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Josep Vicent Rodríguez, Raül Carbonell y Blai Carbonell fundaro 'Tot Globo' en 1998. Hoy, más de 20 años después, los viajes en aerostato que parten de Bocairent, en plena Serra de Mariola (Comunitat Valenciana), son una aventura perfecta que puedes hacer en pareja, en grupo de amigos, en familia con niños o con tus compañeros de trabajo. Hay palabras claves en esta aventura: silencio, calma, horizonte. Y frases rotundas: "El globo no se pincha" y "no, el globo no da miedo".
Del día que volé con ellos recuerdo una reflexión de Raül (que acaba de ser papá, por cierto): "El pasado es pasado, el futuro no existe, solo tenemos el presente, este momento". Reflexión que cobra más sentido que nunca en estos tiempos inciertos. Ahora no podemos volar, claro, pero los creadores de 'Tot Globo' no podían quedarse quietos pegados al suelo.
Para acompañarnos en estos días extraños que vivimos, en los que una de las pocas cosas que sí podemos hacer es mirar al cielo desde nuestros balcones y terrazas, la compañía de aventuras ha tenido una idea: sobrevolar las localidades de la comarca de la Vall d’Albaida con el sencillo y fabuloso objetivo de animar a los vecinos en este confinamiento. "La cuarentena nos tiene metidos en casa desde hace más de un mes, pero ahora los niños podrán salir y pisar las calles. Por eso, los ayuntamientos de Bocairent y Fontanars del Alforins, junto a Valencia Turisme, se han unido para que los más pequeños tengan una llama de ilusión desde sus ventanas", explican los promotores.
Será con el globo Estel Platejat (Estrella plateada) con el que sobrevolarán esta comarca lanzando un mensaje de respeto y amor por la naturaleza "en estos momentos en los que no podemos disfrutar de ella" . Y los niños podrán hacerle fotos o dibujar lo que ven desde sus balcones. De manera altruista, la única pretensión es hacer felices a los habitantes de estas localidades. Los vuelos, que se realizan desde este pasado viernes 24 de abril hasta el 1 de mayo, se podrán seguir en directo a través de las redes sociales y compartir bajo las etiquetas #volemjunts #fontanarsmiraalcel #Bocairent_PedraViva #ValenciaTurisme #MediterraneoEnVivo #FinestraalaPrimavera o etiquetando a @totglobo.
Cuando una pasa un día conociendo a estos tipos estupendos, y asiste a sus explicaciones sobre por qué hacen lo que hacen, no le extraña nada que vayan a poner en marcha esta iniciativa solidaria. Pero, ¿cómo empezó todo? A los tres les gustaban las alturas. Y además tenían alturas de miras. Deportistas, alpinistas, aficionados a la montaña..., recorrían también en bicicleta el mundo entero, intentando vivir siguiendo sus principios vitales hasta que los astros los juntaron.
Raül y Blai compartían piso de estudiantes. "Un día, Raül llegó y me dijo '¿por qué no compramos un globo?' Y yo le dije claro, ¿por qué no?". Aquella locura se ha convertido en mucho más que un trabajo: es un proyecto de vida. "Este es un mundo, una afición, que cuando la descubres ya no la puedes dejar nunca", dice Raül. Tocar el cielo, volar dentro del viento, descubrirle a los viajeros que se unen –que nos unimos– la naturaleza, lo importante que es dejarte llevar.
Me apunté a la expedición un día de primavera (que según los responsables de 'Tot Globo' es el mejor momento para este viaje). El asunto empieza muy pronto, poco después de amanecer. Pero merece la pena el madrugón (el globo sale a las ocho de la mañana y para asistir a todo el proceso hay que llegar antes, con tiempo y con ganas). Con el equipo de tierra (que forma un grupo perfectamente engrasado: Héctor, Jordi, Josep, Abel, Quique...) asistes a toda la parafernalia: inflar el globo aerostático, la vela, el aire helado primero y caliente después (que se consigue con unos quemadores) es un espectáculo muy singular. Luego se cargan las cestas, te subes y asistes a la pasión con la que explican el montaje... y notas cómo despegas. Y tocas el cielo. La libertad era esto, desde luego.
De pronto estás arriba, el aire es distinto y todo es pequeño a tus pies. La máxima es "dejarte llevar", que es una de las frases que más veces oí durante esta aventura en boca del equipo. Apto también para los que tienen vértigo, pues la cesta es lo suficientemente alta y lo recomiendan como una buena terapia para enfrentarte al miedo a las alturas. Volar en globo en este lugar, en plena Serra de Mariola, equivale a no saber dónde vas, respirar, mirar el cielo mediterráneo bajo tus pies y sentirte pequeño e insignificante.
Todo desde arriba se ve de otra manera. Tal y como aconsejan nuestros guías, los que nos conducen por las nubes: "Para viajar en globo hay que querer vivir una aventura; hay que dejarse llevar por la curiosidad, querer saber qué hay más allá y no tener ningún sitio concreto al que querer llegar".
El Parque Natural de la Sierra de Mariola está plagado de almendros. Si tienes la suerte de elegir la temporada en la que florecen, verás una extensión de campos enteros pintados de rosa, en varios tonos. El aroma llega hasta aquí. Y cuando estás arriba desvelas una certeza: el paisaje, el propio o el ajeno, es cultura y tener tiempo para mirarlo, para disfrutarlo de otra manera, es una suerte. Ese día recorrimos unos 20 kilómetros (los viajes suelen ser de 15 a 30 kilómetros, dependiendo del viento), y nos alzamos a 1.500 metros del suelo.
Y en medio de ese momento mágico, una reflexión de Blai: "El mundo es cada vez más previsible, pero volar en globo es incierto, y eso nos hace ser más tolerantes, tener más flexibilidad ante lo que no podemos controlar y mirar, en vez de ver, más allá de nuestros pies".
El viaje dura una hora, más o menos, y durante este rato, es cierto, consiguen que aquello sea mucho más que un viajecito por las nubes. Arriba te preguntas cómo manejan el rumbo, ellos que llevan 20 años realizando expediciones por todo el mundo. Y lo mejor viene con la respuesta: "No hay un lugar al que ir. Hay que dejarse llevar".
Cuando tocamos tierra de nuevo nos está esperando un brindis, para celebrar un viaje sin altercados, para compartir la alegría de que todo ha ido bien. Pero las copas de cava que nos ofrecen encierran además una leyenda, una fábula, que nos explica el equipo de vuelo. Los primeros aeronautas de la historia fueron franceses, Jean Francois Pilatre y el marqués d’Arlandes, que volaron sobre París el 21 de noviembre de 1783. Alzados a unos cien metros del suelo de la capital francesa, recorrieron nueve kilómetros y estuvieron en el aire 25 minutos.
Cuentan las malas lenguas que cuando aterrizaron después de aquel primer vuelo, los campesinos que vieron bajar del cielo algo extraño, medio en llamas, los recibieron a palos, por pura desconfianza. Así que para el siguiente vuelo, los viajaros decidieron llevar consigo un buen champagne francés, para que, si volvían a tener un altercado, pudieran acreditar que eran "terrestres y, sobre todo, franceses". Desde entonces en cualquier parte del mundo donde se vuele en globo se mantiene esa tradición del brindis. "Aquí en España lo solemos hacer con cava, claro".
Esta experiencia de altura no tiene por qué acabarse aquí. Si has llegado a este lugar mediterráneo para viajar en globo, te recomendamos rematar el viaje con un paseo por Bocairent, el pueblo medieval mejor conservado de la Comunitat Valenciana. Y para rubricar el fin de semana perfecto, una excelente alternativa es descansar en 'Finca Micalas'. Así alargarás el silencio absoluto y la libertad que has vivido volando.
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