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Mujer observa la costa en Sant Antoni.

8 formas diferentes de conocer Sant Antoni (Ibiza)

Desmontando Sant Antoni en Ibiza

20/10/2024 –

Actualizado: 05/05/2023

Fotografía: Hugo Palotto

El conocido como ‘turismo de borrachera’ ha hecho mucho daño a Sant Antoni de Portmany (Ibiza). Sin embargo, hay un plan ambicioso y de gran envergadura del Ayuntamiento para cambiar poco a poco la llegada de estas hordas desbocadas en busca de fiestas baratas por un turismo más familiar y tranquilo. Las posibilidades están ahí: el municipio esconde maravillas que solo hay que sacar a la luz. Y Sant Antoni parece otro cuando se le mira desde otra perspectiva.
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Cuando estalló el turismo en la isla conocida en el mundo entero, el reclamo era otro y las necesidades de los ibicencos bien distintas. Hace años, el descontrol tomó una zona de la isla que vio cómo su imagen deterioraba sin freno. Sin embargo, con una concienciación colectiva, unida al apoyo de las autoridades, la historia está cambiando. “Una de las medidas que han cambiado el tipo de turismo ha sido la reforma de los hoteles, que algunos estaban muy deteriorados y teniendo en cuenta el tipo de clientes no se invertía en remodelaciones”, explica Rocío Zarazaga, guía oficial de turismo de Islas Baleares. Eso en el núcleo urbano de Sant Antoni, pero fuera, la oferta hotelera se vuelve incluso más atractiva: hay hostales, como el 'Hostal La Torre', o pequeños agroturismos que presumen del encanto típico de la isla con conceptos bien diferentes.

Vista de la iglesia de Sant Rafael.
La iglesia de Sant Rafael, una joya del siglo XVIII.

Otros atractivos e iniciativas ponen en valor un municipio de 127 kilómetros cuadrados, donde el verde de la naturaleza se une al azul del mar para alegrar la vista a aquel que quiera mirar; la gastronomía y las costumbres locales rememoran las raíces; o donde los atardeceres se convierten en una actividad más para marcar en la agenda; entre otros muchos planes. Aquí os compartimos algunos.

Vista del Hostal La Torre desde el mar.
Desde el Hostal La Torre, los atardeceres son una maravilla.

1. Paseos con vistas

El municipio cuenta con pueblecitos con hermosas iglesias blancas desde donde la panorámica es un puro espectáculo, como en la de Sant Rafael, construida en el siglo XVIII y con unas vistas de fábula para Instagram. Pero si eres de los que se ponen a caminar y no ven el momento de parar, hay varias rutas senderistas para patearse Sant Antoni por dentro (interior) y por fuera (la costa). Dependiendo de la trayectoria, las vistas varían -acantilados con aguas de colores imposibles al fondo o valles de almendros y olivos junto a bosques de pinos- y, en ningún caso, decepcionan.

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Las temperaturas condicionan la actividad. El calor del verano llama a chapuzones en la playa y, de eso, van sobrados en Sant Antoni. Pero, incluso en esa época, se puede madrugar para hacer rutas -a pie o en bici- que son una opción por todo el municipio. El resto de estaciones, se trata de consultar el tiempo. Así de sencillo. Y desde junio hasta octubre, se puede participar en las Caminatas Nocturnas de Luna Llena. Con ese nombre, uno ya sueña con apuntarse.

Vista desde la carretera de la iglesia de Sant Mateu.
Las iglesias blancas, como la de Sant Mateu, son características en el municipio.

2. Una planta mágica

Entre las muchas plantas que se han usado desde siempre en la isla con fines medicinales, el aloe vera destaca como lo ha hecho en otras regiones del mundo. ‘Ibizaloe’ es una recinto, con más de 20.000 plantas y su propio laboratorio, que abrió sus puertas hace una década y que apuesta por dar otro servicio dentro del municipio. En una visita guiada, a veces con el mismo director de ‘Ibizaloe’, César Mayol, no solo explican el ciclo de vida y productividad de una planta, sino que además la cortan, te la dan a degustar, muestran sus propiedades y buena parte de su historia.

Planta de aloe vera en la plantación de Ibizaloe.
Ibizaloe cuenta con una plantación de más de 20.000 plantas de aloe vera.

Durante el invierno, solo abren por las mañanas (De 10.00 a 14.00 horas); y se amplia a las tardes en verano, lo que es más que suficiente para conocer el entorno. Para los amantes de la cosmética, ‘Ibizaloe’ es un paraíso. Si el cultivo es 100% ecológico, sus productos son 100% naturales, y tienen desde el aloe puro, cremas hidratantes hasta jabones y aceites pasando por protectores solares respetuosos con la naturaleza. Ahora también disponen del Jugo de Aloe para beber y mermeladas de arándanos, naranja o melocotón con aloe. Otra forma de probar la planta milagrosa, como se la llama en otros lugares.

3. Un botánico original

El ‘Parque Ibiza Botánico Biotecnológico’ “ha sido un proyecto hijo de la cabezonería”. Así lo resume Mónica Ruiz, directora de operaciones, cuando empieza a explicar cómo Eduardo Mayol, creador y dueño del parque, empezó hace 20 años con la idea de montar un parque de cactus en Ibiza. La idea venía de Lanzarote, pero con el avance del tiempo descubrió que igual los cactus no eran una buena opción para esta zona y el plan evolucionó hacia las plantas endémicas o autóctonas de la isla en sus diferentes ecosistemas: dunar, salino, bosque, etc...

Parte de la naturaleza salvaje del Jardín Botánico.
La naturaleza crece salvaje en este jardín donde cada rincón resulta especial.

El lugar es pequeño pero está lleno de sorpresas. La naturaleza autóctona brilla con un salvajismo diferente y donde una pequeña muestra de proyectos de biotecnología alucinan mientras resumen al visitante lo sencillo que sería cambiar el mundo y salvarlo. “No es solo una iniciativa turística, se trata también de sensibilizar”, sonríe Mónica durante sus múltiples explicaciones sobre el uso de las plantas en la isla, doméstico, gastronómico o medicinal. Una visita inesperada en Ibiza, donde destacaríamos un asombroso piano natural.

Entrada del Jardín Botánico Biotecnológico en Sant Antoni.
El Jardín Botánico Biotecnológico esconde sorpresas increíbles.

4. Los vinos de la tierra

Ibiza cuenta con cuatro bodegas y en Buscastell se encuentra la ‘Bodega Can Rich’ para realizar una cata y conocer mejor los vinos de la tierra. “Ni mejores ni peores, son vinos con personalidad”, se ríe Stella González reproduciendo una frase que escuchó en algún lugar y que encaja perfectamente con sus vinos. En Can Rich, se puede degustar tintos, rosados y blancos elaborados con las uvas de la tierra moscatel, garnacha y malvasía.

 Cata de vinos en la Bodega Can Rich
La degustación de vinos den Can Rich ayuda a entender los vinos de la isla.

Con dos terrenos, uno ubicado alrededor de la bodega y otro en las proximidades de las Salinas, Stella y su marido han apostado por hacer un vino muy especial, con toda la esencia de esa salinidad de una isla pequeña. Si no eres muy fan del vino, aquí también se atreven -con bastante éxito- con el aceite de oliva, los licores de hierbas típicos ibicencos y con las sales.

 Fachada de la casa de Bodega Can Rich.
La casa de la Bodega Can Rich invita a la visita.

5. La gastronomía local

Los platos típicos de la isla, según la estación, se pueden probar en muchos de los restaurantes que salpican el municipio. El guisat de peix, arroz a banda, la paella al estilo ibicenco o sofrit pagès, entre otros, están disponibles para aquellos que quieran conocer la historia de Ibiza a través de su comida.

Bullit de Peix, plato típico de Ibiza.
Bullit de Peix, plato típico de Ibiza, del Club Náutico de Sant Antoni..

Guía Repsol ha reconocido ese buen quehacer culinario en la isla, y el municipio de Sant Antoni no es una excepción, ya que cuenta con sus Soletes, como ‘La Torre’; un 2 Soles, como el conocido restaurante ‘Es Tragón’; ‘Es Ventall’, con 1 Sol; o el restaurante ‘Oku’, con un Recomendado. Además, se puede añadir a la lista 'Ses Casetes Art Café', ubicado entre las impresionantes vistas verdes que ofrece Sant Mateu, o 'Can Tixedo', un antiguo colmado donde probar una nueva versión de los clásicos ibicencos.

Un grupo de personas sentadas en la terraza del restaurante Ses Casetes Art Café.
Plan para cualquier día: sentarse en la terraza de 'Ses Casetes Art Café'.

6. Atardecer desde un barco

Si por algo es famoso Sant Antoni es por sus atardeceres. Muchos turistas se desplazan a este lado de la isla para despedir cada tarde al astro rey entre ovaciones. El mar tiene el poder de reconciliarnos con el mundo cuando sus colores son los del atardecer. Desde un barco, la experiencia puede multiplicarse por diez.

Desde el Club Náutico de Sant Antoni existe la posibilidad de reservar un paseo en barco recorriendo la costa justo en ese momento en el que, con la ayuda del Sol, el agua parece plata derretida. Da igual la época del año, las aguas ibicencas son siempre una garantía de belleza.

Una embarcación cerca de la costa al atardecer.
Los atardeceres vistos desde un barco son otra experiencia única.

7. La bahía, el inicio de todo

Dicen algunos ibicencos que la bahía de Sant Antoni es la más bonita de la isla. Desde luego es una maravilla y el origen de todo. Fue el lugar al que llegaron los primeros turistas a principios del siglo XX. Aunque entonces la situación era bien diferente, eran muy pocos y la isla bastante pobre. La explosión del turismo llegó en los años 60 y 70 y el boom fue rapidísimo, adaptándose la isla entera a una forma de sustento económico que repercutiría en todos sus habitantes. Atrás quedaban los años de escasez, por delante una marca turística que hoy es reconocida en el mundo entero.

Vista general de Sa Punta del Moli.
Sa Punta des Molí, ubicado en plena bahía de Sant Antoni.

8. Arte, una apuesta importante

Desde el Ayuntamiento de Sant Antoni cuentan a Guía que hay un proyecto para convertir la zona de la fiesta de la localidad, la más problemática hasta el momento, en un apuesta por el arte. De momento, está sin concretar, pero los establecimientos de ocio nocturno se irán transformando poco a poco para dar otro tipo de servicios; las fachadas, además, estarán pintadas por algún artista local o internacional, que invitará a ver Sant Antoni con otros ojos. Ya veremos.

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