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Álvaro Victoriano y Rubén García son viejos conocidos de la hostelería coruñesa. Coincidieron hace años trabajando en un restaurante y, desde entonces, se han convertido en socios en varios proyectos que los han situado como una referencia en la restauración de la ciudad.
A finales del año pasado abrían el último de estos proyectos, ‘Ultramarinos Galera’, un sueño acariciado durante mucho tiempo. “En los otros restaurantes exploramos diferentes vías, una cocina más informal, la brasa…”, cuenta Álvaro. “Pero hace tiempo que nos dimos cuenta de que queríamos un espacio en el que el producto mande, al estilo de las barras clásicas; un sitio en el que poder tomarte embutidos seleccionados en la barra, unos quesos, un marisco de temporada... O, si prefieres, sentarte a la mesa y disfrutar de elaboraciones sencillas. No queremos complicarnos, queremos que la materia prima brille”.
La ubicación no puede ser mejor, en el medio de la calle Galera, uno de los epicentros del ambiente de vinos y tapas de la ciudad, en el que ocupan el espacio de un clásico, ‘El Serrano’ (Solete Guía Repsol), que hace unos meses se trasladaba a otro local de la calle. Hacia un lado, tabernas históricas como ‘La Bombilla’ o, un poco más allá, ‘O Tarabelo’ (Solete Guía Repsol); hacia el otro, la histórica churrería ‘Bonilla’ y la continuación hacia las calles Olmos y Estrella, con más barras y más tabernas.
Allí, en el corazón de la zona, nacía a finales de año ‘Ultramarinos Galera’. El nombre lo dice todo. El local es un homenaje a aquellas viejas tiendas que fueron características de la ciudad y que poco a poco van desapareciendo, antiguos ultramarinos que, aprovechando las posibilidades que abría el puerto, ofrecían el mejor producto llegado de aquí y de allá: conservas, carnes en salazón, legumbres, pero también bacalao, vinos y licores o algunas verduras de temporada.
Rubén y Álvaro recogen ese espíritu y lo llevan a una barra. “A Coruña ha apreciado siempre el buen producto. Lo que ocurre es que los ultramarinos iban por un lado y las tabernas o los sitios de tapas iban por otro”, explica el cocinero. “Aquí los juntamos: puedes tomar algo o a comprar quesos o embutidos, que es algo que al principio no sabíamos cómo iba a funcionar, pero que está gustando mucho. O sentarte a comer, si te apetece”. ‘Ultramarinos Galera’ no es un bar, tampoco una tienda de productos seleccionados o un restaurante. Es todo eso y mucho más, lo que le da al espacio un ambiente muy especial.
Los primeros clientes llegan al final de la mañana para acomodarse cerca de la barra. Hoy hay una selección de quesos franceses y gallegos y acaba de entrar un pedido de embutidos ibéricos. Un grupo, sentado en las mesas altas frente a la barra, duda entre el brie, que trufan en el local con trufa melanosporum fresca, una cecina de la montaña leonesa o la bondiola, una chacina de tradición italiana que Remedios Sanchez, una productora artesana de ibéricos, enviaba esta mañana desde Guijuelo.
Poco a poco el local se va animando. Álvaro, el cocinero, se acerca un momento hasta el vecino mercado de San Agustín a por alguna verdura de última hora. El local tiene un menú estable, pero lo complementa siempre con algunas propuestas fuera de carta basadas en la temporada.
De vuelta al local paramos en ‘Banneton’, una pequeña panadería artesana con la que el tándem colabora. Cuando regresamos la cocina ya está en marcha. El despliegue de pescados y mariscos es espectacular: rodaballos, salmonetes, chocos, cigalas, gamba blanca… A su lado unos guisantes del Maresme y las verduras que Álvaro acaba de traer. ‘Ultramarinos Galera’ no es sólo barra.
De hecho, poco a poco las mesas de los dos pequeños comedores se van llenando. “Llevamos abiertos poco tiempo”, nos comenta Rubén, “pero ya hay gente que repite cada pocos días. Gente que nos encargó platos en Navidad y que ahora viene a comerlos aquí. Aquellas señoras que están sentadas al fondo, por ejemplo, vienen casi todas las semanas a tomar los huevos encapotados. Y el otro día nos llamaron para llevarse 18 para una celebración”.
El huevo encapotado. Vamos a detenernos en él porque es una de esas propuestas con las que han dado en el clavo. Es sencillo, es sabroso y, sobre todo, es uno de esos platos que no se encuentran con frecuencia en los restaurantes, pero que son parte de nuestra memoria, uno de esos bocados que asociamos a la niñez, a la cocina de nuestras madres o nuestras abuelas. Seguramente ahí está la clave del éxito de una elaboración que, en poco tiempo, se ha convertido en una de las estrellas de la carta y que aquí preparan con huevos de galo celta.
Los guisantes del Maresme, apenas con un golpe de calor, se sirven con coppa ibérica. Uno de esos platos en los que la suma de dos productos excelentes da como resultado algo más que cada uno de ellos por separado. Y los platos de carne se acompañan, a petición del cliente, por patatas fritas cortadas a mano y fritas al momento en aceite de oliva. Pequeños detalles que redondean la experiencia.
Otro plato que se ha convertido en una de las señas de identidad de este nuevo espacio es la tortilla con almejas a la marinera, un despliegue de potencia gustativa que no para de salir de la cocina. La tortilla, melosa, tal como es tradición en esta zona, se napa con la salsa marinera, que termina de cocinarla, y se remata con unas buenas almejas finas. Uno de esos platos para disfrutar y mojar pan olvidándose de prejuicios.
Y, para terminar, otro imprescindible -hay que ver la cantidad de imprescindibles que ha conseguido cuajar esta gente en la carta en apenas tres meses- la tarta larpreira, un clásico gallego, en tamaño individual y bañada al momento con una crema reducida de licor café. Los sabores son tradicionales, pero la elaboración y el cuidado en la presentación no tienen nada que ver con lo que uno esperaría. Y ahí está el secreto de este local: productos reconocibles y sabores de la memoria, pasados por el filtro de un servicio cuidado y una estética clásica que consigue darles un aire nuevo.
“Nuestra intención con el ultramarinos”, termina Álvaro, “es que, si eres un amante del buen producto, puedas venir en cualquier momento: por eso vendemos las croquetas por unidades, por ejemplo. O las conservas. Si te apetece parar un minuto en la barra, puedes hacerlo, venir, pedirte una conserva de ventresca, una bebida, y pasar un buen momento. Si quieres venir con más calma o con tu familia, puedes sentarte y disfrutar de otra manera, tomarte un rabo de vaca guisado, una chistorra a la sartén o unas chuletillas de cordero”.
Y así es. La barra animadisima de gente disfrutando de quesos y vinos, un gran frutero, al final de la misma, rebosa de tomates de invierno; al fondo, en el comedor, hay comidas de trabajo, familias, mesas con grupos de amigos… Un ambiente heterogéneo que tiene como hilo conductor la mejor materia prima.
En eso, ‘Ultramarinos Galera’ ha dado con la clave: ha sabido actualizar el legado comercial de la ciudad y ha entendido a un público que esperaba algo así, una propuesta con el ambiente animado de los locales de vinos coruñeses, pero que, al mismo tiempo, tenga en el mejor producto su razón de ser.
‘ULTRAMARINOS GALERA’ - Galera, 21. A Coruña. Tel. 981 04 32 72.
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