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Mariano Benlliure creó el mausoleo de Sagasta para el panteón.

Planes en el barrio de Pacífico

Una perla oculta entre Atocha y Vallecas

13/12/2024 –

Actualizado: 03/04/2024

Texto: Ana Caro

Fotografía: Hugo Palotto

Más de un museo, un centro cultural con pasado militar o hasta un majestuoso panteón conviven con colegios, talleres mecánicos y supermercados en los alrededores de Ciudad de Barcelona. Siguiendo la pistas de sus vecinos, se puede pasar un día divertido sin salir del barrio de Pacífico.
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Aunque el centro de la ciudad sigue tirando mucho, descubrir la capital barrio a barrio cada vez es un plan más apetecible para los madrileños. Esta idea hoy se articula alrededor de la avenida Ciudad de Barcelona, que arranca en la Estación de Atocha y da relevo en Puente de Vallecas a la Avenida de la Albufera. Alrededor de ella se puede contar una historia que atraviesa diferentes épocas y aficiones variadas sin perder en ningún momento un ambiente vecinal que ya conservan pocos barrios en el interior de la M-30. Primera parada: Panteón de España.

El campanille de la Basílica, cerrado al público, desde Ciudad de Barcelona: una de las imágenes más representativas del barrio.
El campanille de la Basílica, cerrado al público, desde Ciudad de Barcelona: una de las imágenes más representativas del barrio.

1. Panteón de España

Hace ya dos años que se cambió el nombre al Panteón de los Hombres Ilustres pero el vecindario se resiste a llamarlo Panteón de España. “Fue construido entre 1892 y 1899 por impulso de la regente María Cristina de Habsburgo”, según Patrimonio Nacional, actual propietario del edificio. Se puede camuflar entre el arbolado que lo rodea, justo al lado de la Basílica de Atocha pero quien atraviesa su verja roja es probable que se entretenga curioseando más tiempo del que tenía planeado, sobre todo si lo hace al caer la tarde. A esta hora, la luz llega dorada desde el jardín central hasta el pequeño vestíbulo donde se puede leer: “Lealtad, Heroísmo, Honor” bajo un techo pintado de estrellas y azul. Nada más atravesarlo, el visitante se encuentra de frente con el mausoleo que Mariano Benlliuré creó para Práxedes Mateo Sagasta.

En el jardín también hay un pequeño mausoleo.
En el jardín también hay un pequeño mausoleo.

Realizado entero en mármol, con la Historia posando en su cabecera y un hombre apoyado en los Evangelios a sus pies, es el primero de los seis monumentos funerarios que vemos albergados en el panteón, junto a otro colectivo en el jardín. Benlliure también firma las lápidas de Eduardo Dato y José Canalejas. En la primera, llega a estremecer una figura enlutada fundida en bronce que eleva una cruz con las manos, y la segunda destaca porque representa el traslado del político a un sepulcro. Los imponentes sarcófagos de Antonio Cánovas del Castillo, Antonio de los Ríos Rosas y Manuel Gutiérrez de la Concha también se encuentran en este edificio de estilo medieval, que recuerda al arte bizantino. Entre todas ellos, grandes vidrieras de colores llenan de claridad un espacio al que se puede acceder libremente todos los días salvo el lunes.

PANTEÓN DE ESPAÑA - Julián Gayarre, 3.

La tarde es un buen momento para visitar el panteón.
La tarde es un buen momento para visitar el panteón.

2. El Metro: Nave de Motores y vestíbulo histórico

Andén 0, la Red de Museos de Metro de Madrid tiene en este barrio dos de sus puntos más interesantes, uno es el vestíbulo histórico escondido en el andén de la línea 1 dirección Pinar de Chamartín. Por esa esa cápsula de azulejo blanco biselado y azul marino a menos de un metro de profundidad de la calle, pasaron miles de madrileños “desde el 1923, cuando el Metro se amplío de Atocha a Vallecas, hasta la década de los 60, cuando los trenes cambiaron su tamaño”, explicó a Guía Repsol Luis María González, responsable de Andén 0.

14/12/2022. Madrid. Planes cuesta de enero. Madrid. Redactora: Ana Caro. Nave de Motores de Pacífico. Foto de César Cid.

La nave funcionó hasta 1962 de manera interrumpida Foto: César Cid

Otro de los puntos es un edificio tan asimilado en el barrio que muchas veces pasa desapercibido: la Nave de Motores (Valderribas, 49). Los tres enormes motores negros con sus bobinas de cobre impresionan al que accede a un interior donde, quien sepa mirar, podrá percibir la huella de Antonio Palacios en varios detalles. Según contó Luis María González: en 1924, cuando Madrid solo contaba con 400.000 habitantes, de esta nave salía energía suficiente para que el Metro no se parara, si fallaban las tres empresas encargadas del suministro.

14/12/2022. Madrid. Planes cuesta de enero. Madrid. Redactora: Ana Caro. Nave de Motores de Pacífico. Foto de César Cid.

La Nave de Motores actualmente es la sede de los sindicatos y el comité de empresa de Metro. Foto: César Cid

3. ‘Taberna Griega’ y ‘Napoli’ (Soletes Guía Repsol)

La belleza y el conocimiento muchas veces estimulan el apetito y en los barrios hay opciones donde parar a comer a cocina casera. Destaca por su origen y su veteranía la ‘Taberna Griega’ (Juan de Urbieta, 4) que comanda Theorodos Glumis desde hace 20 años. “Cocina griega y menú diario” en un local muy mediterráneo donde suele sentirse el trasiego nada más entrar. Según explica Glumis, cuya familia ya regentaba una taberna en su país, “el plato más típico aquí es la musaka y el bifteki -ternera picada rellena de queso feta- es lo que más suele pedir la gente de plato principal". Los dolmadakia -hojas de parra rellenas de arroz- también tienen fans, por su toque de eneldo y limón.

Para empezar: pan de pita con tzatziki y aceituna de kalamata.
Para empezar: pan de pita con tzatziki y aceituna de kalamata.

Con el castellano de quien lleva en España desde los 18 años y se ha dedicado al turismo durante más de 20, Glumis cuenta que algunos viernes por la noche -“según la disponibilidad de la banda”- suena música griega en directo. Así que a veces, en la ‘Taberna Griega’, que obtuvo un Solete en Otoño de 2022, se termina la cena bailando. Sus blakavas son también muy recomendables pero para tomar algo dulce también se puede hacer una parada en ‘Napoli’ (Ciudad de Barcelona, 19). La heladería artesana del barrio, fundada en 1954, también obtuvo un Solete el pasado verano por la calidad de sus creaciones y sus sabores, algunos muy originales.

Theodoros Glumis, dos décadas de cocina griega en Madrid.
Theodoros Glumis, dos décadas de cocina griega en Madrid.

4. Librería 'La Lumbre'

La cultura alumbra los barrios y aquí estaba claro desde el principio. En 2017, Julia de Ugarte abrió esta librería y desde entonces Pacífico tiene un lugar donde se apuesta por editoriales independientes, hay opciones para todas las edades y no faltan charlas, presentaciones, cuentacuentos. “Una lumbre, que proporciona luz y calor, nos pareció buena imagen para significar el efecto que los libros tienen en el corazón de las personas”, explican desde la librería. El típico silencio de murmullos interrumpido por algún grito de alegría infantil también está en ‘La Lumbre’, que la dueña fue amueblando en diferentes lugares de segunda mano. Por eso, se percibe disparidad y al mismo tiempo armonía en los diferentes espacios.

Busca la fachada verde al principio de la calle Granada.
Busca la fachada verde al principio de la calle Granada.

Los dos corners permanentes son de literatura asiática y africana: “Estamos en continua renovación porque aquí tenemos solo una esquinita y en realidad son partes del mundo enormes”, explica Selene Serrano desde el otro lado del mostrador. En primer plano se encuentra el estante de Poesía y en el centro de la librería, la sección “La Lumbre recomienda”, donde están las obras que han gustado últimamente a alguna de las trabajadoras o antiguas compañeras de la librería. Otra buena idea: la cita a ciegas. “La idea es que no se juzgue a los libros por la portada, que se den oportunidades a todos los libros. Lo que hacemos coger algún libro chulo, lo envolvemos y ponemos la sinopsis quitando todo los datos que puedan ayudar a identificarlo”, explica Selene sobre algo que ha acabado funcionando muy bien como regalo entre la vecindad lectora. 

‘LA LUMBRE’ - Granada, 48. Tel: 91.919.21.02

Mucho más que narrativa.
Mucho más que narrativa.

5. Real Fábrica de Tapices

No hay tantos barrios que tengan un lugar como la Real Fábrica de Tapices. Viendo trabajar a sus artesanos de verdad parece que se ha detenido el tiempo y las estancias revientan en mil colores. “Felipe V fundó la fábrica en 1721 y en 1889 se inauguraron los telares en el edificio actual”, contaba María Eugenia Ramiro a Guía Repsol Fue al inicio de una visita por los diferentes talleres de la fábrica, y su jardín tintóreo, que "recoge a modo de museo una selección de las principales plantas que se utilizaban para realizar los tintes naturales”.

Colores por todas partes, sobre todo en los talleres.
Colores por todas partes, sobre todo en los talleres.

En la Galería Museística rotan las exposiciones de artistas plásticos, hay una sala especialmente dedicada para teñir las lanas y las sedas, las restauradoras de textil trabajan con aguja curva junto a enormes ventanales y todavía se usa la rueca, y los telares del siglo XVII. “Nosotras fabricamos las alfombras con las manos y trabajamos dos técnicas: nudo turco y nudo español”, contaban las tejedoras en sus talleres. Sobre ellos, una buhardilla forrada de estanterías rebosa madejas de incontables tonalidades. Otro mundo.

Centenares de alfombras se limpian aquí cada año.
Centenares de alfombras se limpian aquí cada año.

6. ‘Six Board Game Cafe’

En una mesa una pareja lee concienzudamente unas largas instrucciones y en otra, justo al lado, una familia se ríe haciendo mímica. Un par de mesas más allá, un grupo de amigos juegan con la soltura de quien tiene muchas partidas detrás, mientras pican algo. Solo pisar ‘Six Board Game Cafe’ ya hace sonreír al que llega sin prejuicios, sea o no muy jugón. “Abrimos hace dos años y contamos con más de 1.000 de juegos. Cada dos o tres meses los hay nuevos”, explica Álvaro Benito, que lleva trabajando aquí desde su apertura.

Quien vaya de 16 a 20 horas puede jugar sin consumir.
Quien vaya de 16 a 20 horas puede jugar sin consumir.

La fórmula de bar de juegos hace tiempo que se estableció en el centro pero este es de los pocos abiertos en un barrio residencial. En un principio fue una apuesta porque esta es "una zona muy transitada pero no tanto para ocio”, pero ahora reciben, sobre todo los fines de semana, a gente de diferentes puntos de la región. Entre semana, suelen acudir los habituales, que saben a lo que vienen. En cualquier caso, la tarde de diversión cuesta 3,5 euros si además de jugar te tomas algo (5 euros solo jugar). “Queremos que la gente no se cierre y se piense que este plan es exclusivo para un grupo determinado de personas, viene gente de todo tipo a disfrutar con los juegos e mesa y, sobre todo, con sus acompañantes”, explica Álvaro Benito.

Juegos para principiantes y también para expertos.
Juegos para principiantes y también para expertos.

7. El Parque del Buen Retiro

El acceso al Retiro del barrio de Pacífico no es el más impresionante de sus 17 puertas y eso quizá le brinda aún más encanto. Recibe el nombre de Mariano de Cavia, como la plaza que tiene muy cerca y se encuentra en la esquina entre Menéndez Pelayo y la calle Poeta Esteban Villegas. Solo hay que subir unas discretas escaleras para sumergirse en la zona sur del parque más icónico de la ciudad. A veces pasa que las zonas emblemáticas pierden atractivo por la masificación pero eso no le pasa al Retiro: aún conserva belleza e interés, sobre todo los días de diario.

Árboles El Retiro Otoño 2022 monumento a Alfonso XII

El monumento a Alfonso XII se utiliza como escenario muy a menudo. Foto: Sofía Moro

En Guía Repsol proponemos varios itinerarios, para que el lector pueda ir varias veces al parque y lo sienta siempre distinto. Se puede recorrer prestando atención a los puntos más curiosos como la antigua Casa de Fieras o los restos de una antigua ermita románica o se puede uno fijar en “las postales” como el Ángel Caído o el Palacio de Cristal. Otra opción es disfrutar conscientemente de los artistas que rodean el Estanque Grande: titiriteros, tarotistas, músicos, o fijarnos en su vegetación, especialmente hermosa en otoño. Y para quien quiera una visita especial, aquí la va pista premium: el Vivero de Estufas.

Nos preguntamos si ellos habrán conseguido avistar a la carpa Margarita.
El Retiro, uno de los rincones favoritos del escritor en Madrid. Foto: Alfredo Cáliz

8. Daoiz y Velarde

Los que visiten el barrio por primera vez podrán ubicar este lugar gracias a esa puerta ornamental a la altura del 164 de Ciudad de Barcelona. De columnas grises y arco color crema, se puede leer en su centro: “Maestranza y Parque de Artillería” y ya da pistas sobre su pasado militar. “Los cuarteles militares Daoiz y Velarde (1881) estaban concebidos como un conjunto de factorías de artillería e infantería, con enlace directo a la estación de Atocha, en los terrenos denominados Los Docks. Aquí llegaron a instalar a 3.500 hombres, 500 caballos y los carruajes de un regimiento montado de artillería”, se informa desde el Ayuntamiento de Madrid.

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Tras su correspondiente reivindicación vecinal, estos terrenos ahora están destinados al ocio, el deporte y la cultura, y a ningún residente del barrio hace falta explicarle dónde está “el Daoiz”. Tras atravesar la puerta de la que hablamos y pasar por la plaza contra la Violencia Machista, una fuente donde los chorros salen del suelo sirve de piscina improvisada a los niños en verano; cuando el tiempo lo permite siempre hay jóvenes sentados en los bancos de enfrente, y el centro deportivo municipal ocupa el antiguo pabellón central. Centros culturales, la Escuela de Música Municipal o un auditorio gestionado por el Teatro Real donde se programa, sobre todo, obras infantiles, ocupan el resto de pabellones. Están bien conservados y rodeados de arboles, así que merece la pena darse un paseo entre ellos.

¿Qué tal un paseo por los antiguos cuarteles?
¿Qué tal un paseo por los antiguos cuarteles?

9. 'La Neomudéjar'

Un acceso que parece la entrada a un parking, un callejón convertido en terraza de bar, una nave ferroviaria repensada como centro de artes de vanguardia. El rincón más berlinés del barrio está aquí y tras 12 años de recorrido en común aún hay vecinos que no saben muy bien cómo explicar de qué va eso de ‘La Neomudéjar’. En esta s naves se expone arte contemporáneo y a la vez se preserva la historia industrial de la ciudad. “Lo más fácil es picar, sanear y enlucir en blanco pero perdería toda la atmósfera y el encanto que tiene el espacio”, explicaba a Guía Repsol Franciso Brives, co-director del proyecto.

Kosovo o Bosnia son algunas de las guerras que Nassio aborda en su obra.
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Sobre ‘La Neomudéjar’ se podría contar que en la planta de arriba las taquillas aún conservan las pegatinas que pusieron los obreros a principios del siglo XX, que las colecciones expuestas en el museo le han brindado tanto predicamento que fueron invitados a LArt Show en Los Ángeles o que en su librería El Economato, se pueden encontrar revistas de videoarte o de inteligencia artificial. Se podrían contar muchas cosas acerca de este espacio pero sin duda lo mejor es ir a verlas.

El virus del covid tiene balas incrustadas en esta obra de Luis Barba.
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