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Paquita y Lolita o Lolita y Paquita, aquí el orden de los factores no altera el producto, porque el resultado siempre serán dos impecables hermanas, vestidas de punta en blanco, que durante más de cinco décadas han sabido caminar al margen de modas y tendencias.
"Siempre hemos hecho cocina tradicional catalana. Es lo que nos ha caracterizado. Por eso, seguimos apostando por ella, cada vez más y con más ahínco", dice Paquita Rexach, la mayor de las dos, y quien se hizo cargo de 'Hispània' en 1952, en plena carretera Nacional II, de Madrid a Francia, en Arenys de Mar.
Los guisos de su madre, Rosario Surós, empezaron a ganar fama entre los conductores que transitaban por esa vía y la casa de comidas pasó de pequeño proyecto a restaurante.
Junto a Paquita y Lolita (o viceversa) han posado escritores de la talla de Gabriel García Márquez, el Rey Juan Carlos o Bono (de U2). Todos se han acercado, aseguran, "por nuestro buen trato y buena comida". Eso mismo que ha hecho peregrinar a estos grandes nombres es lo que las mueve a ellas, por ejemplo, de Barcelona a Getaria, o a otros locales de Cataluña a los que les unen grandes amistades.
"Además de traernos buenos recuerdos, por el enorme cariño que le tenemos al padre y al hijo [Fermín y Javier Gorría] hacen una cocina tradicional navarra que nos encanta", en la que predominan los guisos y los pescados.
"El trato es maravilloso y la cocina tradicional catalana que preparan es impecable". Sus canelones al graten son buenísimos.
"Tenemos que reconocer que hace una cocina no tan tradicional, pero sí con buena materia prima. Es más modernilla y nos gusta igualmente".
Paquita y Lolita no lo dudan: "Allí se come el mejor pescado de L’Empordà" (quizá por eso los exBulli eran tan asiduos) y solo usan brasas para cocinar. Ah, y un dato curioso: "Si no hay pescado esa mañana en la lonja cuelgan un cartel que dice 'cerrado por cojones' en la puerta" (risas).
"Para nosotras, es el mejor restaurante de la región de la Cerdanya", gracias a su producto local y a las recetas tradicionales que inundan su carta, como la coca escalibada.
"Es un restaurante único en su género [por sus impecables elaboraciones a la parrilla]. Tanto, que somos capaces de viajar de Barcelona hasta allí porque nos encanta".