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Ocentejo

Secretos en el Alto Tajo

Las raíces de este pequeño municipio, en el Parque Natural del Alto Tajo, hay que buscarlas en los celtíberos que habitaron este valle. Testimonio son el castro y la necrópolis de El Castillejo. Tras ellos, unos siglos después, los romanos anduvieron por el lugar y dejaron su huella en puentes y lápidas mortuorias encontradas en las cercanías. Como en la mayoría de los pueblos del Alto Tajo, dependientes del Señorío de Molina, estuvieron los árabes y la Reconquista los devolvió a los reyes castellanos.

Esta es villa desde el siglo XV. De esta época medieval quedan los restos de un pequeño castillo que hacía las funciones de fortaleza de vigilancia. No pasa lejos el Tajo, que a estas alturas –todavía muy joven– deja atractivos parajes y donde la naturaleza ha formado caprichosas formas. El senderista debe visitar el Hundido de Armallones y también buscar las salinas de la Inesperada, una construcción abandonada dedicada a la producción de sal de un pequeño arroyo.

En el pueblo, se puede visitar su iglesia parroquial de Nuestra Señora, reconstruida en el siglo XIX, que guarda obras de orfebrería barroca del XVIII.

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