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Entre Fuencarral y el Mercado de Barceló está ubicado el 'Bastardo', que, con apenas dos meses de vida, se ha convertido en la novedad del verano en Malasaña. El gran espacio diáfano de corte industrial y colorido se puede observar desde la calle a través de las altas cristaleras pintadas a mano por estudiantes de Bellas Artes. Unas gradas portátiles presiden el rincón verde césped con matrioskas estampadas en honor a la celebración del Mundial de fútbol; la recepción constituye la única separación entre el restaurante grill y el bar estilo años 50; una silla de vigilante de playa convive con naturalidad entre sofás, taburetes y sillones bajos... Cada detalle parece una declaración de intenciones de lo que allí sucede cada día.
Cuesta creer que todo esto sea solo el principio, pero Adrián Bermejo, director de alojamiento, muestra que sí es posible crear un lugar idóneo para descansar a tan solo un piso por encima del jolgorio. Cada una de las 57 habitaciones cuenta con un baño privado, lector de código QR en las puertas, mesilla con luz en cada litera, decoración impecable y una personalidad distinta. Porque otra de sus peculiaridades es que cada una de las habitaciones está dedicada a un personaje histórico. "Esta, por ejemplo, es la de Miguel Ángel, tenemos a Frida Kahlo, Patti Smith, Luis Buñuel...", explica Adrián mientras enseña una de las habitaciones dobles con terraza privada. Para ir en pareja, con niños o en grupo... no importa el tipo de viaje que estés preparando, este lugar tiene una opción idónea para ti que incluye desayuno por un extra de cinco euros. Además, como buen albergue moderno, la terraza en la azotea que corona los seis pisos del hostel, la cocina y la lavandería son para uso libre de todos los huéspedes.
Pero el 'Bastardo' no es un hostel tal y como lo entendemos o, al menos, no es solo eso. "Nuestra idea es traer la ciudad al alojamiento y a la inversa, que también funcionemos como bar de barrio, que los madrileños queden en el 'Bastardo' en lugar de en la parada de metro de Tribunal", asegura Ruth Enríquez, encargada de contenidos del proyecto. Ella es la encargada de coordinar desde un espectáculo de danza hasta la presentación de un libro, pasando por clases de swing o microteatro, todo aquí mismo. Además, dirige la idea del albergue como alojamiento temático: "Las habitaciones están inspiradas en personajes bastardos pero en el sentido de transgresores, rebeldes... No nos salían 57 hijos ilegítimos reconocidos", concluye entre risas.
Muy cerca de nuestra anterior parada y literalmente a tres minutos de la emblemática plaza del Dos de Mayo se encuentra el 'Mad4you', el alojamiento en el que a cualquiera le dan ganas de quedarse a vivir. La decoración sencilla, los colores cálidos y el ambiente de calma total de la recepción invitan a una estancia de calidad, confortable y sin estridencias. Los cuadros con billetes de diferentes partes del mundo, regalo de antiguos huéspedes, constatan que estamos en un lugar que suele dejar buen sabor de boca. "Creo que somos un servicio muy familiar, nuestra intención es que los clientes de verdad estén como en casa", cuenta Jane Paauw, la encargada del hostel.
Jane dirige el alojamiento desde que, en 2013, una familia madrileña decidiera dar una salida distinta a su edificio de corrala de viviendas en la Costanilla de San Vicente y siempre ha tenido muy claro el espíritu del hostel. Las habitaciones son simples, incluso austeras, pero limpias y muy amplias, con baño privado. "También tenemos habitaciones privadas dobles, pero sobre todo vienen mochileros, gente que viaja sola…", explica mientras hace un repaso a sus veintiuna opciones de alojamiento. Independientemente de la habitación que elijas, el desayuno está incluido en el precio, "con pan recién hecho, que traen de la panadería todos los días".
Son estos pequeños detalles reconfortantes y el maravilloso patio de corrala en el centro del edificio, lo que diferencia al 'Mad4You' del resto de albergues de su mismo precio. Las actividades que organizan tiene como función fundamental que los huéspedes se relacionen entre ellos. "Tenemos un free tour propio por Malasaña para que ellos conozcan su barrio nada más llegar, sangría por las noches y maratones de películas", cuenta Jane en el espacio común, que recuerda a una gran sala de juegos de una casa familiar. "Tenemos una lista de clientes habituales y hace poco vinieron a vernos dos argentinas que se conocieron aquí y ahora viven juntas", afirma. Su truco es generar un ambiente agradable en el que la gente pueda descansar y hacer piña entre sí y parece que, de momento, funciona.
A dos pasos de la plaza de Lavapiés se encuentra el 'Ok Hostel'. El pasado 2017 fue nombrado segundo mejor hostel de grandes dimensiones por Hostelworld y, sin duda, cuenta con motivos para sustentar el nombramiento. Daniel, uno de los responsables de recepción, es el encargado de mostrarnos los entresijos del lugar, fundado en 2014 por dos hermanos portugueses.
Cuenta con 45 habitaciones, tanto privadas como para compartir, y una capacidad para 250 personas. La estética de los pasillos y las habitaciones es discreta, no como la del bar y las zonas comunes, donde un gran mural inspirado en motivos tradicionales de la cultura contemporánea española (caricaturas de Cristiano Ronaldo, patas de jamón, guitarristas con bigote) comparte protagonismo con una enorme cama a un lado del recibidor, como preparada para aquellos que no sean capaces de subir a la habitación después de un día 'duro'. "Nadie duerme aquí, pero aunque al principio hay reticencia, al final los huéspedes acaban tumbados en ella, tocando la guitarra o charlando, como si fuera un sofá más", aclaran desde el mostrador de recepción.
Además de una estética atrevida y un servicio ejemplar, el 'Ok Hostel' ofrece un desayuno por tres euros y una cena –con dos platos y barra libre con opción vegetariana– por diez euros cada noche. "Suele ser la previa antes de irse a la ruta de pubs, además, si vemos a algún huésped desanimado, le solemos invitar a una cerveza", aseguran. En conjunto, constituye una elección ideal si quieres viajar en grupo y disfrutar de la noche madrileña con los mejores aliados.
La ubicación es el punto fuerte de este alojamiento, perfecto para los que quieran hacer turismo cultural por el centro de la capital. En la calle Arenal encontramos el 'TOC Hostel', una aleación entre albergue y hotel para jóvenes y grupos. Solo es necesario poner un pie en la recepción para observar una simbiosis atractiva entre lo antiguo y lo nuevo. El sobrio edificio del siglo XIX contrasta con pequeños detalles en la decoración, como el bombín-lámpara o el mostrador hecho de libros apilados de la recepción, que dan un toque actual a la estancia.
La misma premisa se mantiene en el piso de arriba. Subiendo unas escaleras de madera y forja, se encuentra el salón donde una pareja juega al billar mientras otros planean su excursión de esa tarde. Los suelos de cerámica, los techos pintados color crema y las columnas doradas de más de dos siglos de historia coexisten en armonía con el mobiliario negro, las lámparas minimalistas rojas y el billar. Aunque al caer la noche el ambiente se anima, en 'TOC Hostel' no se organizan las actividades típicas de un albergue. "A partir de las 19 esto comienza a funcionar como un bar, pero nada más, nos gusta que haya un ambiente distendido y relajado", afirman desde la dirección.
"Esto no es un hostel puro y duro", matizan. No hay cocina, aunque sí horno y microondas por si los huéspedes se quieren calentar algo; y para disfrutar del bufet libre del desayuno es necesario abonar 6 euros extras. "Somos más caros que la mayoría de los hostels de Madrid, pero eso te obliga a dar una calidad que otros no dan", explican, indicando que una habitación doble en temporada alta puede alcanzar los 189 euros. Este híbrido del hospedaje se abrió en 2014 tras tres años de obra, con todas las dificultades que entraña operar en una edificación protegida. En la actualidad, cuelga casi cada noche el cartel de 'completo'.
Muchos albergues urbanos se vanaglorian de ofrecer un diseño distinto o de tener un carácter temático, pero muy pocos consiguen un ambiente realmente especial; el '2060 Newton Hostel', situado a la espalda de la plaza de Tirso de Molina es de los segundos. Tras dos años de trabajo, principalmente en la parte de diseño, este alojamiento abrió sus puertas este año y ya se postula como uno de los hostels más demandados de Madrid.
La atmósfera del lugar se ha construido basándose en la teoría de Isaac Newton que proclama el fin de la civilización humana en 2060. Por esta razón, nada más entrar un contador de los segundos que nos quedan vivos da la bienvenida a los clientes. Lejos de tratarse de una visión lúgubre, la idea invita a "disfrutar del momento presente", en palabras de Esther Mengual, responsable del proyecto de diseño. La botánica y la naturaleza están presentes en cada rincón, así como ilustraciones artesanas de colibríes. "En algunas culturas se le identifica como guardián del tiempo y nos parecía el mejor símbolo para el hostel", reflexiona Esther, que ha conseguido crear un micromundo en el centro de la ciudad, el carpe diem hecho alojamiento. Las seis plantas de las que consta el edificio representan las seis fases del duelo, detrás de cada puerta se esconde un mensaje irónico que invita a vivir la vida y las habitaciones cuentan con diferentes dibujos con los que interactuar: pulpos, conejos, setas e, incluso, el propio Newton.
Aquí las literas no son tales sino "cápsulas del tiempo", donde todas las sábanas tienen un bordado que reza "dormir o no dormir, esa no es la cuestión"; y donde hasta la entrada a la lavandería te anima a que pares con el drama. A la espera de poder ofrecer todos los servicios (abrieron en marzo) se agasaja al huésped para que no le falte de nada. "Como todavía no podemos dar un servicio de desayunos al uso, traemos chocolate con churros todos los días, cortesía de la casa, y la gente está encantada", relata Stefania Fennu, responsable de recepción. Además, los huéspedes pueden reservar en el spa con el que cuenta el edificio y, muy pronto, también podrán aprovechar el mercado anexo donde convivirán diferentes puestos de comida y bebida. Este mercado también estará abierto al público por Tirso, para que ningún madrileño se quede sin vivir su experiencia 2060.