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El estilo de vida urbano nos ha alejado en buena medida de los saberes naturales. Sin embargo, el cultivo de hierbas, ya sean para uso medicinal o doméstico, continúa estando a la orden del día. En territorios en altitud y con inviernos duros puede ser, además, una alternativa económica. Eso al menos fue lo que pensaron hace cuatro años Albert Guardiola y Jaime Querol, dos jóvenes de la comarca de Els Ports, en el interior de Castellón. Hoy son las caras visibles de Esencias de Els Ports, una pequeña empresa que trata de revitalizar esta parte de la España vaciada.
Su idea de cultivar plantas aromáticas para la posterior comercialización de sus esencias -una iniciativa que el padre de Albert ya había intentado concretar hace tres lustros, sin tanto éxito- se materializa hoy en forma de manto morado. Es la tonalidad que adopta el lavandín en el mes de julio, cuando esta especie eclosiona y salpica con su intensidad cromática este territorio agreste. Perfectamente plantadas en surcos longitudinales, el lavandín emerge vigoroso y ofrece un espectáculo visual que abre los sentidos.
El paisaje es especialmente bello cuando el sol se pone entre las montañas pobladas de carrascas y robles. Es imposible no dejarse llevar, pasear hundiendo los zapatos entre la tierra pedregosa mientras las yemas de los dedos se impregnan del aroma que emana de esta hierba aromática. Si se agudiza el oído, escucharemos el zumbido de las abejas. No hay que asustarse: están enfrascadas en sus propias -y deliciosas- tareas de recolección. Alguien dijo que este paisaje rememoraba la Provenza y ese alguien no iba, en absoluto, desencaminado.
Hoy la empresa Esencias de Els Ports gestiona 110 hectáreas de terrenos repartidas por siete municipios de la comarca. El espliego y el lavandín -un híbrido que combina productividad, resistencia y calidad del aceite- son las plantas mayoritarias en los terrenos que gestionan estos dos jóvenes agricultores de la zona. A través de esta iniciativa han diversificado la realidad agrícola de esta comarca, caracterizada por el minifundio, y donde muchos campos han sido abandonados con el paso del tiempo.
“La recolección de hierbas aromáticas, muy habitual en el pasado, se había perdido e iniciativas como esta han permitido iniciar su cultivo y recuperar no solo las tierras, sino la actividad desde una vertiente profesional. Le están dando a la tierra una nueva oportunidad”, explica Mónica Segura. Ella es la impulsora de Viu Els Ports, una empresa turística que, de la mano de Esencias de Els Ports, ha convertido esta actividad agrícola en un activo turístico en el interior de Castellón. Desde hace dos años, Mónica se dedica a explicar sobre el terreno a los visitantes todos los secretos sobre el cultivo de las aromáticas. Lo hace desde la Masía del Curro, en el término de la Todolella, donde se encuentra una de las parcelas más amplias de que disponen.
Como todo lo vinculado con el campo, esta actividad requiere de tiempo, paciencia y tesón. El lavandín, por ejemplo, tarda tres años en alcanzar la producción óptima y le benefician, especialmente, las nevadas que en invierno suelen emblanquecer estos parajes del Sistema Ibérico. También aprendemos que una pequeña flor es comestible, pero una ingesta cuantiosa nos podría llevar directos a la consulta médica. O que su etimología procede del gerundivo latino lavandus, es decir, lavar, porque se utilizaba como aromatizante de las aguas de baño.
“Las visitas se suelen iniciar a mediados de junio y finalizan a principios de agosto. Ahora bien, esto no es una ciencia exacta y, a veces, como este año, la cosecha se ha de adelantar para adaptarse al momento óptimo de floración”, nos explica Mónica, una joven licenciada en Humanidades -especializada en museística y patrimonio- que ha optado por vivir en la comarca de Els Ports y dar a conocer su potencial turístico.
Todo esto nos lo relata mientras recuperamos fuerzas con un copioso almuerzo a la sombra de pinos y sauces. Sobre la mesa disponen unos riquísimos embutidos de la zona: jamón, chorizo, salchicha y una excelente cecina, todo ello curado y secado en el mismo pueblo de la Todolella. Los quesos de Morella y el vino del Bajo Aragón completan este sencillo pero apetitoso paréntesis gastronómico. Trabajar y dar a conocer la materia prima de la zona es una prioridad de Viu Els Ports, que también ha desarrollado un proyecto de turismo apícola durante los meses de primavera. La miel de sus abejas, aquellas que zumbaban por entre el lavandín, es un manjar para el paladar.
Con el estómago lleno nos dirigimos a un antiguo molino harinero en cuyas inmediaciones se puede rastrear, todavía, una antigua infraestructura que en el municipio se utilizaba precisamente para extraer la esencia de las aromáticas. Porque, al fin y al cabo, más allá de la cuestión estrictamente recreativa, Esencias de Els Ports trabaja para obtener los jugos de la planta, como en el pasado hicieran de forma más informal los moradores de estas latitudes. Por cada hectárea cultivada se producen entre 50 y 80 litros de aceite esencial que se destinan tanto a productos de cosmética como perfumería.
El proceso de destilación se realiza unos pocos kilómetros más allá, en la localidad vecina de Cinctorres, donde se transporta toda la materia prima. Allí, las hierbas van a parar a dos enormes depósitos de 3.500 y 8.000 litros. Cuarenta y cinco minutos de vapor y un recorrido por un serpentín permiten obtener la esencia que acabarán comercializando. Cuentan quienes asisten al proceso en directo que el olor resulta tan intenso que puede llegar a marear. Eso es, en todo caso, durante los picos de producción que suelen darse durante el mes de agosto, cuando el trasiego en estas instalaciones acondicionadas para los visitantes es constante.
Durante el mes de julio, y dentro de las visitas organizadas por Viu Els Ports, podemos testar nuestros recién adquiridos conocimientos de perfumista en un pequeño taller habilitado en las instalaciones. ¿Serás capaz de distinguir la esencia de ciprés de la de lavandín? ¿Y la de tomillo de la del espliego? En las mismas instalaciones se pueden adquirir velas, difusores o aceites esenciales, un recuerdo aromático que, ya en casa, nos devolverá a la naturaleza.
De todos modos, los amantes de las fragancias y los productos naturales harán bien en desplazarse hasta la vecina Morella para completar la experiencia. Situada sobre un cerro y rodeada de una muralla medieval, la capital de Els Ports proporciona una postal imponente. Probablemente una de las más bellas y reconocibles del país. No en vano en el año 2015 fue reconocido como uno de los “Pueblos más bonitos de España”. Son, por tanto, muchas las razones para dedicarle nuestro tiempo: su patrimonio arquitectónico, sus calles restauradas, su riqueza paleontológica o, por qué no, los deliciosos flaons, dulce típico de la zona relleno de requesón de las ovejas que pastan por esta tierra rústica.
Pero continuemos buscando el rastro de las aromáticas. El olfato quizás nos lleve hasta Casa Masovert, una de las muchas tiendas enfocadas al turismo en este municipio de poco más de 2.400 habitantes. El establecimiento, regentado desde hace seis años por los Jovaní Sorribas, tiene en sus estanterías un buen número de productos artesanales.
Hace algunos años se preguntaron cómo sería embotellar y beber las hierbas aromáticas. A fin de cuentas, los licores de hierbas forman parte de la tradición destilera de esta zona. El resultado de la iniciativa desarrollada por Casa Masoveret es un licor de espliego y una crema de lavanda que nos devuelven a nuestro paseo entre surcos de aromáticas. La combinación del alcohol y los aromas naturales resulta sorprendente. Según nos explica la propietaria del establecimiento, estos productos se cuentan entre los que más gustan a quienes entran por su puerta.
Con buen ánimo avanzamos por la populosa calle Blasco d’Alagó hasta llegar a Aromes de Morella. Su cuidada decoración y la fragancia que desprende su interior actúa como un imán para el visitante. De las sales, jabones, esencias, velas, difusores y colonias que ocupan sus estantes emanan un sinfín de olores naturales. De nuevo, es como si nos encontráramos rodeados de carrascas y robles, de espliego y lavandín. Merece la pena dejarse llevar, abrir los sentidos y embriagarse de este caleidoscopio olfativo. Té de roca, flor de cerezo, naranjo dulce… se entremezclan en el ambiente de esta planta baja donde se pueden perseguir los trazos de esta vivienda más que centenaria.
En realidad el establecimiento es tan solo la cara visible de un proyecto empresarial de más envergadura. Su artífice es Eva Sariñena, una emprendedora de origen catalán que ha echado raíces en Morella. Todo surgió en 2003, cuando fue madre por primera vez. “En aquel momento, sentí la necesidad de recuperar olores acogedores, envolventes, que me hicieran sentir a mí y a mí hijo una sensación placentera, como la que yo sentía de niña”, relata.
Dio la casualidad que en aquel momento un grupo de emprendedores del pueblo vecino se habían embarcado en un primer proyecto de plantación de hierbas aromáticas. “Lo hablé con una amiga que se dedica a hacer productos aromáticos y ella me animó: yo tenía una idea primigenia de negocio y a pocos kilómetros de casa había quién me podía proporcionar la materia prima”.
Fue entonces cuando elaboraron los dos primeros productos de su catálogo: la colonia Aigua de Morella y el vaporizador de espliego. Primero, lo puso a la venta en una tienda de souvenirs que regentaba, una línea de comercialización que pronto combinó con un portal de venta por internet. Poco a poco y a medida que se formaba en el mundo de la perfumería y la cosmética ecológica y natural fue ampliando el catálogo. “Hay una parte de este negocio que se rige por la intuición. Hago los perfumes que me gustan”, relata Eva. Entre los artículos más innovadores encontramos un contorno de ojos hecho a partir de la trufa, un hongo totémico en esta zona y de uso frecuente en la gastronomía local.
A día de hoy Aromes de Morella tiene un catálogo de más de 200 productos, muchos de uso doméstico, pero también personal. Una parte de los aceites esenciales que se utilizan provienen de Esencias de Els Ports. Para quienes tengan curiosidad por el mundo de los aromas y la perfumería, Eva ofrece talleres que permiten profundizar en los secretos de este arte.
“Hemos sido capaces de crear un producto nuevo a partir de un elemento, las plantas aromáticas, que es tradicional. Tenemos un compromiso con el territorio y en la medida de lo posible recurrimos a los proveedores de la zona porque consideramos que eso es lo que le aporta valor añadido al producto. Desde el principio hemos tenido absolutamente claro que lo que hiciéramos tenía que ser auténtico, diferente y de mucha calidad. Queremos hacer productos felices. Creo que, paso a paso, lo hemos conseguido”, explica. Hoy su tienda recoge la esencia de aquella semilla que plantó en 2003. A través de su servicio por internet, hoy los aromas de Els Ports llegan a medio mundo.
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