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'La Social 1960' tiene ecos de colmado pero también recuerda a la alacena de un sibarita. Lo mismo puede evocar una salumería italiana que convertirse en un exquisito puesto de mercado con ultramarinos llegados de lejos junto a ricos manjares de la tierra. Incluso acoge un pequeño taller gastronómico a la búsqueda de sorpresas. Es una charcutería clásica donde comprar fiambre delicatesen, mientras que ante el mostrador se abre una bocatería que es punto de encuentro para una cena amigable. Es todo eso, pero sobre todo es la aventura personal de Félix Tena.
No se trata de un novato en esto de abrir negocios. Ni mucho menos. Él imaginó Imaginarium en el pasado siglo y a lo largo de pocas décadas expandió la juguetera zaragozana por 20 países de varios continentes. Pero eso ya es historia. Ahora a un paso de la jubilación ha cambiado los aviones para presidir reuniones en la otra punta del globo por el mandil y los cuchillos bien afilados. Se ha aflojado la corbata y una cortadora Berkel es el epicentro de su nuevo despacho situado en un puesto del zaragozano Mercado de San Miguel.
“No tengo ningún vínculo familiar con el mundo de la charcutería. Ni siquiera con los mercados de barrio. Pero me encanta la buena gastronomía. Así que, ¿por qué no terminar mi vida laboral en algo relacionado con el comer bien?”, cuenta Félix mientras aparece una sonrisa juguetona que le brotará muchas veces durante la charla. En especial cuando relata cómo se adentro en su nuevo universo mercantil.
“Hace unos años, vi un par de puestos en venta en el Mercado de San Miguel. No pude resistirme y los compré. Por entonces no sabía que esto iba a dar pie a mi último sueño profesional. Dedicarme a vender en un mercado y hacer experimentos gastronómicos”. Aunque no es un capricho. Durante los últimos años, se ha desvivido en hacer realidad la charcutería que llevaba en mente. Involucrado en cualquier faceta del negocio: desde el logo a la distribución de los expositores, pasando por la parte informática para que todo fluya contable y logísticamente.
“Todo lo que ves en la tienda lo he buscado y elegido. Incluidas esas preciosas máquinas Berkel. Una marca surgida en los Países Bajos en el siglo XIX. Miré muchas herramientas del oficio y me quedé con ellas porque dan al producto el toque que busco. Son manuales, así no se quema la mortadela o el salchichón. Tuve que aprender a usarlas. No hay que ser un genio, pero tienen su aquel y me gusta pensar que aporto mi dosis de sabor a cada loncha”. De nuevo vuelve aparecer esa sonrisa algo traviesa.
Antes de levantar la persiana de 'La Social', también pasó mucho tiempo elaborando su catálogo de productos. “Desde el principio tuve muy claro que primaría la calidad sobre todas las cosas. Y tampoco me condiciona el origen. Si algo es bueno es bueno, da igual donde lo hagan”. Eso se aprecia pronto en sus mostradores. No faltan productos locales como la longaniza de Graus; y desde luego aparece el jamón de Teruel. Pero eso no impide que triunfe el jamón ibérico de Los Pedroches, o que se pruebe una mortadela italiana capaz de redimir a este embutido de la mala fama que le precede. Así como tampoco faltan los quesos franceses o un salmón ahumado noruego que traslada el paladar a la misma Escandinavia.
Félix se ha preocupado de establecer durante meses una red de proveedores de un modo muy personal. E investiga con constantes viajes. “Por ejemplo, suelo ir una vez al mes a Francia y cada dos a Italia. Además de moverme mucho por España para conocer cosas que a mí me gusten y que cuadren con la filosofía de 'La Social'”. Una muestra es el pan cristal que le traen desde Vic. “El mejor para mis bocadillos”.
“Después de tejer esa red, me dediqué a probar, mezclar, sazonar, untar, macerar,… ”. Hay que imaginárselo mezclando un filete de pastrami con un poquito de chucrut. Para añadirle luego queso chedar, algún que otro pepinillo agridulce y una pizca de mostaza. Probarlo y pensar que aún falta algo. Un toque de mayonesa, ahora sí. Ya le recuerda el orgasmo fingido de Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally. Se apunta la receta, ingredientes y porcentajes. A partir de ahí ofrece en su carta un bocadillo llamado New York Katz’s.
Con este goloso sistema de prueba y error maquinó todas sus propuestas. “Desde que abrimos el pasado septiembre, he cambiado algunos. Pero otros triunfan cada noche”. Es el caso de su Hotel César. Su visión de la ensalada césar servida entre pan cristal crocante. Aunque si se le pregunta a Félix por su favorito, no duda: “Lo mejor es una Escabechina, por lo distinto que resulta juntar conservas como los mejillones, sardinas y pimientos de piquillo todo armonizado por la salsa Espinaler, ideal para el laterío y aperitivos”.
En pocos meses, 'La Social 1960' no ha parado de evolucionar. Pero parece que clásicos como las tablas de embutidos y quesos, o las delicadas anchoas del Cantábrico con piparras y confitura no van a faltar. Además, ya están asentados su Hotel César, su Escabechina o sus guiños a sabores con solera como ocurre con el bocadillo que homenajea al Reino de Aragón. Porque Félix se divierte jugando a caballo de la innovación y la tradición. Al fin y al cabo no es casual que su aventura se desarrolle en un mercado.
Basta acercarse una tarde noche de fin de semana a 'La Social 'para ver sus mesas ocupadas por grupos que disfrutan de bocadillos y tablas. Pero Félix tiene muy claro que es solo una parte del negocio. “Estoy en un mercado y quiero que el puesto de charcutería se mantenga abierto. Primero, porque es bueno para el negocio. Quién compre nuestro pastrami, cate las conservas artesanales que ofrecemos o se lleve a su casa las latas que procuro traer de aquí y de allá, tarde o temprano vendrá a probar mis bocadillos. Pero además, mantener la charcutería sin duda que ayuda a reflotar el mercado”.
Como tantos otros mercados de barrio, el de San Miguel está en crisis desde hace tiempo. Y Félix es uno más de la mucha gente que piensa que este tipo de espacios comerciales son parte de nuestra cultura. “Si se mueren los mercados tradicionales, van desapareciendo nuestras costumbres, nuestras recetas, nuestra forma de vida. Quiero aportar mi granito de arena para evitarlo”, asegura el charcutero gourmet poniendo ahora un gesto más serio.
No obstante, le dura poco ese rictus. Vuelve a concentrarse al acercarse a su cortadora, agarra una mortadela rosada y sigue con el pedido de una enorme tabla a la que luego le añadirá una buena dosis de burrata fresca y trufa negra para que la disfrute la pareja sentada en la mesa del fondo. “Esto marida a las mil maravillas con el cava del Ampurdán que tengo”, y vuelve a surgir su sonrisa ladeada.
'LA SOCIAL'. Mercado San Miguel, C. de S. Miguel, 14, Casco Antiguo, 50001 Zaragoza. Teléfono: 607 22 04 67
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