Jardines del Príncipe

Tortosa, Tarragona

Qué ver

Un grupo humano avanza por el sendero del camino. El hombre atrapa el instante con la yema de los dedos índice y pulgar de su mano derecha; se afirma con brazo levantado y vista al frente; le sigue una mujer, brazos cruzados sobre el vientre, cabeza baja y actitud pensativa. Otro hombre algo más mayor -se nota en la flacidez, sus redondeces y la calvicie-, con los brazos sueltos y reposados a ambos costados del cuerpo, mira el suelo y avanza. No pregunta, prosigue. Un niño correteando casi adelanta al grupo por el lateral. La urgencia de la infancia, que sigue adelante. Si no fuera por la desnudez de los cuerpos y la materia estática que las esculpe, parecerían tener vida propia en un recorrido cotidiano. Otra escena familiar sienta a una pareja en el banco de un parque y por detrás, un niño observa.
Elevados en estructuras cuadradas de bloques graníticos, un hombre y una mujer se abrazan. Sobre otra, cruzan sus manos entrelazadas. En la siguiente se abrazan. En la siguiente se apoyan sobre las espaldas juntas, del uno y de la otra, encontrados y enfrentados. En otra escena caminan al lado con paso acompasado y abrazados. Y así sucesivamente; rituales de pareja inmortalizados en esculturas. Siempre unidos.
No sorprende el título de todo este conjunto de esculturas, hasta 48, “El hombre, su motivación y su destino”, que son parte de esta galería de esculturas en los jardines románticos de El Príncipe. Se pueden ver representaciones del hombre primitivo o momentos importantes del devenir humano -la tragedia de Hiroshima o la conquista del espacio-, las pasiones humanas, la rebeldía castigada por los dioses, la liberación de las pasiones o la liberación final. Toda la obra escultórica en mármol negro es de Santiago de Santiago. El verdor extenso de los jardines muestra palmeras, cedros, pinos o variedades arbóreas tan singulares la araucaria o el boj. Fue inaugurado en 1991.