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La imagen románica de la Virgen de Muskilda nos sonríe a través de las rejas que separan el altar mayor del resto del santuario. Es curioso, las vírgenes románicas suelen ser, si no más serias, sí más inexpresivas. Pero Santa María de Muskilda sostiene a su Niño Jesús con semblante risueño. Quizás es por vivir dentro de una preciosa ermita al norte del valle de Salazar, a más de mil metros de altura, en la cima del monte Muskilda, rodeada de bosques y a casi 4 kilómetros a pie del precioso pueblo de Ochagavía.
Hemos atravesado el pórtico de la ermita sin pensar. Nos empujaba la inercia de la subida. Así que, tenemos que salir para admirar por fuera esta capilla que se nos antoja una mezcla entre caserío y palacio de cuento. No predomina un estilo sobre otro. Se aprecia que ha sufrido reformas, pero averiguamos que en su origen era románica y fue restaurada en el siglo XVII. El encanto se lo da el contraste de los muros blancos con la piedra y, sobre todo, su torre cuadrada y coronada por un pintoresco techo cónico. Ya con más calma, entramos de nuevo para explorar su retablo, el coro, las bóvedas decoradas y para analizar la misteriosa sonrisa de la señora de Muskilda.
Santuario de Ntra. Sra. de Muskilda, 31680 Ochagavía, Navarra
948890641
http://www.otsagabia.net/ochagavia_otsagabia/historia-2/