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Desde que en 1991 el director Ridley Scott desembarcó en la ciudad para convertir Cáceres en la Granada de Cristóbal Colón y rodar 1492: la conquista del paraíso, han sido muchos los directores y productoras que han elegido la ciudad extremeña como escenario de sus rodajes de época. Y parece que en 2016 la capital cacereña vuelve a estar más de moda que nunca en el mundo del cine y la televisión, gracias a un centro histórico muy bien conservado donde apenas hay que intervenir para recrear un escenario de época.
Tres grandes producciones han elegido su casco medieval para el rodaje de sus historias: la serie norteamericana de la ABC Still Star Crossed basada en Romeo y Julieta; la serie de Atresmedia Televisión La Catedral del Mar basada en el best seller homónimo de Ildefonso Falcones, y, por supuesto, la séptima temporada de Juego de Tronos, la multipremiada serie de la productora HBO, cada vez más enamorada de los escenarios españoles.
La Concatedral de Santa María, las plazas de Santa María, San Mateo y Las Veletas junto con las calles Ancha, Aldana y Callejón de la Monja son algunos de los enclaves de la ciudad antigua que llegarán a los espectadores de todo el mundo convertidos en la Verona y la Barcelona del siglo XIV o el escenario de las aventuras de los Lannister y los Stark.
Y aunque Cáceres ha sido descrita por el diario británico The Guardian como "posiblemente la ciudad más auténticamente medieval y renacentista que aún existe" y su casco antiguo es recorrido cada fin de semana por miles de turistas, es cierto que muchos de ellos solo pasan en la ciudad unas pocas horas o a lo sumo un día. Pero Cáceres tiene muchos más encantos que recomiendan una visita más larga o simplemente una segunda visita para paladear esos rincones, esas direcciones, esos lugares que recorren los propios cacereños.
Aquí te damos 10 pistas para exprimir Cáceres con más calma, más allá del folleto turístico y la visita apresurada:
A primera hora de la mañana o al atardecer son los mejores momentos para emprender un agradable paseo de no más de media hora desde el centro de la ciudad que nos lleva hasta el Santuario de la Montaña, en la Sierra de la Mosca, a unos 600 metros de altitud. Alberga una pequeña iglesia del siglo XVIII dedicada a La Virgen de La Montaña, una de las patronas de Cáceres. Al llegar y como recompensa al esfuerzo, nos esperan unas maravillosas vistas de la ciudad vieja de Cáceres. Para los más deportistas, la subida en bici o corriendo son dos opciones a tener muy en cuenta. Y para todos, los más deportistas y los más tranquilos, junto a la iglesia está el 'Asador de la Montaña', un sencillo lugar para reponer fuerzas o, por lo menos, tomar un refresco mientras se contempla no solo la ciudad sino un horizonte despejado con ondulaciones, dehesas y a lo lejos las primeras siluetas del Sistema Central.
Si de verdad quieres sentirte como un auténtico cacereño, tienes que pasear a la hora del aperitivo o a la caída de la tarde por el paseo de Cánovas, ese paseo largo y sombreado donde ver y ser visto que une en torno a sus bancos o terrazas a lugareños de todas las edades. Además, el remodelado 'Kiosko de la Música', el popular 'Bombo', puede ser un lugar perfecto para cacereñear y contemplar una estampa del discreto encanto de una pequeña ciudad mientras se toma algo. La otra opción es el 'Kiosco Colón', muy cómodo para los que tengan niños pequeños por su cercanía a un parque infantil, y con generosas tapas con cada consumición.
Como suele suceder en muchas ciudades turísticas, muchos lugareños no pisan el casco histórico más que para acompañar a amigos y familiares de visita en la ciudad. Sin embargo en lo que todos ellos coinciden es que el mejor momento del día para recorrer la ciudad antigua es a primera hora de la mañana, con esa sensación de estar a solas frente a frente con la historia. En definitiva, dejarte seducir por la magia de la ciudad escuchando el silencio en cada plaza y en cada calle, apreciando las cigüeñas y deleitándose con el tañir de las campanas antes de que los grupos de turistas alteren la tranquila vida de la ciudad.
Tapear en Cáceres es todo un arte, por algo fue capital española de la Gastronomía en 2015, practicado por cacereños de todas las edades. Son muchas las barras de Cáceres que ofrecen reflejo de la cocina extremeña, una cocina sencilla de platos contundentes, muy inspirada en la calidad de la materia prima, y en las que aparece de manera casi omnipresente el cerdo ibérico. La mayor concentración de bares está en torno a los arcos de la plaza Mayor y en la plaza de San Juan.
Quedar en la plaza Mayor, como hacen los cacereños, es toda una tradición y el mejor modo de iniciar el recorrido. Nuestra mención especial es para dos direcciones 'La Minerva' (Plaza Mayor, 26) y 'La Cacharrería' (Orellana, 1). En la primera, destacan sus famosas hamburguesas de rabo de toro y foie. Tampoco deberías dejar de pedir su carrillera ibérica con Pedro Ximénez y sus muy originales patatas bravas. El segundo es un local pequeño en el casco antiguo con una formula imbatible, tapas muy originales y elaboradas a un precio único de 4,5 euros. En consecuencia, siempre lleno pero merece la pena esperar. Muy recomendables sus croquetas de calamares y su turrón de foie.
Los 'Mostazo' (junto al Gran Teatro) lleva casi 30 años ofreciendo todos aquellos productos que están en el imaginario de cualquiera que visita Extremadura (torta del Casar, queso Ibores, jamón y embutidos ibéricos, patés, aceite, vino y , por supuesto, pimentón de La Vera). Entre sus clientes encontrarás turistas pero también "cacereños de toda la vida" fieles de sus mostradores y estanterías. Imprescindible comprar Cachuela, una especie de paté de hígado y manteca de cerdo, que es el rey de los desayunos extremeños.
'Oleosetín', en Gran Vía 4, es una estupenda sorpresa muy cerca de la plaza Mayor, donde una empresa cacereña de la Sierra Gata no solo vende su propio aceite de edición limitada (recientemente premiado con la medalla de plata por el Consejo Oleícola Internacional) sino que se constituye, de facto, en museo local del aceite, organizando catas, charlas, visitas de centros escolares y excursiones al terreno para conocer sus olivares en Marchagaz y Robledillo de Gata, al norte de la provincia. También venden algunas de las mejores referencias de aceite de toda España.
Los dulces de las monjas clarisas del Convento de San Pablo, en la plaza de San Mateo, completan la trilogía de los lugares que hay que visitar para saciar las ansias compradoras de todo viajero que se precie. Las monjas van despachando tras el torno del convento de clausura todo tipo de dulces artesanales. Los más solicitados son sus famosas yemas de San Pablo, las palmeras de hojaldre y las clásicas perrunillas extremeñas.
Ubicado en pleno corazón de la Ciudad Monumental de Cáceres, muy cerca de la Concatedral de Santa María, 'El Corral de las Cigüeñas' es el sitio al que ir "sí o sí" cuando estás en Cáceres. Y un local en el que todo cacereño piensa a la hora de llevar a tomar algo a los amigos de fuera. En su espectacular patio con las paredes cubiertas de hiedra y flanqueado por dos palmeras se da cita un público de lo más variado en cuanto a edades, gustos y procedencia, un lugar que va cambiando de público dependiendo de la hora y el día y en que más importante que el contenido (actuaciones en su coqueto escenario, tapas correctas para picar y todo tipo de combinados) es el continente. ¡Ah! Y de lunes a viernes, tienes además la posibilidad de disfrutar de un buen desayuno.
Uno de un modo más popular (el Gran Teatro) con una oferta muy variada en sus dos salas y otro más para eruditos (La Filmoteca de Extremadura), son dos de los grandes responsables de dinamizar la vida cultural cacereña con una programación que invita a los cacereños a salir de casa y a los visitantes les abre un abanico de posibilidades.
Para rematar la visita dos opciones culinarias: a la salida del Gran Teatro deberías acercarte, si el tiempo lo permite, a uno de los secretos mejor guardados de Cáceres, la terraza del hotel 'Ágora'. Nada haría imaginar viendo la fachada del hotel en la calle Parras que en su ático se esconde una deliciosa terraza donde cenar o tapear contemplando las mejores vistas de la zona monumental.
Y después de ver una película en La Filmoteca nada mejor que sentarte en el cercano 'Jardín de Ulloa' y rematar la tarde degustando unas tapas en su espectacular terraza mientras se comenta lo que se acaba de ver. Después si todavía quedan ganas de seguir debatiendo, la cercana taberna irlandesa 'Sir Lancelot' es el lugar perfecto para acabar la velada.
Mucho ha llovido desde que en 2002 Cáceres saltó a los telediarios por las protestas juveniles por la decisión del Ayuntamiento de adelantar la hora de cierre de los locales de la zona de La Madrila. En los últimos años la calle Pizarro y aledaños ha tomado el relevo de la noche cacereña y se ha consolidado como la zona más animada de ocio nocturno (y no solo nocturno), con una oferta que va más allá de simplemente una calle de bares de copas. Algunas paradas recomendadas en un recorrido por la zona son 'El Capitán Haddock', 'Mastropiero', 'El Habana', 'Mistura', 'Cambalache', o 'El Pequeño Gin'.
Mención aparte merece 'Las Claras', con su mítico mural realizado por el artista local Rafael Gómez y que incluye a treinta personajes de la vida local que tienen o han tenido algo que ver con la vida del bar. En días de sol de invierno su terraza es cita obligada para aperitivos que se convierten en sobremesas, donde las tapas y las cañas se confunden con los primeros gin tonics. Todos los locales de la zona han apostado por ofrecer algo más que una consumición, con interiores muy cuidados, y con actividades, exposiciones y eventos de todo tipo. La proximidad de la plaza de San Juan con sus locales de hostelería y su oferta gastronómica hace que ambas zonas se complementen.
Mario Panadero, joven artista local, ex líder de Los Eventuales, actualmente habitual de los escenarios del circuito madrileño de cantautores, nos pone en la pista de la pequeña escena musical cacereña cuando se apagan las luces de los festivales.
En primer lugar cita el 'Café Librería PsicoPompo' en la plaza Marrón, donde él ha actuado en varias ocasiones dentro de su estimulante programación de conciertos acústicos. Además complementan esa actividad con exposiciones de pintura y fotografía y presentaciones de libros. Está un poco alejado del circuito de otros locales pero en Cáceres todas las distancias son cortas.
Los conciertos del 'Bugaloo' (Avenida Hernán Cortés,10), un local que apuesta por los ritmos afroamericanos, el country y el blues, son un referente gracias a la incesante actividad de Diego, alma mater del local y uno de los personajes clave de la pequeña escena cacereña. La sala 'Barroco' en la zona de La Madrila es otro local donde poder disfrutar de música en vivo.
Y completando las recomendaciones la tienda de vinilos 'Keramidas', en la Avenida Alemania 5, continúa como superviviente de épocas pasadas y como testigo del resurgir de la fiebre del vinilo y punto de encuentro para los melómanos de la ciudad. En sus cubetas podrás encontrar vinilos y cds de todo tipo de estilos: pop, power pop, punk, rock, garage, soul, reggae, funk o hip hop mientras te informan de próximos conciertos.
El restaurante 'Atrio' en la plaza de San Mateo es uno de los mejores embajadores de la ciudad y, sin duda, es el gran restaurante de Cáceres. Los cacereños han visto crecer el prestigio de 'Atrio' desde sus inicios en la ciudad moderna en los años ochenta hasta su reconocimiento internacional y su traslado en 2010 al casco antiguo con la incorporación de un delicioso hotel anexo de 14 habitaciones. La reforma integral del edificio, obra de Tuñón y Mansilla, por si sola justificaría la visita. No es un lugar que los cacereños visiten muy a menudo pero, sin duda, está marcado en rojo para las celebraciones especiales.
Se puede elegir entre dos menús: "el menú de siempre", con los platos clásicos de estos 30 años de trayectoria, y "el menú degustación" con las últimas creaciones de Toño Pérez, chef de 'Atrio'. En ellos destacan platos imprescindibles como la loncheja ibérica con calamar en brioche de tinta o la careta de cerdo, cigala y jugo cremoso de ave o un, muy sorprendente, Bloody Mary, granizado de tomate y helado de cebolletas. El trato exquisito de los dueños, los detalles en el servicio de todo el equipo, tanto en recepción como en sala, las explicaciones que acompañan a cada plato y la visita al finalizar la comida a la espectacular bodega completan una experiencia inolvidable.
La otra dirección fundamental la encontramos en el corazón de la ciudad, en la plaza de San Juan y es 'El Figón de Eustaquio'. Lleva desde 1947 reuniendo en torno a su mesa a varias generaciones de cacereños para celebrar aniversarios, festejos, días señalados, cerrar negocios o simplemente disfrutar de los placeres de la vida. En su carta destacan platos de la cocina extremeña como las migas, el cochinillo, la caldereta extremeña o las judías con perdiz.
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