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La Universidad de Granada (UGR) cumple 500 años en 2031 y esos cinco siglos de historia le han permitido atesorar un patrimonio amplio, que mantiene en excelentes condiciones de conservación y que es, afortunadamente, visitable en gran parte. La universidad, además de un centro de investigación y formación, es un sitio interesante de conocer aun sin estar matriculado. Esta ruta de turismo universitario que proponemos transcurre en su mayor parte por el centro de la ciudad por lo que resulta fácil y entretenida. Estos lugares atesoran una historia que merece la pena conocer.
Una antigua madrassa o escuela coránica del siglo XIV, un antiguo hospital de pobres del siglo XVI, un colegio de jesuitas del XVII o un palacio de los Fernández de Córdova del XIX son solo algunos de los espacios que brillan con luz propia en el catálogo patrimonial de la UGR. Cumplido su papel original, circunstancias de la historia los convirtieron en espacios de enseñanza, investigación o de gestión universitaria. Usos que, por otra parte, han permitido mantener vivos en el siglo XXI unos edificios que nacieron hace cinco siglos. Este paseo por la Universidad de Granada puede durar más de un día y el tránsito de un lugar a otro es, realmente, una visita total a la ciudad de Granada.
El edificio que hoy alberga el rectorado de la UGR nació con vocación hospitalaria. Fue en 1504 cuando los Reyes Católicos firmaron la real cédula que instaba a construir un hospital, entonces fuera de la ciudad, que permitiera atender a los enfermos a la vez que los alejaba del centro urbano. La construcción, no obstante, no coge velocidad hasta 1526, cuando Carlos V llega en viaje de novios a la ciudad y toma las medidas para que, por fin, se termine el hospital y comience a funcionar. Lo que nació como un centro para enfermedades específicas, sífilis por ejemplo, se convertiría años más tarde en un hospital generalista y de salud mental. El edificio recibe al visitante con una preciosa zona ajardinada y una espectacular portada barroca, de Alonso de Mena, pese a que el resto del conjunto es renacentista.
Andar por los cuatros patios mirando hacia arriba es suficiente para admirar la belleza del espacio e imaginar qué y quién pudo pasar por ese edifico en sus muchos siglos de historia. Pero además, el inmueble cuenta con tres espacios expositivos de modo casi permanente. El espacio del Crucero, la Sala de la Capilla, y el Zaguán, un coqueto lugar donde disfrutar de la pieza destacada, seleccionada periódicamente de entre lo más relevante del patrimonio universitario.
Al principio de la década de los 70 del siglo pasado entró a formar parte del patrimonio universitario y años después se convirtió en sede del rectorado granadino. El Hospital Real, una joya en sí mismo, alberga otra joya. Es la Biblioteca Universitaria.
Una catedral bibliográfica que, en palabras de María José Ariza, directora de la Biblioteca Universitaria de Granada, es "el corazón de la universidad y el lugar donde habitan las palabras de aquellas grandes mentes que nos han precedido, ideas que en su momento revolucionaron el mundo". El espacio, con sus casi 1.500 metros cuadrados repletos de antiguas estanterías de madera que albergan más de 80.000 volúmenes, transporta al visitante a una ensoñación, a un lugar único, a un espacio que se podría pensar que no existe y, sin embargo, allí está, en la planta alta, en el crucero alto del Hospital Real. En sus anaqueles, un fondo bibliográfico que se inicia en el siglo XV y que transcurre, principalmente, hasta el siglo XIX.
El camino que nos traslada a esa biblioteca es ya una maravilla. María José Ariza lo relata impecablemente: "Cuando accedemos a esta biblioteca, la amplia escalinata de mármol coronada por ese bello artesonado renacentista nos sumerge en una atmósfera mágica fruto del maridaje de la historia y las ideas".
La zona para investigadores –este ya no visitable– se encuentra en un espacio interior, en la llamada biblioteca Sanjuanista, que incluye un impresionante fondo bibliográfico sobre San Juan de Dios. En ese espacio se recrea incluso la celda en la que pudo vivir San Juan de Dios durante su estancia en el Hospital Real, al que llegó ingresado –tras ser considerado un loco por su amor extremo por el servicio a los pobres–. La biblioteca se puede visitar individualmente, respetando siempre el silencio propio de estos espacios. Por otro lado, el equipo de la biblioteca es especialmente acogedor y ofrece la posibilidad de hacer visitas guiadas a grupos pequeños, siempre que se concierten con tiempo en el correo idealamo@ugr.es.
Y ya fuera de todo acceso público, debido al altísimo valor de lo que acoge, el Hospital Real cuenta con una caja de seguridad para manuscritos e incunables. Allí está la bula fundacional de la UGR, firmada el 16 de julio de 1531 por el papa Clemente VII. Y junto a ella, 792 manuscritos y 60 incunables de incalculable valor.
Cuatro siglos de vida tiene este edificio y en ningún momento ha dejado de lado su destino educativo o universitario. La actual Facultad de Derecho de la UGR se construyó poco antes de la mitad del siglo XVII y nació como Colegio de San Pablo, centro educativo de los jesuitas. En 1767, tras la expulsión de los jesuitas, el edificio pasó a manos de la Universidad de Granada. para la que ha cumplido funciones diversas: Facultad de Ciencias, Rectorado, Biblioteca General y, a día de hoy, Facultad de Derecho. Allí estudiaron políticos como Niceto Alcalá Zamora o Nicolás Salmerón; y pedagogos como Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza.
María Luisa Bellido, directora del Secretariado de Bienes Culturales de la UGR, explica que “la historia de la Universidad de Granada no se puede entender sin el patrimonio heredado de la Compañía de Jesús, como se puede apreciar en esta misma facultad y en las pinturas y el importante fondo bibliográfico del Hospital Real”.
La Facultad de Derecho es una sucesión casi infinita de pasillos, placetas y columnatas en las que se mezclan zonas más señoriales con otras más monacales. Por supuesto, tiene su salón rojo, el espacio donde ocurren los ceremoniales de la facultad. En la planta baja, hay una salida a un jardín interesante. Es el Jardín Botánico de la Universidad de Granada.
Un magnífico ejemplar de ginkgo biloba da la bienvenida al visitante. Este espacio científico-botánico se fundó en 1840, así que se acerca ya a los dos siglos de vida. Es, en palabras de María Luisa Bellido, "uno de los espacios patrimoniales con más encanto de la universidad". En su origen fue una especie de manual botánico para los estudiantes. Se diseñó en dos secciones. La primera tenía catorce cuadros, ordenados según la clasificación botánica de la época, con plantas originarias de Américas y Filipinas. La segunda sección se dedicaba a las plantas medicinales, ornamentales y comestibles. Y casi 200 años después, aún se puede visitar este coqueto jardín, "un pedazo de historia de los jardines botánicos históricos del siglo XVIII", concluye Bellido.
Camino del séptimo centenario de su creación, La Madraza estuvo en el momento de su fundación (1349) en el corazón de la medina, junto a la mezquita principal. Hoy, está junto a la catedral de la ciudad, frente a la entrada a la Capilla Real donde está la tumba de los Reyes Católicos. El edificio ha sufrido numerosas transformaciones y, aunque apenas quedan zonas originales, existen espacios restaurados a imagen de lo que pudo haber sido, como el oratorio. En cualquier caso, La Madraza –que hoy alberga el Centro de Cultura Contemporánea La Madraza– es un espacio acogedor y de belleza excepcional en el que aún pueden verse la alberca interior.
El Palacio de las Columnas es el nombre del edificio que acoge estos estudios. Se trata de un edificio de principios del siglo XIX, con una portada interesante de cuatro monumentales columnas dóricas. Tiene un enorme patio interior que estudiantes y visitantes aprovechan para charlar y tomar el sol. En su planta inferior, un curioso corredor donde los estudiantes toman café y trabajan, esperemos, entre clases y clase.
Aquí y allá, las paredes muestran algunos mapas de España y de Europa de cuando la clasificación política era otra. A apenas un minuto de esta facultad, en la calle Paz, un edificio de poco más o menos siglo y medio de antigüedad al que merece la pena a contemplar su fachada. Es el Palacio de los Condes de la Jarosa.
Este edificio, una casa de vecinos granadina del siglo XVI que se mantuvo como tal hasta 1991, es hoy día una residencia temporal para profesores y alumnos de la UGR. El edificio está conformado por dos pisos con sendas galerías abiertas que miran hacia un gran patio rectangular y de él se puede disfrutar con frecuencia porque, muy especialmente en los últimos años, la Corrala de Santiago se ha convertido en un centro cultural de primera magnitud, con exposiciones, teatro y conciertos que lo convierten en un lugar relevante en la vida del barrio del Realejo, donde está enclavada.
Es el gran balcón universitario a la Alhambra, en el corazón del muy granadino barrio del Albaicín. Pocos lugares ofrecen una vista tan espectacular del recinto nazarí. Un carmen es una residencia típica albaicinera caracterizada por tener vivienda, jardín de árboles y flores y espacio para huerto, lo que la convierte en un pequeño vergel. Desde fuera, sin embargo, las tapias que cierran estos cármenes le dan una falsa apariencia de humildad.
En periodo musulmán, el Albaicín era un conglomerado muy abigarrado de casas. La expulsión morisca deja el barrio medio vacío y se produce un gran deterioro del barrio y de sus viviendas. A finales del siglo XVIII, los burgueses granadinos comenzaron a apreciar el valor de la visión de la Alhambra desde ahí y construyeron sus casas, con vistas al recinto nazarí. No se equivocaban aquellos burgueses. Pocos sitios hay mejores para disfrutar mirando.
El Carmen de la Victoria ha tenido muchos dueños a través de la historia. A principios del XIX fue de un clérigo. En el XX es un notario quien adquiere el Carmen original, huerta y edificación. Tras él, un catedrático de derecho, que le añade algo del terreno adyacente. De ahí pasó a ser residencia de estudiantes marroquíes para, en los 60, ser residencia de estudiantes universitarios en general. Desde los 80 hasta hoy, acoge a profesores invitados de la Universidad de Granada.
El Carmen de la Victoria está en una parcela de 3.000 metros cuadrados sobre los que se asientan cuatro espacios verdes fundamentales. El más valioso es la gran terraza frente al edificio, respetado en todas las intervenciones desde el siglo XVII. La terraza del cedro, que da a la Cuesta del Chapiz –donde está la puerta de entrada– es más reciente pero igual de impresionante. Más modernos son la terraza mirador hacia la Alhambra y el jardín de la glorieta del ciprés. Es fácil reconocer en estos jardines la jardinería típica granadina del siglo XIX.
Escondido en el corazón del Albaicín, Patrimonio de la Humanidad desde 1984, el Palacio del Almirante ocupa la placeta de su mismo nombre desde el primer tercio del siglo XVI. Hay que callejear el barrio para llegar, lo cual, en sí mismo, ya es un regalo. Pertenece al Ayuntamiento de Granada pero está temporalmente cedida a la UGR para su uso como espacio cultural y educativo. Se trata de una casa-palacio mudéjar que sirvió de alojamiento durante siglos de familias nobles granadinas, en el XIX se convirtió en un asilo de niños huérfanos y colegio infantil en el XX. Tras haber albergado clases del grado de Restauración a los estudiantes de Bellas Artes de la UGR, en este momento es un espacio que funciona como una segunda sede del Centro Cultural Casa de Porras, por lo que la visita, más allá de la arquitectura y el ambiente que se destila, siempre puede verse recompensada con una exposición o alguna actividad cultural de interés.
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