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El Condado de Treviño es un enclave burgalés circundado por la provincia de Álava que, desde el año 1200, en tiempos de Alfonso VIII, ha pertenecido al Reino de Castilla. En 1254 Alfonso X concede el Fuero de Treviño, y en 1366 Enrique II otorga el señorío de la Villa y Tierra de Treviño a su Adelantado Mayor, don Pedro Manrique de Lara, cuyo linaje ostentó el título de Condes de Treviño. Esta zona, conocida como “enclave de Treviño”, se extiende 11 kilómetros de norte a sur, y 29 de este a oeste, y está dividida por dos municipios, la Puebla de Arganzón y el Condado de Treviño, nuestro destino. ¿Cómo llegar?
Conduciremos por la autopista A-1 hasta Burgos para seguir por esta misma vía hacia Mirando de Ebro. Después de cruzar la frontera alavesa y el río más largo de España, llegaremos a La Puebla de Arganzón. Es esta la puerta de entrada al valle trazado por el río Ayuda que recorre este territorio híbrido. Pues aquí, a pesar de encontrarnos en Castilla y León, es normal que los carteles estén en euskera y castellano como prueba de una cultura mestiza que se extiende desde la gastronomía al carácter popular.
A medida que avanzamos por el Condado vamos descubriendo villas medievales como Añastro o Cucho en mitad de este paisaje cambiante y regado por el Ayuda y sus afluentes. Por el norte, los Montes de Vitoria, cubiertos de espesos bosques de hayas, robles y tejos, cierran la Depresión de Treviño y la aíslan de la Llanada Alavesa; por el sur, las blancas cresterías de la Sierra de Cantabria sirven de límite natural con las tierras riojanas. La carretera CL-127 recorre la totalidad de Treviño y nos muestra su villa homónima, también capital, que conserva su casco histórico de origen medieval colmado de casas de arquitectura tradicional y palacios nobles.
En el extremo oriental del enclave de Treviño encontramos las diminutas poblaciones de Obécuri, Laño y Bajauri inmersas en una zona de bosque que se adentra en el Parque Natural de Ízquiz (Izki). Esta reserva alavesa es un entorno selvático que guarda las formaciones de roble melojo mejor conservadas de Europa como parte de esta cubierta forestal de 7.297 hectáreas. Hablamos de una auténtica selva ibérica dominada por el robledal, el hayedo y el quejigal que se intercalan con las masas de pinares de repoblación del siglo pasado. En este laberinto vegetal se pierden varios senderos para recorrer a pie, en bici o en todoterreno y se esconden las cuevas que los ermitaños y clérigos fueron tallando en la roca caliza desde el siglo IV. Nos olvidamos un momento del coche para aparcarlo en la localidad de Obécuri e iniciar la ruta a pie para explorar este entorno. Su nombre: PRC-BU 16.
Obécuri es una pequeña localidad burgalesa situada en la comarca de los Desfiladeros del Ebro. De apenas cien habitantes, llama la atención del viajero desde su Casa-Torre. Esta construcción militar tiene su origen en el siglo XIV y “lo más probable es que fuese construida por los Condes de Treviño para controlar posibles movimientos militares en la cercana fortaleza de Bernedo, que hasta finales del siglo XV pertenecía al Reino de Navarra”. Así lo expresan desde el Ayuntamiento del Condado de Treviño.
Junto a este baluarte asoma la iglesia de San Juan Bautista. “Este templo, en su mayor parte del siglo XIII, ha sufrido varias reconstrucciones de sus paramentos y bóvedas, especialmente se observan estos sucesos en el muro posterior de la iglesia, junto al cementerio”, según fuentes del consistorio. En Obécuri destaca a su vez el Humilladero, una diminuta capilla abierta con una reja en la que el fiel puede arrodillarse (humillarse) ante una imagen guardada en el interior de esta construcción. Tras el paseo por el pueblo, iniciamos el recorrido circular que nos conduce hacia Bajauri.
La senda PRC-BU 16 sigue en su inicio el trazado del Camino Real, que avanza rumbo norte en llano pasando junto a un parque infantil y fincas de labranza. A nuestra izquierda se yergue la colina a la que se aferra el bosque mixto mientras que a la derecha lo hacen los montes de Izki. Antes de contemplarlos desde lo alto del cerro, nos acercaremos a la balsa de Obécuri. Esta laguna ideada para facilitar el regadío en la zona se ha convertido en un reducto de biodiversidad donde es común encontrar diferentes tipos de aves como el ánade común en este paraje idílico y sosegado.
Sin embargo, los protagonistas ornitológicos de la zona son las aves de pico mediano, en una de sus principales poblaciones en la Península Ibérica, además de rapaces como abejeros europeos, azores o gavilanes. El camino ahora avanza bien señalizado hacia el monte, flanqueado por hayas y robles rebollo, sobre un relieve formado por suaves ondulaciones. Nos sumergimos en uno de los bosques caducifolios mejor conservados de toda la provincia de Burgos, entre el que serpentean los riachuelos de Barruntia, Laño y Molino, todos ellos afluentes del río treviñés por excelencia, el Ayuda.
Aunque hoy brilla el sol, las últimas lluvias y humedad del terreno ha hecho que el barro domine algunos tramos del camino que seguimos atentos a las señales de PR pintadas en los árboles. Entre ellos, se distinguen las aguas brillantes de la balsa de Basauri además de las indicaciones de la riqueza faunística y ecológica del lugar donde tampoco es raro encontrarse corzos, jabalíes, nutrias, ginetas, lirones grises, tejones y zorros. Entre la espesura del cerro, aprovechamos un claro en lo alto para contemplar una panorámica en 360 grados de los montes de Álava, el valle de Treviño y la Sierra de Cantabria. Además de las rutas de senderismo, una opción de actividad muy popular para explorar las selvas de Treviño e Izki es hacerlo en bici de montaña MTB o en vehículo 4x4 para adentrarse en el Parque Natural hasta las localidades de Markínez, Quintana o Urturi. Son muchos los senderos habilitados para este tipo de prácticas. Especialmente los que se encuadran en territorio alavés.
Descendemos ahora entre el Monte Vicente y la Cuesta Eguileta hasta llegar al pueblo de Bajauri. Estamos en el pueblo más septentrional de Condado de Treviño, siendo de los pocos que no se encuentran en la cuenca del río Ayuda. Durante muchos siglos fue paso obligado en las comunicaciones entre Bizkaia y el Reino de Navarra, hasta que se construyó el Camino Real desde Vitoria-Gasteiz a Laguardia disminuyendo así su tránsito. “Durante la guerra de la Independencia, en 1810, las tropas francesas se reinstalaron en la población para defender el puerto de Bajauri y controlar los pasos hacia La Rioja y Navarra”, como explican desde la oficina de Turismo del Ayuntamiento del Condado de Treviño. “Su monumento más destacado es la parroquia de San Miguel Arcángel, que fue reedificada en el siglo XVI en estilo gótico-renacentista”.
El resto de la ruta continúa en llano hasta la balsa de Bajauri rodeada por la espesura del hayedo en la zona más alta y el robledal en la baja. Entre ambas se interna la senda PRC-BU 16 para seguir en dirección a Obécuri. En menos de una hora habremos retomado el punto de partida y completar así este sencillo itinerario circular, apto para cualquier paseante. En cifras: 9 kilómetros y 2,5 horas de duración.
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