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Ya no hay vías. Hoy, los antiguos vagones del ferrocarril no recorren el valle de Atxondo. El trasiego de las minas de antaño ha dado paso a la tranquilidad, al disfrute de la Naturaleza y a un paisaje lleno de encanto. Este camino teñido de verde y con sabor a pasado se inicia en Apatamonasterio y se prolonga durante unos kilómetros hasta el barrio de Arrazola de Atxondo. Durante ese transcurso vital, el camino se acompaña de las aguas de un río que regala sorpresas. En un primer momento, escucharemos el mugido de las vacas, mientras las ovejas pastan en las praderas de intenso color. Junto a la sombra del Anboto, el silencio se convierte paulatinamente en protagonista de nuestro camino. Tan solo se ve roto por el fluir de las cristalinas aguas del Arrazola que se deja caer en un juego de pequeñas cascadas. A continuación, el paseo deja atrás el núcleo de Marzana, en el que podremos saciar la sed en una fuente, y algunos antiguos caseríos de los que se dicen que son los mejores conservados de todo el País Vasco. A mitad del camino, hay que atravesar una angostura pero rápidamente el paisaje vuelve a abrirse en busca de una sensación de libertad. Este tramo sombrío también se ve salpicado por la fuerza de la tradición. Las antiguas máquinas del molino de Ibarra rememoran su latir en este bucólico ambiente. Paso a paso, llegamos a Arrazola, presidida por su iglesia. Es en este punto donde aún el legado de las minas permanece presente. A través de la Vía Verde de Arrazola, se descubre la Naturaleza repleta de vida del Duranguesado.
Vía Verde Atxondo, Atxondo
946821009
http://www.durangaldea.eu/es/turismo/rutas/senderismo/item/196-via-verde-de-arrazola