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Ho! Ho! Ho! Llega el tiempo de Adviento y las calles se llenan de bombillas y el bombardeo publicitario se intensifica, dos síntomas irrefutables de que va siendo hora de comprar regalos y nuevos almanaques. Parece que ha tardado, pues llevamos meses viendo carteles que anuncian la venta de Lotería de Navidad (¡desde que tomábamos cañas en el chiringuito!), pero ya está aquí. En consecuencia, quien más quien menos, independientemente de su fe o de su credulidad, tendrá alguna comida pendiente para festejar que ya pasa otro año, aunque no acuda a ella en reno.
Los ciudadanos de Donostia no son excepción, aunque ahí los milagros se complicarían, pues sería de esperar un maná ya con su anchoíta y el cáliz debería contener más bien txakoli de Getaria. Pero eso es otro cantar, así que aquí prescindiremos del detalle y nos limitaremos a proponer una serie de restaurantes donostiarras donde celebrar que diciembre se agota, sea con compañeros de trabajo o entre amigos, con la cuadrilla, por lo cual la selección abarca tanto lugares entregados al picoteo como restaurantes más refinados.
No está en el centro de Donostia, no tiene vistas y se encuentra junto a la salida de la capital guipuzcoana, pero la visita a 'Aratz' bien merece la pena, por la pasión que derrochan los hermanos Zabaleta, por el género que manejan y por el buen gusto con que abordan el recetario tradicional vasco en este restaurante familiar donde conviven quienes comen angulas con aquellos que se contentan con menú del día, platos combinados, pintxos o bocadillos. "Me viene el makinavaja y me viene el Lehendakari", resume Xabier Zabaleta, quien garantiza al visitante "un trato casero, de un restaurante de toda la vida".
Estos días, además, en su renovado comedor para 80 personas (dispone también de un reservado para otras 14) ofrece varios menús, todos ellos con aperitivo, entrantes a compartir, un pescado, una carne, postre y café. Las posibilidades parten de 40 euros; "de ahí para arriba, todo lo que se quiera, porque tenemos marisco, caza, buena bodega..." prosigue el hostelero.
Xabier arrancó diciembre con un buey de cuatro años de la raza terreño criado a un paso, en Zubieta. Por 40 euros sirven merluza y rodaballo de piscifactoría, si te rascas más el bolsillo la apuesta empieza a subir con incorporaciones tan sugerentes como ensalada de bogavante o langosta, besugo, rape, rodaballo salvaje, solomillo relleno de foie con salsa de hongos... Merece la pena estirarse.
'Zelai Txiki' es un lugar acogedor muy demandado a lo largo del año para distintas celebraciones, merced a sus vistas desde la falda del monte Ulía, sus tres espacios diferenciados con capacidad para 90 personas, su terraza exterior, su aparcamiento propio y su parque infantil, "muy solicitado por las familias".
"Trabajamos principalmente con producto de temporada, pescados salvajes y carne, especialmente cordero lechal y cochinillo", señala Eva Hernández, responsable de sala. Para ella, el factor diferenciador de su negocio es "la elaboración propia de todos los productos desde la base (nos proveemos principalmente de productores cercanos y, en temporada, de nuestra propia huerta) empezando por el pan, hecho con masa madre, y terminando por los postres, incluidos los helados".
En estas fechas puedes comprobarlo en su carta y también en unos menús diseñados para grupos cuyos precios oscilan entre 43 y 75 euros. "¿La diferencia entre el más barato y el más caro? El tipo de producto que ofrecemos en ellos. El más caro, por ejemplo, incluye jamón ibérico, terrina de foie, ensalada de bogavante, rape, solomillo, postre y bebidas". Eso sí, independientemente de la época del año y del menú escogido, uno siempre debe esperar allí "una velada placentera, con buena comida, buen vino y un servicio atento preparado para que el cliente disfrute". Así es 'Zelai Txiki'.
'Rita' es el restaurante que ha abierto Ismael Iglesias en el barrio de Egia, donde antaño se levantaba Atocha, el campo de la Real Sociedad, tras abandonar la cocina de 'Kata 4'. "Tenemos una cocina muy cambiante, dinámica y divertida, con un personal joven y muchas ganas de trabajar en lo que nos gusta", subraya el chef antes de recordar que su negocio "ofrece un espacio amplio en sus comedores y, además, tiene una barra de ibéricos y de ahumados que se hacen en casa".
'Rita' ofrece a grupos tres menús de temporada por los que cobra entre 38, 50 y 55 euros, incluidos café, infusión, bodega y preparaciones como alcachofas fritas con parmentiere de patata y ajo blanco malagueño; arroz marinero con almejas y mejillones; atún a la plancha; y cordero deshuesado relleno de lecheritas y foie con crema de dátiles y espuma de apio bola.
Para disfrutar todas sus delicias cuenta con un comedor principal para 50 personas, un par de mesas corridas "de carpintero" (anterior ocupación de su propietario para otros 12 comensales sentados en taburetes ("algunos no quieren estar sentados en la típica mesa baja y encuentran más amena esta opción") y, como tercera alternativa, un apartado salón desde el cual se ve la cocina y su actividad a través de una ventana. Escoge dónde prefieres comer.
'Astelena 1997' basa su propuesta en tres pilares: producto, calidad y precio. "Nos centramos en la cocina de mercado y también me gustan las palabras 'casera' y 'tradicional'. Lo mío es cocina con raíces, de aquí". Lo tiene claro el mediático Ander González, cocinero que saca tiempo para conducir programas en la televisión pública vasca (A bocados, Historias a bocados) y para dirigir la cocina del restaurante que abrió hace dos décadas junto a la desembocadura del río Urumea.
Allí dispone de capacidad para atender a 120 comensales y cuenta con hasta tres reservados para atender comidas privadas. "Nos dedicamos a ello", recuerda Ander a modo de aval antes de precisar la composición de sus menús para grupos, disponibles desde 45 euros. "Todos tienen dos entrantes, media de carne, media de pescado, postre, café e IVA incluidos. Jugamos con bacalao-carrillera, merluza-carrillera, merluza-solomillo, según el desembolso".
Ay, las cenas de empresa... Cuántos romances, divorcios, ascensos y despidos ha provocado el comportamiento en dichos encuentros. Tenlo en cuenta cuando te dispongas a disfrutar de la amplísima oferta de vino que distingue a 'Essencia Wine Bar & Store', donde uno puede escoger entre 100 referencias por copas (más de la mitad de Jerez) y otro medio millar por botellas.
No hagas como los peces en el río y acompaña esos tragos con alguna de las raciones de excepción que ofrecen: alcachofa natural frita con jamón, cebolla frita, yema de huevo y trufa rallada; carpaccio de cecina fresca muy fina con aceite de oliva, piñones y lascas de queso Idiazabal; costilla de euskal txerri (el cerdo autóctono) con patatas fritas; langostino de Sanlúcar; alistado de la bahía de Cádiz; txuleta de vaca vieja de Luismi...
"Mira, nosotros con la cocina no nos complicamos. Son cosas muy sencillas, poco manipuladas, pero siempre intentamos que el producto sea muy bueno, de muy buena calidad", explica Dani Corman. Y claro, continúa reconociendo que, en su casa, siempre se intenta que el vino tenga un protagonismo, de una forma o de otra. "Siempre intentamos que la gente se vaya con algo más, con cuatro detalles sobre un vino, con alguna anécdota, abriéndole un campo que hasta ahora no conocía o creándole esa inquietud; que descubra algo", confiesa un emprendedor que trabaja, sobre todo, con vino de pequeños productores, principalmente ecológicos, biodinámicos, naturales. En su casa puede dar de comer a una treintena de personas y en su planta superior es también tienda. De vinos, claro.
Por reiterativa que sea la conversación en la mesa, será complicado que te aburras en 'The Morgan Kompany', donde las paredes están cubiertas con libros y afiches de referentes del arte contemporáneo. Arte y gastronomía se dan cita en "un espacio físicamente grande, situado en el ensanche de la Parte Vieja, donde los menús son atractivos y razonables, en el sentido de que su relación calidad precio es correcta". Lo explica Gorka Goikoetxea, patrón de un restaurante inaugurado en 1982, que cuenta con capacidad para 60 personas en su comedor principal, y para 14 más en el reservado habilitado en el piso subterráneo.
"Solemos andar entre 30 y 35 euros, y por ese precio se pueden comer platos como rollitos crujientes rellenos de verduras, pollo y langostinos con salsas variadas; raviolis de pasta fresca casera rellenos de foie; atún glaseado con soja, naranja y miel; secreto de cerdo ibérico...", enumera el hostelero.
La blanca Navidad no deja de constituir una buena oportunidad para adentrarse en la cocina internacional "con producto de temporada", que brinda a lo largo de todo año este negocio, en menús muy parecidos; sí, la experiencia es otro punto a favor de 'Morgan Kompany'.
El renovado y espectacular 'Trinkete' puede acoger hasta 150 clientes repartidos en las dos plantas de un antiguo frontón construido en 1884 (sus regentes sostienen que es el más viejo de Euskal Herria) y abandonado durante las últimas dos décadas, después de haber sido también taller mecánico, cervecería y sidrería.
Reabierto en la segunda mitad de 2017, comenzó ofreciendo exclusivamente comida bien sencilla e informal, esto es, ensaladas, salchichas, codillos y pollos, lo cual no quita para que todo aquel que se disponga a disfrutar allí de su cena o comida navideña sea recibido "con una copita de cava".
Los menús más sencillos concebidos para estas fechas incluyen crema de marisco, carrillera y bacalao, mientras el caro (40 euros) gana enjundia con solomillo y bricksde morcilla. Va ganando variedad esa carta orientada originalmente a los más jóvenes, disponen de varios cañeros de cerveza, entre sus salchichas figuran (¡ojo!) algunas de euskal txerri y de txuleta, y en la planta superior se exhiben las banderas ganadas por La Donostiarra, la trainera de la ciudad. Una buena excusa para subir las pertinentes escaleras. ¡Feliz Navidad!
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