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Se estima que unos 1.400 negocios de hostelería se han visto afectados en los 72 municipios valencianos arrasados por la DANA hace poco más de un mes, según la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. Allí, la vida aún no ha vuelto a la normalidad. Muy poco a poco y tímidamente, algunos bares van reabriendo, aún con el miedo en el cuerpo, pero también con las ganas de volver a congregar a los vecinos alrededor de una barra para intentar retomar una rutina que ahora parece lejana. Estos son algunos de ellos.
Aún no son las 9 de la mañana y el local está vacío, pero pronto llega el primer vecino, que pide un cortado y su bocadillo de lomo con patatas y cebolla. Las caras están serias y los corazones tristes, pero un buen esmorzar siempre levanta la moral. Pronto hay ocho personas almorzando en la barra y otros tantos en las mesas, algunos vestidos con el uniforme de trabajo. Hacen un parón para reponer energías y continuar con la ardua tarea. Aún hay mucho que hacer. Fuera, el barrendero pasa recogiendo las hojas. Es otoño, aunque se nos haya olvidado.
Víctor Ferrer es el propietario de este bar desde hace un año, ya que antes trabajaba en una arrocería en Ribarroja. Nos enseña, con cierta pena, el expositor de producto, que ha tenido tiempos mejores y que pronto volverá a ser lo que era, que van llenando con la materia prima disponible: lomo que adoba él mismo, pollo, cebolla pochada, pimiento verde, queso, longaniza, sobrasada o alioli. Enseguida llega, sonriente, a pesar de todo, Joan Ruiz de @esmorzaret, el creador de contenido mallorquín afincado en Aldaia que lleva años alegrándonos con sus descubrimientos gastronómicos, siempre alrededor del almuerzo, de la tradición y de los bares.
Él es uno de los clientes habituales del 'BarHoyo' y quien nos ha recomendado que vengamos a probar su almuerzo, ya que alaba la calidad del producto con el que trabajan. ¿Su favorito? Difícil elegir, pero hoy se pide el de lomo, queso, bacon y pimientos. Se nota el cariño y la pasión que Víctor le pone a cada elaboración, que prepara con mimo. Mientras, nos habla apesadumbrado del jardín vertical que tenían, que ya no está. “La riada nos reventó el cristal de la puerta, hizo una especie de ola y apareció todo el mobiliario contra los baños. El lodo se ha metido en cada rincón, hemos tenido que limpiar y desinfectar muy minuciosamente. Además he perdido maquinaria que aún estaba pagando”.
En el equipo son cuatro, pero dos están en un expediente de regulación de empleo temporal (ERTE). Ahora Víctor solamente piensa en recuperar los días perdidos, ya que tuvieron que cerrar durante casi dos semanas. Y no hay mejor manera de apoyarles que yendo a probar uno de sus bocadillos recién hechos con el pan que compra en la panadería de al lado (“el 50% de un bocadillo es el pan”). Un sábado o domingo cualquiera vende más de un centenar al día, aunque desde que han reabierto hacen un tercio de su caja habitual.
Le preguntamos por los más demandados: el Chivito siempre es un clásico, aunque los fines de semana el que más triunfa es el de carne de caballo con ajos. También tenemos otros que tienen el nombre del cliente que nos los pide, como el Capi, de tortilla de patatas con panceta ibérica y pimientos verdes, o el Camp, de revuelto de patatas con blanco y negro (longaniza y morcilla)”. Todos ellos son buenas excusas para planear una excursión a Aldaia, más pronto que tarde, y de esa forma fomentar la regeneración de un ecosistema empresarial que también se ha visto tremendamente afectado.
'BARHOYO' - Avda. Miguel Hernández, 6. Aldaia.
Paiporta es uno de los municipios más arrasados, incluso ha sido denominado “zona cero” de la catástrofe. El 18 de noviembre reabrió el bar de la plaza de la iglesia, el 'Don Jamón', donde los aguerridos hosteleros Gema Martí y Alfredo Cuartero sirven cientos de almuerzos diariamente. Él está en la cocina y ella, siempre al pie del cañón, tras la barra, en la que desde primera hora de la mañana no cabe ni un alfiler. Llegamos poco antes de las 10 y ya nos sorprende el bullicio: decenas de parroquianos se dan cita en esta tasca para compartir una charla distendida y un rato de evasión, que se antojan más necesarios que nunca.
Hay cola para pedir el bocadillo, que Alfredo prepara con agilidad y prestancia. En la vitrina, relucen todos los productos disponibles: se puede elegir entre más de una decena de ingredientes. Todas las mesas están llenas y, en ellas, aparte de los consabidos cacaus (cacahuetes) y aceitunas (lo que se llama popularmente “el gasto”), se nota que la estrella son los bocadillos, como el de carne de caballo, aunque el superventas del 'Don Jamón' es el de secreto con patatas, salsa de mostaza y miel.
El precio del almuerzo, que incluye lo descrito y además una bebida (cerveza, en la mayoría de los casos) y un café, es de 6,50€. También tienen una carta sencilla de picoteo: bravas, ensaladilla, tabla de jamón u oreja a la plancha. “Siempre hemos tenido bastante faena porque intentamos hacerlo todo buenísimo y ser rápidos, trabajamos con producto de primera calidad, aquí todo es fresco”, explica Gema Martí mientras prepara varios cortados.
Este bar abrió en 2008, aunque Alfredo Cuartero es hostelero desde que nació y Gema Martí desde 2004. Son muchos años de dedicación al cliente… y se nota. Ésta es su manera de ganarse la vida y por eso les corría prisa reabrir. “Ese 29 de octubre nos cambió la vida, lo teníamos todo: un montón de trabajo, varios préstamos… y, de repente, todo se vino abajo, ya no tienes fuentes de ingresos y tienes que reconstruirlo todo. En nuestro caso, solamente estaba dañado parte del mobiliario y neveras, pero la estructura del local estaba intacta. Así que a base de mucho sacrificio y gracias a la ayuda de amigos y clientes, conseguimos abrir de nuevo”, explica Gema. “Siempre hemos sido muy peleones”, reivindica Gema. Y aquí seguirán, desde las 7 de la mañana de lunes a sábado para seguir haciendo felices a quienes se acercan a esta concurrida tasca familiar.
'DON JAMÓN' - Plaça l'Església de Sant Jordi, 6. Paiporta.
En las dos mesas de la terraza, vecinos y operarios con botas manchadas de barro se arremangan para comerse su bocadillo de tortilla de patata con longanizas o de huevos, bacon, queso y patatas, el favorito de muchos clientes, que habitualmente son jubilados o empleados de los juzgados cercanos. Ahora, el público es más variopinto. Este bar es uno de los pocos de Catarroja que ya ha reabierto. Dentro, hay una mesa de 20 personas que se han reunido para almorzar: son parte del equipo docente del instituto cercano, que aún no ha retomado las clases y han improvisado una reunión a la hora del almuerzo. La elección de la mayoría es el bocadillo de lomo, queso y pimientos, un clásico.
El café tampoco puede faltar, son días largos y aún son las 11 de la mañana. Un grupo de amigas también disfruta de este manjar de media mañana; otras mueven una mesa para poder sentarse a comer su bocadillo de tortilla de alcachofas, queso y champiñones mientras buscan consuelo en las palabras, en el compartir emociones.
María Amparo García, que en el futuro sueña con tener su propia cafetería, gestiona el bar de esta sociedad musical desde marzo de 2024, donde hacen sobre todo desayunos y almuerzos, aunque también comidas para grupos por encargo, así como cenas los viernes y sábados. Aquí se juntan las filas moras, las comparsas y también hacen fiestas de cumpleaños de niños. “La gente lo que busca es tener un sitio donde poder estar tranquilamente, que sea grande y espacioso”.
Ahora abre a las 8 de la mañana, porque hay demanda, aunque habitualmente no lo hace hasta las 9. Son unos días atípicos, se palpan la tristeza, la frustración y la preocupación en el ambiente. Este bar en concreto, que ahora tiene “más faena que nunca”, reabrió el 18 de noviembre porque gracias a las rejas, que protegieron la puerta, así como al tamaño del local y su distribución, apenas sufrió daños materiales. “Solamente había barro y agua, pero me ayudaron los músicos de la sociedad a limpiar”, explica María Amparo a Guía Repsol.
'BAR DE LA SOCIEDAD UNIÓ MUSICAL' - Avda. Dr. Gómez Ferrer, 62. Catarroja.
En Paiporta, también ha reabierto ya el 'Bar El Sol', que precisamente inauguró el fatídico 29 de octubre. En cambio, hay otros que aún no han podido hacerlo, y no saben cuándo será posible, como 'Casa Baina' (Catarroja), en pleno Parque Natural de L''Albufera, al que han ido clientes y voluntarios desde el primer día para ayudar a limpiar el local, pero que aún está a la espera de que electricistas o fontaneros puedan ir a arreglar los numerosos desperfectos. El rayo de esperanza lo arrojan negocios como 'La Pecera Xúquer' (Paiporta), 'La Mesedora' (Algemesí) o el restaurante 'La Mina' (Paiporta), que estiman que reabrirán a lo largo de diciembre. Seguiremos informando, porque reactivar la economía local de las zonas afectadas también ha de ser una prioridad.
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