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Nos acercamos a fechas significativas para la pasión amorosa y, aunque es cierto que en el fondo el día de San Valentín no es más que una excusa comercial para vender más productos, se ha convertido en un momento casi ineludible para que los enamorados se hagan regalos, en especial aquellos que aluden sin rodeos a su relación más íntima, todos los que tienen alguna evocación que … estimula sus sentidos.
Hace algunos años era muy común que a la gente se le preguntara, en reuniones, incluso a personajes conocidos en entrevistas periodísticas, cuáles eran sus gustos y aficiones por orden de preferencia. ¡Qué absurdas son las modas! Un gran amigo siempre decía con una sonrisa pícara, lo segundo es comer. No sé si era de él o de otra persona, pero sí es una frase muy ingeniosa y que representa muy bien la inquietud tan antigua como la cultura humana por la satisfacción sexual propia y de la pareja o contendiente, según se mire –esporádica o estable. Ha ocupado siempre un lugar preferente, por delante o, al menos, al mismo nivel que la necesidad de saciar el hambre de la mejor forma posible, entre los anhelos de la gente de todos los tiempos.
Estos empeños –que los biólogos identifican como dos de los instintos más poderosos de los seres vivos—van unidos también desde la prehistoria, pues dependen el uno del otro y el otro del uno. Es cierto que el deseo sexual en el ser humano se ha liberado del instinto animal de conservación de la especie hace milenios, pero lo primero y lo segundo en su orden de preferencias han engendrado todo un universo que abarca desde la búsqueda incansable del alimento afrodisiaco capaz de conseguir que las capacidades del que lo ingiera lleguen a lo asombroso, del filtro, pócima o conjuro infalibles para transformar la indiferencia del ser amado en atracción ferviente e, incluso, hasta la conversión de la práctica del sexo en una forma de meditación oriental que se prolonga durante horas o días, al mantener la mente en un estado de calma filosófica y aislamiento que permite a uno de los “contendientes” alzarse con la victoria en este combate de cama en el momento en el que induzca al contrincante al clímax.
Los alimentos, desde los más sencillos hasta los más exóticos y costosos, están involucrados de muchas formas en los fenómenos de la vida sexual humana. En el Atharvaveda se aconsejaba lanzar habas sobre la cabeza del hombre deseado, que de este modo caería rendido ante la pretendiente, sin conocer el motivo. Las habastambién estaban presentes –siempre a pares, quizá porque se estimaron semejantes a los testículos—en algunos conjuros amorosos recogidos en actas de la Inquisición. Stendhal, por el contrario, y a causa de las flatulencias que producen otras legumbres ... consideró comer garbanzos remedio supremo contra el amor. En la antigüedad mediterránea, quién podría imaginarlo, la lechuga se tuvo por afrodisiaca porque, al cortar su tallo, deja libre un líquido blanquecino que se veía semejante al semen. Las criadillas de novillo o de toro se valoraron como infalibles para aumentar la potencia sexual de los varones añosos, lo mismo que las lechas de los peces. Hay otros a los que por su rareza o precio exorbitante se les adjudicaron estas virtudes, el caviar fresco, por ejemplo, o la trufa, que según Brillat-Savarin ...no es en absoluto un afrodisiaco, para desdecirse a continuación cuando afirma que bajo ciertas circunstancias puede hacer a las mujeres más apasionadas y a los hombres más gentiles… ¿En qué quedamos?
Los alimentos reconstituyentes, con el chocolate a la cabeza, tienen un papel fundamental en estos asuntos. Tanto, que la iglesia católica estuvo a punto de prohibir la ingesta de esta bebida durante las épocas de la abstinencia de las carnes, de la una en el plato y de la otra en la alcoba, entre los siglos XVI y XVII. Por algo Casanova lo incluyó entre sus bebidas favoritas para estar en forma. Pese a ser vegetal y elaborarse en España y América con otros ingredientes como agua y azúcar, admitidos en las abstinencias sin lacticinios, los eclesiásticos más críticos de esta bebida energética aducían que aportaba tal vigor que espoleaba en la mente, siempre esclava del cuerpo y de su concupiscencia indomable, pensamientos sensuales y lascivos ¿Será que tenían razón y que es por eso que los amantes se regalan bombones …? Pero los radicales perdieron la apuesta y su carácter vegetal ganó la partida, por lo que se continuó sirviendo en las meriendas de las señoras piadosas en jícaras sobre sus mancerinas delicadas y acompañado de inocentes bizcochos de soletilla.
El olfato reside en el epitelio olfativo del fondo de la nariz y, acaso por ser el sentido más cercano al cerebro, es de una importancia enorme para este asunto del amor. Los perfumes, aunque no se comen, se venden por millones para ser vehículo del lenguaje de la seducción y el erotismo, cuando la civilización nos ha hecho insensibles a los aromas naturales de la pasión sexual. Los de los vinos, que no se comen, pero sí se beben, tienen, según algunos teóricos, tendencias femeninas y masculinas. Adjudican a las féminas el champagne y a los varones el tinto de cavernet sauvignon. Demasiado previsible, si bien es verdad que el champagne o algún otro vino prestigioso están muchas veces presentes en la primera cita o en la cita que antecede a ... ¿Recuerdan el sketch de la cena-flirteo de la película Everything You Always Wanted to Know About Sex de Woody Allen, de 1972?
Cada época ha tenido sus alimentos o complementos o sustancias vegetales o animales considerados estimulantes o afrodisiacos. Hoy en distintas partes del mundo son conocidos, entre otros muchos, la raíz de plantas del género Panax, al que pertenece el ginseng; Areca catechu o nuez del betel; Paullinia cupana o guaraná; Tabernathe iboga y hasta el coleóptero Lytta vesicatoria o cantárida, también denominada mosca de España, desecada y en polvo ... La realidad, aliada con la ciencia, demuestran que no hay afrodisíacos infalibles. Existen lugares, momentos y personas adecuadas, eso sí. Son los auténticos afrodisíacos.
Por tanto, parece oportuno en estas fechas proponer un menú para dos sugerente, pero a la antigua usanza, tan estimulante como energético, con algunos de los alimentos tenidos por afrodisíacos a lo largo de la historia. Como es natural, se puede eliminar alguno de los platos y sustituirlo por otro más ligero, para respetar las tendencias actuales … pero quizá no sea ya tan excitante.
Esta ensalada de aspecto tan antiguo, basada en otra de La cocina exótica, insólita, erótica, de E. C. Izzo, quedaría también excelente con colas de cangrejos de río, si se encuentran buenos, incluso con una cola de langosta pequeña en rodajas, en cuyo caso conviene disponer de unos langostinos para dar sabor a la pasta que perfuma la mayonesa.
(Para 2 personas)
Consejos: Se puede sustituir la mayonesa por 3-4 cucharadas de aceite, que se baten con 1 cucharada de zumo de limón y el exudado de las cabezas de los langostinos. Resultará una ensalada más fresca.
Desde la cocina del Renacimiento hasta bien entrado el siglo XIX existió la costumbre de añadir una pequeña proporción de anchoas en aceite, pero remojadas, a las carnes, vigente aún en algún que otro preparado, como el vitello tonnatto o ternera entunada caliente o fría de la cocina italiana. Su sabor es casi inapreciable al final pero, como el garum romano, resalta bien los de la carne y es muy recomendable, si no fuera porque añade calorías y grasas al resultado final. Esta receta está basada en otra del manual de Pellaprat.
Las cantidades indicadas se inspiran en las ideas de lo que era o no afrodisíaco, la carne en especial y en cantidad enorme. Hasta aquí llega la broma. Si se quiere hacer con menores cantidades no pierde nada esta preparación si se respeta la presencia de las anchoas –quizá la mitad para 2 personas—y se monta la salsa con mantequilla sobre el fondo de carne bien reducido, porque adquiere una melosidad fantástica.
(Para 2 personas)
Consejo: la salsa se puede montar en lugar de con mantequilla con un poco de aceite, mucho menos que la cantidad de mantequilla indicada, batiéndola con energía en un cuenco con unas varillas.
Las mouselinas dulces son de los postres más refinados y un poco pasados de moda, creo que por la dificultad de su preparación, no por por otro motivo. Clásicas de la repostería austriaca, en donde se denominan creme a secas y se preparan de café, de limón, de vainilla o de chocolate, son muy delicados de confeccionar, pero el resultado es magnífico.
En este menú no podía faltar el chocolate, como es lógico. El mango le añade cierta frescura y un detalle del color del oro que contribuye a dar relumbrón al final de este menú que se quiere afrodisíaco.
(Para 2 personas)
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