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Iglesia de Santa Ana

Guadalcanal, Sevilla

Por la calle Santa Ana llegamos hasta la plaza de Santa Ana, donde se encuentra, efectivamente, la iglesia de Santa Ana. En este promontorio había una mezquita, cuya estructura se utilizó para convertirla en iglesia; por ejemplo, su minarete fue transformado en torre de campanario, arrancando todos los motivos islámicos y cambiando los cantos de llamada al rezo por el tañer de las campanas. Estamos ante un templo sólido, como vemos en sus gigantescos muros y en los arcos de su nave central, algunos de medio punto y, otros, ligeramente apuntados. A partir del s. XVI se añadieron algunos elementos, como el altar mayor, con sus azulejos sevillanos, o, posteriormente, la capilla de la Virgen del Carmen. Las pinturas que podemos encontrar aquí dentro representan, por ejemplo, la Huída de Egipto o San Pedro y San Pablo. En los retablos encontraremos a San Ignacio de Loyola, el Niño Jesús de Praga y el Padre Eterno.

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