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La casa del laureado chef Paco Morales se ha convertido en la meca para todos los amantes de la alta cocina de Córdoba. La investigación llevada a cabo por el cocinero para aunar en ‘Noor’ (3 Soles Guía Repsol) la cocina andalusí con los productos de mercado ha conseguido transmitir un profundo sentido de raíces y vanguardia, una forma de entender la cocina en la que su tierra natal se saborea en cada bocado.
Tanto es así que es fácil apreciar el vínculo existente con la tradición panadera árabe ya que, en colaboración con el ‘Horno La Tradición’, se han creado sus famosos panes de taifas, elaborados con trigos duros típicos de estos territorios. Cada temporada, Morales reorienta su carta con la clara visión de homenajear distintas etapas del legado culinario árabe. En esta ocasión, en ‘Noor’ apuestan por mostrar el lazo que une el paso de los primeros españoles que llegaron al Nuevo Mundo con referencias propias del entorno andalusí.
Si alguien quiere conocer de verdad cuál es el sabor de la cocina andaluza de Córdoba, debe sentarse a la mesa de ‘Celia Jiménez’ (1 Sol Guía Repsol). El apego que siente esta cocinera a su ciudad se siente en el paladar con su mazamorra, la presa ibérica de Los Pedroches o la perdiz elaborada con escabeche tradicional.
Su restaurante, de tan solo ocho mesas, no ha parado de cosechar elogios desde su apertura en 2015. No es para menos, porque Celia Jiménez ha conseguido cautivar a una clientela selecta a base de técnicas ancestrales como el adobo o la fritura, signo de su paso por cocinas más modestas antes de su desembarco en el afamado ‘El Lago’ (1 Sol Guía Repsol) de Marbella.
Recetas clásicas, ricas y con sello cordobés es lo que sirven en la ‘Taberna de Almodóvar’ (Recomendado por Guía Repsol), un restaurante familiar -ubicado en la zona menos turística de la ciudad- en el que las croquetas y la mazamorra no pueden salir de carta debido a la insistencia de los clientes asiduos al local.
Unas exigencias entendibles, ya que ambas elaboraciones siguen fielmente las recetas familiares que el equipo del restaurante ha traído desde su natal Almodóvar del Río. Entre las estrellas del local destacan la ensalada de bacalao y cochinillo, ambos regados con buenos vinos de la zona, dispuestos en una carta cuidada al milímetro para acompañar cada plato.
En un formato que combina tapas exquisitas y las posibilidades de un menú gastronómico, ‘La Cuchara de San Lorenzo’ (1 Sol Guía Repsol) se ha consagrado como una de las referencias de la capital cordobesa. Los hermanos Paco y Narciso López tienen hueco en su local a las faldas de la iglesia de San Lorenzo para clásicos como el flamenquín o el salmorejo.
Sin embargo, han sido elaboraciones como el sashimi de jurel o el carpaccio de gambas los que han elevado el tono de este restaurante. Ese carácter travieso de sus recetas transmite el buen rollo que se siente en su cocina, donde el equipo es uno de los mayores tesoros para los propietarios.
Si existe un local icónico de La Ribera, es sin duda ‘La Boca’. Con clientes fieles desde hace más de una década, este local ha conquistado los paladares cordobeses a base de buenos productos de kilómetro 0, opciones vegetarianas y un horno de leña que es la auténtica seña de identidad del local. La carta se compone de referencias universales del fast food, pero con una personalidad alejada de la mayoría de establecimientos de esta índole. Uno no puede pasar por aquí y no probar la Japoburguer, el Tabaco (tataki de atún en un taco) o su bocadillo de callos que en realidad es un bao japonés.
El espíritu de los food truck se hace realidad en córdoba de la mano de ‘La Furgo’, un local con una carta internacional -preparan platos como el curry de pescado y marisco o tacos mexicanos- en el que los clientes pueden elegir entre sentarse a la mesa o realizar un pedido para llevar. Además y como aliciente, la carta de cócteles permite disfrutar de una tarde al sol en su terraza o planificar celebraciones en las inmediaciones de La Ribera del Guadalquivir.
‘Amaltea’ refleja la evolución que han experimentado aquellos profesionales de la gastronomía que apostaron desde el principio por los productos ecológicos. En un primer momento, ‘Amaltea’ era exclusivamente una pequeña tienda especializada en estos productos que, gracias a su buen hacer, consiguió dar el paso y convertirse en un restaurante en el que imperan los alimentos frescos, de procedencia local y de cultivo ecológico.
Su carta es un viaje entre las tradiciones culinarias del Mediterráneo y Japón en el que, además, se consigue integrar a cualquier tipo de cliente mediante cartas exclusivas para vegetarianos y celíacos. Como apunte, su carta de vinos naturales y cervezas artesanas redondea cualquier velada en el restaurante.
Como corresponde a su nombre, ‘La Regadera’ se caracteriza por su ambiente alegre y luminoso en el que impera la buena cocina de producto fresco. Aquí se combinan recetas de todo tipo, desde las más vanguardistas e internacionales hasta tótems locales como la mazamorra, que en este caso se reversiona al servirse con con manzana y sardina ahumada.
Al disponer de una carta relativamente corta, es recomendable preguntar por los fuera de carta del día porque siempre asoma algún plato apetecible. Todo está pensado para compartir y disfrutar de un rato agradable de buena comida junto al río.
Para quienes busquen la imagen más típica de taberna cordobesa con una autenticidad nítida, su rumbo debe fijarse en ‘Casa El Pisto’. Allá donde mires encuentras cada uno de las señales que rememoran a la ciudad como los farolillos o los carteles de toros, algo entendible si se tiene en cuenta que lleva abierta desde 1880.
Clásicos como el jamón ibérico, los flamenquines, el rabo de toro o el salmorejo están a disposición de todo aquel que entre en esta taberna. Eso sí, conviene pedirse una copa de Montilla-Moriles nada más llegar para aclimatarse rápidamente al ambiente.
‘Los Berengueles’ (Recomendado por Guía Repsol) ha visto como generaciones de familias cordobesas mantenían su fidelidad pasando por sus mesas. El mayor argumento que esgrime este restaurante está en la calidad de su productos y el buen trato que le dan, creando platos como su famosa ensaladilla de gambas o el que le da nombre -los berengueles se elaboran con yemas de espárrago blanco y salmón o salazón-. Además, su ubicación en la antigua casa de los marqueses de Valderolo dan un valor adicional a la estancia, ya que tanto las dos plantas que componen el inmueble como su patio y terraza animan a disfrutar de cada bocado.