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Público disfrutando del atardecer en el Mirador de Las Amatistas en el termino municipal de Nijar, dentro del territorio del Parque Natural Marítimo Terrestre de Cabo de Gata, en la provincia de Almería.

Qué ver en Cabo de Gata (Almería): los mejores lugares

15 razones para amar Cabo de Gata

Actualizado: 20/04/2021

El espectáculo está servido en este rincón almeriense, donde la naturaleza es omnipresente. Entre valles, flores, volcanes, playas solitarias y pueblos impolutos es prácticamente imposible no disfrutar de un sinfín de experiencias que se quedarán en tu recuerdo para siempre. Toma nota de los 15 mejores lugares qué ver en Cabo de Gata para tu próxima escapada.
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El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en la provincia de Almería, es uno de esos parajes "salvavidas", que hacen las delicias de todo el que se adentra por estas tierras desérticas. Quienes lo conocen, saben de lo que hablamos. Para los que aún no han tenido el placer de visitar Cabo de Gata, traemos una propuesta de planes que te harán desear que llegue el momento de verte, por fin, disfrutando de las bondades de este soleado rincón con el que ha sido bendecida la Península Ibérica.

Sus playas y calas paradisiacas son el mejor antídoto para el estres, igual que sus calas escondidas, sus islotes donde descansan los barcos pesqueros o sus fantásticos miradores que te hacen observar el Parque de una forma privilegiada. También los pueblos blancos del Cabo de Gata son un regalo para el visitante que descubre paso a paso todos sus encantos.

Sitios que ver en Cabo de Gata:

1. La Playa de los Muertos

Aunque esta recóndita playa no cuente con el nombre más atractivo del lugar, lo cierto es que es uno de los enclaves más espectaculares del Parque Natural Cabo de Gata- Níjar. El placer de sumergirse en sus aguas turquesas bien merece la caminata previa y posterior a través de un pedregoso y empinado camino. Mide un kilómetro de longitud y es totalmente recta, un pequeño paraíso entre Agua Amarga y Carboneras.

La playa de los Muertos, una de las más emblemáticas de la zona, es buen lugar para cuando sopla el Poniente. Foto: Shutterstock.
Una de las playas más hermosas del Cabo de Gata es la de los Muertos. Foto: Shutterstock.

Para que la experiencia sea lo mejor posible, un consejo: no olvides chequear si hará viento, pues un día de Levante puede echar por tierra el plan del día. En Guía Repsol te lo ponemos un poco más fácil y aquí te traemos una pequeña "chuleta" para que sepas qué playa elegir dependiendo del aire que sople.

2. La playa de los Genoveses bajo las estrellas

La playa de los Genoveses es otro de los parajes más hermosos para ver en Cabo de Gata. Situada a dos kilómetros de San José, sus dunas de arena fina y dorada y su agua cristalina la convierten en una parada imprescindible para darse un chapuzón. Además, es ideal para niños, ya que su entrada al mar es muy paulatina, no cubre mucho más arriba de la cintura hasta que no te metes muy a lo hondo.

Un grupo de gente en la playa por la noche posando para una foto.
La Playa de Los Genoveses bajo las estrellas. Foto: Astronomía Cabo de Gata.

Y para aquellos que se quedan embobados mirando el cielo nocturno, intentando localizar constelaciones o esperando una estrella fugaz a la que pedir un deseo, el planazo está servido de la mano de Astronomía Cabo de Gata. Una oportunidad de conocer un poco más acerca del universo en una de las playas más fascinantes del entorno y acompañados de un guía especializado en astronomía.

3. Cala Rajá

Situada entre acantilados que la abrazan y protegen del molesto viento de Levante, a Cala Rajá se accede a través de un empinado camino de cabras que se precipita hasta el mar. Prácticamente virgen y sin más servicios que un parking con capacidad para unas 50 plazas, esta pequeña cala de arena fina, dorada –y algo de grava–, bañada por un amable Mediterráneo, posee una belleza asalvajada que potencian las rocas volcánicas de tonos blancos, rojizos y oscuros que la abrazan de lado a lado.

Vista de la Cala Rajá
Cala Rajá. Foto: Agefotostock.

Con una longitud de tan solo 120 metros, Cala Rajá es una de esas calas en Cabo de Gata pequeñas y acogedoras hasta la que se desplaza muy poquita gente. Se convierte, así, en un espacio para perderse, para los que disfrutan de los lugares recónditos. Merece la pena, además, hacer alguna excursión por los alrededores para descubrir la belleza del entorno volcánico, donde destaca el singular Arrecife del Dedo. Al verlo, no hará falta explicar el motivo de por qué se le nombró así.

4. Las Salinas de Cabo de Gata

De alto valor medioambiental, las Salinas de Cabo de Gata son el hogar de multitud de especies animales y vegetales, entre los que destacan los majestuosos flamencos rosados, garzas, garcetas y muchas otras aves limícolas. Paralelas a la línea de costa, sus 5 kilómetros de longitud abarcan desde la playa de San Miguel hasta la playa de la Fabriquilla, entre las localidades de San Miguel del Cabo y Almadraba de Monteleva.

A lo lejos, es posible ver la icónica iglesia de Las Salinas.
A lo lejos, es posible ver la icónica iglesia de Las Salinas. Foto: Francisco Bonilla.

Desde los puestos de observación ornitológica se puede disfrutar de una preciosa panorámica del entorno. A una distancia considerable, para respetar su hábitat y su descanso, son un buen lugar para contemplar y fotografiar, cómodamente y sin molestar, la vida sosegada que muchas aves han desarrollado en este entorno idílico. Tanto es así, que algunas han hecho de estas aguas saladas su hogar permanente y otras, su lugar de descanso en sus rutas migratorias. Estas charcas, además, son parte de una de las imágenes más conocidas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, pues junto a ellas se encuentra la Iglesia de Las Salinas, convertida ya en un icono.

5. El Cortijo del Fraile

Aunque su estado es de abandono total, El Cortijo del Fraile es famoso porque allí tuvo lugar el conocido Crimen de Níjar, que sirvió de inspiración a Federico García Lorca y a Carmen de Burgos para escribir Bodas de Sangre y Puñal de Claveles, respectivamente. Además, este singular edificio ha sido escenario de algunos de los westerns más conocidos, como La muerte tenía un precio.

El Cortijo del Fraile
El Cortijo del Fraile es famoso porque allí tuvo lugar el conocido Crimen de Níjar. Foto: Agefotostock.

Muchos son los elementos que hacen del Cortijo del Fraile uno de los lugares más insólitos e interesantes de la provincia almeriense. Por una parte, los trágicos hechos que allí tuvieron lugar, a inicios del siglo XX, son un imán para los amantes del turismo negro y de los lugares tocados por la tragedia. A pesar de que el acceso a su interior está prohibido y cuenta con una valla que lo rodea, contemplarlo desde el exterior sirve para dejar la imaginación volar y acompañarla del clic de la cámara. La desnudez del entorno árido, rojizo y terroso en el que está enclavado el Cortijo del Fraile, añade un aura sugestiva, nostálgica y de una carga emocional, que solo puede entenderse al recorrerlo, por ejemplo, en una tarde de verano, cuando el calor deja de apretar y las luces del atardecer saturan aún más los colores del lugar.

6. El mirador de La Amatista

Pocos placeres hay que se puedan igualar a la sensación de contemplar la inmensidad del mar desde las alturas. Sentir la pequeñez que portamos en nuestros cuerpos mientras uno observa esa gigantesca masa azul de la que surgió la vida. El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es uno de esos enclaves que tienen la suerte de vivir asomados al mar. Su origen volcánico ha dado lugar a una orografía de lo más singular, que puede apreciarse, especialmente, cuando uno se asoma a cualquiera de sus miradores y puede contemplar, desde las alturas, cómo se unen el mar y las antiguas lavas.

Nadie se resiste a la foto.
Especialmente bello es el Mirador de la Amatista. Foto: Francisco Bonilla.

Uno de nuestros favoritos es el Mirador de La Amastista, a medio camino entre la Isleta del Moro y Rodalquilar, perfecto para contemplar un atardecer inolvidable. La llegada en coche hasta allí es impactante, pues la carretera ondula con los acantilados y nos hace conscientes de la altura que se va tomando al ver, abajo del todo, el inmenso mar. Una vez arriba, la panorámica es de esas que quitan el hipo y piden ser fotografiadas sin parar: aguas turquesas, montañas de origen volcánico y naturaleza salvaje.

7. La Cala del Plomo

La Cala del Plomo es una recóndita playa, en la que se practica el nudismo y a la que se puede acceder en coche tras recorrer unos 4 km por un camino de tierra. Se trata de otra de nuestras "imprescindibles" para relajarse entre aguas sosegadas, limpias y cristalinas, ideales también para practicar snorkel y contemplar la fauna marina y las formaciones rocosas formadas por las dunas fósiles. De arena fina y guijarros, su espacio, con 200 metros de longitud, es amplio y cuenta con un parking que comparte con otra de las grandes conocidas del lugar, aunque con un acceso mucho más difícil: la recóndita Cala de Enmedio.

Cala del Plomo
Sus aguas limpias y cristalinas son ideales para hacer 'snorkel'. Foto: Agefotostock.

El entorno acoge varias cortijadas y una pequeña vega, disonante con la aridez del territorio. A pesar de ello, no cuenta con servicios, por lo que mejor ir bien preparado con un kit playero de nevera y sombrilla. Alejada de cualquier núcleo urbano, la tranquilidad está asegurada en la Cala del Plomo. Además, la entrada al agua es progresiva, por lo que es ideal para ir con niños, ya que pueden dar pie hasta bastantes metros dentro del agua.

8. Entre flores y volcanes

No son pocos los senderos que uno puede recorrer por esta tierra tan cinematográfica y minera. Por lo que los amantes de los caminos podrán conocer mejor la zona siguiendo rutas con nombres tan atractivos como la de la minería, la de los piratas o la de los volcanes y las flores, que además de tener un poético nombre, nos lleva a conocer la riqueza del suelo y la flora del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.

El origen marinero de la Isleta del Moro sigue presente.
La ruta de Volcanes y Flores, de gran belleza natural. Foto: Francisco Bonilla.

Existen rutas en Cabo de Gata para todos los niveles, algunas pueden realizarse en familia y otras, de una dificultad o un tiempo estimado un poco más largo, para los auténticos correcaminos. Sin duda, se trata de una de las mejores formas de descubrir el parque natural, sus caminos, su fauna y flora y sus paisajes.

9. Níjar y su artesanía local

Níjar es uno de esos pueblecitos blancos, de belleza agradecida, donde todo parece ir a otro ritmo. Alejado del mar, durante las noches de verano se puede sentir el aire serrano en esta pequeña localidad que, recientemente, ha entrado a formar parte de la lista de "Los pueblos más bonitos de España". Su origen se remonta a la época musulmana, que aún se siente al pasear por sus empinadas y calles. Se conserva su antigua atalaya, que sirvió para defender la localidad durante siglos. Cabe mencionar la importancia del agua en un lugar como este, por eso, una visita al Museo del Agua nunca está de más. Además, el pueblo cuenta con un curioso mariposario, que se encarga de cuidar de alrededor de 300 ejemplares de casi 30 especies diferentes de todo el mundo; o el vivero Cactus Níjar, donde los cactus y otras plantas asociadas a tan desértico clima tienen todo el protagonismo.

Calles de Níjar
Níjar, uno de los pueblos blancos de Almería que hay que patearse. Foto: Agefotostock.

De tradición artesana, el visitante no debe -no puede- marcharse del lugar sin conocer –y comprar– la cerámica, objetos de esparto y jarapas que allí se producen. En muchas de las tiendas, además, uno puede contemplar cómo se decoran los objetos cerámicos, como jarrones, vasos o platos o asistir al espectáculo que supone ver un telar en funcionamiento.

10. La Cala de San Pedro

Hablamos de una de las playas hippies por excelencia, no solamente en Almería, sino a nivel nacional. Hace ya décadas que esta comunidad se asentó en sus orillas y la convirtió en su hogar. Nudismo, aguas claras y limpias y el recuerdo del espíritu California dreamin’. El camino hasta San Pedro solo puede hacerse a través de una larga caminata o en lancha; una vez allí, la experiencia habrá hecho que merezca la pena.

Dos hombres caminan cerca de la cala San Pedro.
El camino hasta San Pedro solo puede hacerse a través de una larga caminata o en lancha. Foto: Agefotostock.

Su fondo de arena blanca hace que el agua se aprecie mucho más clara que en otras playas de la zona, dando un aspecto tropical. Una de las singularidades de esta cala es que tiene vegetación en su interior y una fuente natural de agua potable, que han permitido vivir a sus habitantes en cierto aislamiento.

11. San José

Considerado la capital del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar por ser el núcleo urbano más grande y con más servicios de la zona, San José, de tradición pesquera, vive ahora del turismo que atrae. En verano, llega a triplicar su población, gracias a sus encantos y a su idílica ubicación, pues muy cerca se encuentran algunas de las mejores playas de la provincia, como Los Genoveses, Mónsul o la Cala de la Media Luna.

foto san jose almeria
Una de las playas más urbanas de la zona, la de San José. Foto: Francisco Bonilla.

San José es un pueblo encantador y una de las visitas obligatorias si uno se acerca a conocer el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Caminar por su paseo marítimo al anochecer, comiendo un helado y recorriendo los puestos de artesanos, que allí se instalan al caer el sol es un auténtico placer con la llegada del buen tiempo.

12. La Isleta del Moro

Olor a salitre y humedad mediterránea envuelven cada rincón de este pueblo en el que, a pesar del desarrollo de los últimos años, aún se conserva un ambiente marinero auténtico. Barcos pesqueros fondeados, pequeñas casitas cúbicas y blancas, y el islote que da nombre al lugar son su seña de identidad.

Las pequeñas barcas salpican la perspectiva desde el Mirador de la Isleta del Moro.
Las pequeñas barcas salpican la perspectiva desde el Mirador de la Isleta del Moro. Foto: Francisco Bonilla.

Ni que decir tiene, que los devotos del pescaíto frito no pueden saltarse una cita con este manjar si visitan la Isleta del Moro. Restaurantes como 'La Ola' o, más sorprendentemente, el 'Hogar del Pensionista', son las direcciones para poder pegarse un buen homenaje a la salud de Poseidón. Además, el segundo se encuentra frente al Mirador de la Isleta del Moro, desde donde se obtiene una vista absoluta y cautivadora de la bahía.

13. Rodalquilar y su pasado minero

Muy cerca de la Isleta del Moro se encuentra Rodalquilar, ubicado en un valle que antaño fue el cráter de un volcán. Hasta allí llegó la fiebre del oro y de aquel pasado se mantienen las ruinas de las instalaciones mineras que dotan al paisaje de un aspecto totalmente posapocalíptico. Allí se encuentra el Ecomuseo La Casa de los Volcanes, que ofrece un insólito paseo geológico para acercarnos a conocer e interpretar los insólitos paisajes del Geoparque de Cabo de Gata.

Antes de pueblo, Rodalquilar fue cráter.
Desde el mirador es posible ver los inmensos tanques lavadores que antes separaban el oro de los otros materiales. Foto: Francisco Bonilla.

Las calles de este pueblo que vio nacer a la escritora Carmen de Burgos son un auténtico museo al aire libre, no solamente por su innegable belleza mediterránea, sino porque las fachadas de las casas son auténticas "paredes con arte", donde se exponen las obras de distintos fotógrafos, pintores, escultores o escultores, gracias a 'Rodalquilarte'.

14. El Faro de Cabo de Gata

Tomando la AL-3115, esa carretera recta y larga que presiden, a un lado, Las Salinas y, al otro, la playa homónima, el viajero puede acceder hasta el faro más famoso de todo el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Atentos aquellos que sufran vértigo a la imponente curva cerrada que nos lleva hasta allí, sobre los mismos acantilados.

cabo de gata
El faro de Cabo de Gata, otro punto donde asomarse al mar. Foto: Shutterstock.

El faro es uno de los enclaves más fascinantes para asomarse al mar y observar el espectáculo natural que allí tiene lugar. Junto a él, el Mirador del Arrecife de Las Sirenas nos permite ver la formación volcánica que le da nombre y que es una de las estampas más icónicas del parque. Cuenta la leyenda que el nombre de estas rocas se lo debemos a la colonia de focas monje que solía vivir en el arrecife y que los navegantes confundían con aquellos mitológicos seres.

15. Bajo las aguas

Si lo que hay en tierra firme es sorprendente, bajo las aguas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, se encuentra un universo fascinante. Fondos rocosos llenos de vida, cantiles volcánicos y las praderas de posidonia, planta marina indicador de la calidad del agua, hacen de este mundo sumergido un hogar para todo tipo de especies y un destino ideal para los amantes del submarinismo.

La clave es encontrar la flotabilidad neutra.
El paraíso también está bajo las aguas. Foto: Eva Máñez.

Muchas son las empresas que ofrecen este tipo de servicio, adaptado a todos los niveles y que permite descubrir las entrañas marinas de este lado del mediterráneo desde varias calas y playas, que presumen de buena visibilidad y limpieza de sus aguas. La Punta del Cuervo, la Cala del Toro, la Cala del Carnaje o La Isleta del Moro, La Amatista, el Pecio de Agua Amarga o Cala Higuera son solo algunos de los puntos para realizar inmersiones en Cabo de Gata.

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