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Hay mucha vida más allá del centro de la ciudad, y los barrios de Madrid son el ejemplo perfecto. No hace falta ir a las zonas más concurridas y mil veces nombradas para comer bien y sentirte a gusto, y hay muchos rincones que descubrir a la vuelta de la esquina. Ese es el espíritu de esta edición de Soletes Guía Repsol, que ha destacado 37 nuevos Soletes en los barrios de la ciudad.
Pocas zonas conservan el ambiente de barrio que se respira en Carabanchel, aunque algunos dicen que está empezando a estar de moda. La fábrica de cerveza artesanal ‘Patanel’, ‘La Romana’ de Jesús y Pilar (donde se recomienda pedir el pan bao con carrillada) o la paella de no-pollo de ‘Vegania Veggie Bar’ pueden tener parte de culpa de esta deriva.
Si apetece dar un paseo por América sin salir del barrio, la carta de hamburguesas con guiños brasileños de ‘D’Neto’ y la fritada ecuatoriana de ‘La Toquilla’ esperan a vecinos y turistas. Y, para tirar de clásicos, hay que moverse solo un poco, a la pizzería ‘Novecento’ de Aluche, con su entrañable y veterana decoración o los pescados de ‘Círculo Marísquería’, en Las Águilas.
En la ‘Taberna Andaluza Sacromonte’ se beben buenos vinos, se canta la Salve por las noches y se ven las mismas caras al otro lado de la barra desde hace años. Pero además se come, por ejemplo, una guantá de gyozas con ingredientes comprados en los comercios orientales de la zona.
A pocos minutos caminando, en ‘La Fonda’ se propone un viaje a colombia a través del paladar y, por si todavía hay algún madrileño que no ha visitado uno de los restaurantes chinos más míticos de la ciudad, quizá sea el momento de acercarse al ‘Royal Cantonés’. Más al sur, en Villaverde, una casa de comidas pone ‘La Alegría’ a golpe de torta del Casar con pimentón de la Vera, o helado de violeta.
Tres barrios del distrito de Arganzuela tienen su representación en esta edición de Soletes de Guía Repsol. En La Chopera, los vinos naturales y los quesos de 'La Cruda'; los dónuts veganos y el café de ‘Bite Me Café’ destaca en el barrio de Delicias. Pero para sentarse a cenar tras un paseo, las navajas gratinadas de ‘In-Pulso’, en Legazpi.
Todavía en el barrio de Adelfas, pero tan solo a dos calles antes de la M-30, a la altura del Puente de Vallecas, se encuentra el ‘Femary’ -para algunos, la mejor tortilla de Madrid- con sus fotos antiguas y su ambiente familiar. La terraza, la cocina 100 % vegana y los taburetes de colores de ‘La Pajarería’ esperan en la Plaza Vieja de Vallecas y, un poco más arriba, muy cerca del estadio del Rayo, un matrimonio prepara cocina mexicana.
En ‘Portacos’ hasta la vajilla es personalizada y eso no repercute en el precio, pero si se quiere hacer homenaje a ese “¡Vallekas, puerto del mar!” hay que subir un poquito más la Avenida de la Albufera para recalar en ‘La Lonjería’.
Cambiamos de barrio sin movernos del este de la ciudad para comer en ‘El Jardín Secreto 28030’. La decoración y los guisos llaman la atención en una plaza sin pretensiones, casi escondida. Si apetece tartar de atún y postre rico también hay que visitar ‘Vinateros 28’.
Ese barrio escondido cerca de la plaza de toros, con bellas casas que merecen el paseo, cuenta con dos rincones en los que parar si se quiere comer bien y estar agusto. ‘Casa Braulio’ resiste desde 1935, ahora con una terraza agradable y un rico bacalao rebozado y, para comer italiano sin salir a las calles más concurridas, ‘L'Incanto’, platos sicilianos en el mercado del barrio.
Al este, pasada la M-30, pero todavía en la larga calle Alcalá se puede comer bien en el ‘Montys’, en el barrio de Quintana (Ciudad Lineal) con un menú que abarca desde ñoquis al pesto hasta solomillo strogonoff. Y, para cenar algo después de una tarde cultural en una de esas terrazas que aguantan otoños, ‘La Quinta Cocina’ (San Blas-Canillejas). Al norte, ya en Hortaleza, ‘Beytna’ y su menú de martes a jueves, permite conocer la verdadera cocina jornada sin gastarte mucho dinero.
Barajas está de moda y la cocina que se prepara en diferentes puntos de la calle Bahía de Palma lo atestigua. Los ceviches y tiraditos de ‘BarraCruda’ harán que quieras volver nada más terminar la comida y Daniel Vagoni no para de sumar adeptos en ‘Bahía Taberna’.
Conviene ir con tiempo a ‘Piccola Napoli’, en Cuatro Caminos, porque el local no es grande, pero sí la fama que precede a sus recetas. ‘La Garriga’, al norte del Paseo de la Castellana, es una charcutería pero también un buen bar de bocadillos. Además, tienen una cuidada selección de productos catalanes.
El restaurante ‘Casa Mùi’, en el barrio de Hispanoamérica, propone cocina del sudeste asiático con el influjo de ingredientes de otros continentes, y ‘La Casa de Cristal’, buenos langostinos en tempura y albóndigas de rabo de toro. Dos oasis muy distintos en el norte de la ciudad.
‘Cuadrilla’ cuenta con dos sedes en la capital, una de ellas en el barrio de Montecarmelo. Ofrecen cada día cachopos de gran tamaño y mejor sabor, pero también taco de gambón en tempura o taco de panceta ibérica. Muy cerca, espera ‘Straperlo’, con su oferta de cervezas y cócteles, también con guisos para reconfortar en mitad de la jornada de trabajo.