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En el barrio del Poblenou, en el distrito de Sant Martí, proliferó la industria a finales del siglo XIX. Tanto, que era la zona de mayor concentración de fábricas de Cataluña y una de las más importantes de España, lo que le valió el sobrenombre del 'Manchester catalán'. Hoy en día, el barrio tiene un aspecto un poco distinto. Muchas de aquellas fábricas fueron abandonadas y algunas están siendo reconvertidas en lofts, estudios de artistas o centros culturales.
Los viejos edificios se están mezclando ahora con construcciones de diseño que albergan las oficinas del distrito 22@, donde tienen su sede numerosas startups de la ciudad. Pero el carácter cooperativista que gobernó este barrio sigue latente en sus calles. Los muros sucios y polvorientos de sus hangares son el lienzo perfecto para muchos artistas que transforman lo que podría ser un paisaje cochambroso y decadente en inmensos murales de colores vivos. Son metros de ladrillo compartidos donde ellos van plasmando su obra y sustituyendo otras anteriores.
Comenzamos la ruta en la calle Selva de Mar, 127. Como decíamos, una de las desventajas que tiene el arte urbano es que las obras son efímeras. Para bien o para mal, no suelen perdurar mucho tiempo, como le ha pasado al ángel del artista Sav45, del que, lamentablemente, solo se conserva la cara. En esta pared hay más murales, firmados por Conse.
La ruta por el arte urbano del Poblenou continúa en la calle Pere IV; concretamente en el número 345, donde está 'La Escocesa', un centro de creación artística donde trabajan alrededor de 21 artistas. Es habitual ver murales de mucha calidad pasada su fachada. En el número 412 de la misma calle pueden verse también otros murales.
Recientemente se celebró la cuarta edición del Festival Ús de arte urbano y se actuó en el espacio que antes ocupaba un aparcamiento de autobuses (y que en el futuro se convertirá en un huerto urbano) en el Passatge de la Llacuna, 22; la siguiente parada de esta ruta. Allí veremos murales permanentes como el de la argentina Hyuro o la obra de Roadsworth. La colombiana Gleo o el colectivo Fab Lab también llenaron las calles del Poblenou de intervenciones durante este festival.
En la manzana de las calles Agricultura, Veneçuela, Treball y Pallars podemos encontrar también metros y metros de murales en continuo cambio. Uno de los más llamativos, por el mensaje crítico que contiene, es el Molt Honorable de la artista La Castillo, donde el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aparece representado como Vito Corleone en El Padrino.
Desde allí el recorrido sigue en el número 89 de la calle Fluvià (es imposible pasar por delante de esta fachada y no acordarte de los dibujos de Joost Swarte) y en la esquina de las calles Pujades y Lope de Vega, donde hay una representación unos castellers en estilo impresionista.
Aunque el nombre de este lugar es Jardines de las Tres Chimeneas, lo de jardines puede ser un poco engañoso. La realidad es que es un espacio puramente urbano, donde predominan el cemento y el hormigón. Aquí estuvo la central eléctrica de Barcelona Traction, Light and Power Company Limited; pero, si le preguntas a algún barcelonés de la época, la recordará como 'La Canadiense'. Su actual denominación se debe a una de las características de este paisaje, las tres chimeneas, de 1897, 1908 y 1917, que se han conservado como símbolo.
Los muros que hay en los Jardines de las Tres Chimeneas están llenos de grafitis y murales. Muchos artistas se acercan hasta allí, sobre todo en fin de semana, para dejar su impronta, aún sabiendo que en no mucho tiempo su creatividad será reemplazada por la de otro.
Cruzando el Paral·lel, a unos metros de las Tres Chimeneas, nos encontramos una pequeña plaza llena de actividad y gente de paso, la Plaza Raquel Meller, donde Jlocasrap, El Pez (Pezbarcelona) y Arnau Gallery han dejado este vistosísimo mural. Los dos primeros, así como El Xupet Negre, son bastante activos en la Ciudad Condal.
En los Jardins de St. Pau del Camp, también a unos pasos de la Plaza Raquel Meller, nos encontramos con un mural de formas geométricas; y en Compte d’Urgell, 30, con La Carbonería, el que fue el primer edificio del Eixample ideado por Cerdà. Hasta el 2014 estuvo ocupado por un colectivo, que fue el encargado de pintar el inmenso globo del mural, que hoy es todo un icono del barrio de Sant Antoni. Este colectivo también realizaba actividades abiertas, pero tras unos años La Carbonería estuvo a punto de ser demolida. En 2016, el Ayuntamiento aprobó la conservación de este bloque, permitiendo la recuperación interior y manteniendo la fachada, mural incluido.
Desligar la figura de Carmen Amaya de Barcelona es imposible. La bailaora llevó el flamenco y el nombre de esta ciudad por el mundo. Por eso este mural, en la calle de las Escoles, 23, es una de las formas que tienen los barceloneses de recordar al icono.
En el número 424 de la calle Lepant encontramos el inmenso mural de Sergio Hidalgo, conocido artísticamente como SIXE. Las doce plantas de este edificio han servido como lienzo para esta intervención de arte abstracto que tuvo su origen en el el festival urbano Open Walls Conference de 2016.
Este no es el mural más grande que ha hecho (que dice inspirarse en Miró y en la naturaleza para crear), pero sí es el mayor en Barcelona. Frente al mural de SIXE, en el número 409 de la misma calle, Miss Van también empleó litros y litros de pintura para transformar la pared gris de un edificio en un mural enorme.
A la sucesión de plazas, tiendas de todo tipo, boutiques, panaderías, restaurantes, cafeterías de mesas de madera y sillas de mil colores que aglutinan este barrio de Barcelona hay que añadir los murales, grafitis y paste ups que hay a la vuelta de cada esquina. Es raro encontrar una calle de Gràcia donde no haya una pared o una persiana de algún comercio pintada digna de fotografiar. Dos de los artistas que están ahora mismo más presentes en este barrio son Axe Colours y J.Arroyo.
En Encarnació, 72, Arroyo homenajea a la pintora Tamara Lempicka con unos medallones gigantes: Ladies & gentlemen.
A unos metros de este lugar, en la calle Ventallat, 10, hay un huerto urbano con algunos murales de otros grafiteros. Para cualquier fan de Breaking Bad la mirada dura de Walter White inmortalizada por Axe Colours en esta pared es una parada obligada. Es posible que sea uno de los murales más instagrameados de Barcelona.
Y la cosa va de series, porque uno de los personajes más atractivos de Juego de Tronos es el responsable de que muchos transeúntes se paren ante el número 2 de esta misma calle. El rostro de Daenerys Targaryen en versión multicolor ocupa algún megabyte de espacio de la memoria del teléfono de más de un visitante.
El cantante gangsta, asesinado a tiros en Los Ángeles, parece decirnos "Gimme the loot, gimme the loot… I’m a bad, bad, boy", con su corona de medio lado y su mirada impasible. Otro mural de Axe Colours en Gràcia.
Cambiando de escenario, en la Plaza del Poble Romaní, de arraigada tradición gitana y rumbera, se pintó el verano pasado un enorme mural que tapó el batiburrillo de grafitis poco estéticos y sin criterio que se habían apropiado del lugar. El Ayuntamiento de Barcelona en colaboración con la Asociación de Joves Gitanos de Gràcia, la Asociación Catalana de Integración y Desarrollo Humano, la Asociación de Familias de la Escuela de primario Univers, La Escuela de vida Montserrat, el Club de Petanca Casal d’Avis Siracusa y el Distrito de Gracià contactaron con Xupet Negre, SM 172 y Konair, tres artistas de street art de Barcelona, para llevar a cabo el encargo. Castellers, el Gato Pérez, Carmen Amaya, El Pescaílla, etcétera, protagonizan el mural permanente de este lugar de encuentro tan multicultural.
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