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Argamasilla de Alba, Ciudad Real
Argamasilla de Alba se viste de teatro. Un espectáculo único se cierne en la localidad a principios de junio. La plaza de Alonso Quijano sube el telón y se empiezan a suceder las escenas del Quijote, a pie de calle, donde el escenario se convierte en asfalto y las butacas en balcones. Bajo la atenta mirada de cientos de personas, el caballero de la triste figura vuelve a cruzar esta parte de La Mancha para encontrarse a gigantes vestidos de molinos y para ser el protagonista de las sonrisas de los niños y, de paso, también de los mayores.
Cervantes vuelve a la tierra de la cual olvidó el nombre para ser anfitrión de una de las odas más bellas a su obra literaria. Un pueblo que, según los académicos fue el hogar de su hidalgo caballero, se viste de atrezzo para darle nueva vida a Alonso Quijano entre sus vítores y aplausos. Argamasilla se convierte entonces en posadas medievales, molinos que nunca caen, y en el patio de juego de un caballero andante con las ideas un poco movidas de sitio. El sueño de la razón encuentra en Argamasilla de Alba su más leal consejero.
