten varias rutas hacia el valle del Oja, donde abunda la variedad de la colmenilla, pardilla y la de pie azul. Cada noviembre tienen lugar las Jornadas Micológicas en este pueblo.
Este es conocido como el pueblo de los dinosaurios de La Rioja. Lo es por albergar miles de huellas y vestigios de seres que vivieron durante el Cretácico aquí. Indagamos en los diferentes yacimientos de esta localidad, como el de la Virgen del Campo, donde se han encontrado cerca de 500 icnitas de dinosaurios bípedos, o en el de Valdecevillo, donde han aparecido 168. Barranco Perdido es el lugar para ir en familia y descubrir el mundo de los dinosaurios en un parque temático y el Centro Paleontológico para descubrir su laboratorio, fósiles originales y la réplica del rinoceronte fósil mejor conservado de España.
Además de su atractivo paleontológico, Enciso cuenta con un interesante conjunto medieval donde descubrir las ruinas del antiguo castillo, de origen desconocido, o la iglesia parroquial de Santa María de la Estrella, muestra de arquitectura de sillería del siglo XV. La de San Pedro sobresale con su torre románica del XII y las ermitas de San Emeterio y San Celedonio por haber sido declaradas monumentos artísticos nacionales en 1974. Este pueblo, de 157 habitantes, se encuentra en la comarca de la Rioja Suroriental.
La Colegiata de San Pedro domina la capital de la comarca de La Rioja Baja y protege una de las mayores colonias de cigüeñas de Europa. Este monumento nacional, construido entre los siglos XVII y XVIII, es el emblema de Alfaro, una localidad de 9.000 habitantes y nuestra siguiente parada en La Rioja.
Su casco antiguo invita a perderse por sus calles donde asoman casonas de influjo mudéjar aragonés, además de su buen repertorio de iglesias de diferentes estilos arquitectónicos. De los templos de esta localidad destaca la iglesia de Santa María del Burgo, el convento de la Concepción o la iglesia de San Francisco.
Alfaro es el municipio más extenso de La Rioja, hace de frontera con Navarra y es la cabeza de la comarca de La Rioja Baja. Además, es el punto de partida perfecto para explorar la reserva natural de los Sotos del Ebro.
Lo medieval es leitmotiv si uno se pone a descubrir los pueblos más espectaculares de La Rioja, y si tiene que haber un exponente en este viaje a la Edad Media, ese es Briones. Su parte vieja cuenta con la categoría de Conjunto Artístico desde el año 1973 y es uno de los principales motivos por los que esta población de casi 800 habitantes pertenezca al selecto club de Pueblos más Bonitos de España. Nada más contemplarlo desde la carretera, el viajero se dará cuenta.
Como sacado de una acuarela donde aparecen viñedos ordenados y montañas en el horizonte, se eleva sobre un cerro de ochenta metros de altura la ciudadela protegida por murallas sobre el Ebro. Tras ellas, Briones muestra su arquitectura con gusto por las edificaciones de piedra de sillería, donde destacan palacios de fachadas con vanos enmarcados y escudos heráldicos. Esta no sólo es una de las joyas medievales La Rioja, sino de toda España, que se esconde en mitad de la sierra de la Demanda.
La razón, aquí se conservan las manifestaciones más antiguas encontradas del castellano y el vascuence. Su nombre, las “Glosas Emilianenses”, que se protegen en el conjunto de los dos monasterios de San Millán de la Cogolla, el de Yuso (de abajo) y el de Suso (de arriba). Ambos han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido al tesoro que se guarda en su archivo y biblioteca.
Fuera de ella, San Millán de la Cogolla aparece también en las faldas de la sierra de la Demanda, a orillas del río Cárdenas, como una villa señorial que vive alrededor de sus dos cenobios perfecta para un desvío rápido en el Camino de Santiago.
De monasterio en monasterio llegamos a Nájera. Este pueblo de origen prerrománico, situado a menos de media hora de Logroño, presume de su monasterio, el de Santa María la Real. Su origen se atribuye al hallazgo de la imagen de la virgen en una cueva por parte del rey García Sánchez III. Esto sucedió en el siglo XI, pero aun hoy se puede contemplar esta imagen escondida en la cavidad de la roca. De este cenobio, cuya estructura actual fue construida en el siglo XV, destaca el templo con el Panteón Real y el claustro de los Caballeros, que mezcla los estilos gótico, plateresco y renacentista.
En Nájera, además del Monasterio de Santa María la Real, conviene visitar el Convento de Santa Elena o las ruinas del Alcázar, donde se puede disfrutar de uno de los mejores miradores de la ciudad.
Si Haro era la cuna del Rioja y San Millán de la Cogolla del castellano, Arnedo lo es del calzado. Esto es debido a la cantidad de tiendas y empresas dedicadas a este oficio, que cuenta con siglos y siglos de historia en esta localidad. Prueba de este legado es el Museo del Calzado y su peculiar “paseo de la fama”, por el que han pasado celebridades del cine y la sociedad española para dejar su impronta.
Esta ciudad de 14.500 habitantes está enclavada en el valle medio del Cidacos y en la denominada hoya de Arnedo, en la que sobresale la peña Isasa. Sobre ella se elevan los restos del castillo, testigo de un pasado medieval como lo es la Puerta del Cinto (s. XIII), el único resto de la muralla que protegía la villa.
El paseo por sus calles se convierte en un recorrido artístico (y religioso) donde contemplar la cúpula gótica de la iglesia de Santo Tomás, el retablo barroco de San Cosme y San Damián y la pintura en los cobres flamencos de la iglesia de Santa Eulalia. Por su cercanía, Arnedo es un excelente lugar para planear una ruta al valle del Cidacos, declarado Reserva de la Biosfera.
Es esta una parada ineludible en el Camino de Santiago y la última en nuestro recorrido por La Rioja. La ciudad está vinculada a la figura del santo (Domingo) y a la calzada (romana) sobre la que el ermitaño lideraría las obras para conceder a esta población el puente que permitiría cruzar el río Oja y el Hospital de Peregrinos que el mismo fundó en el siglo XII.
Esta hospedería propició el crecimiento de Santo Domingo de la Calzada, que se convirtió en un enclave de gran valor artístico, religioso y económico en la ruta jacobea. Además de la visita de estos monumentos, entraremos en la catedral de Santo Domingo, recorreremos sus murallas, baluartes y los soportales de la Plaza de España y descubriremos el convento de San Francisco. En diciembre, durante el puente de la Constitución, se celebra el “Mercado Medieval”.