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Isabel II podía haber seguido veraneando en La Granja como habían hecho los Borbones desde que llegaron a España, pero un día su médico de cámara le recetó baños de mar y se fue a tomarlos a Donostia. En bañador la sorprendió la Revolución de 1868, La Gloriosa, que no fue una forma muy gloriosa de perder la corona, pero lejos de cogerle manía a esta ciudad, la realeza la siguió honrando con su presencia, a tal extremo que María Cristina instaló en ella la Corte y el Gobierno del país dos meses al año.
Han cambiado muchas cosas últimamente en Donostia (como veremos mañana), pero hay lugares (los que vamos a ver hoy) que siguen conservando el aire y el decorado de la Belle Époque; bella época para la ciudad, sí señor.
Itinerario para visitar San Sebastián en dos días
Primera mañana: tres kilómetros de bahía
10.00El Peine del Viento (y de las olas)
Para empezar un día tradicional, nada como pasear por la bahía de La Concha junto a los donostiarras. A éstos se les distingue de los de fuera porque presumen (con razón) de orgullo urbano y van hablando con sus acompañantes de la Quincena Musical y saludando a diestro y siniestro con un "¡epa!". Es un buen recorrido el que tiene la bahía: tres kilómetros justos.
Este paseo se inicia en el extremo occidental, junto al Peine del Viento, la obra más famosa de Chillida y uno de los iconos más reconocibles de la ciudad. Los días de marejada, el lugar se pone a tope de gente que viene a ver romper las olas. Incrédulos, los forasteros oyen a los vecinos contar cómo, con las mareas vivas, se puede pasar caminando a la isla de Santa Clara. Viendo el mar embravecido, parece un milagro del Antiguo Testamento.
10.30Un funicular de 1912
Muy cerca del Peine del Viento, detrás del Real Club de Tenis, nos aguarda el funicular de madera que, desde 1912, asciende al monte Igueldo. Arriba hay un parque de atracciones de los que ya no quedan, con ponis, salas de espejos, una travesía en barca por un río misterioso o en vagoneta por una montaña suiza, casetas de tiro y de venta de golosinas…
El monte ofrece también la mejor vista de la ciudad: la bahía de La Concha y la isla de Santa Clara. Hay que tener en cuenta que el parque no abre hasta las 11.00 o 11.30 (depende de la temporada). Si vamos con niños, esperaremos y echaremos aquí la mañana. Si no, disfrutaremos del panorama y bajaremos en el siguiente funicular.
11.30Recuerdos de la Belle Époque
Continuamos recorriendo la bahía por el paseo que bordea la señorial playa de Ondarreta. Esta playa está separada de la de La Concha por el pico del Loro, como se conoce el extremo del promontorio sobre el que se alza el Palacio Real de Miramar, construido a finales del siglo XIX en estilo cottage inglés Reina Ana. Mucho antes hubo aquí una capilla consagrada a la Virgen de Loreto. De ahí debió venir, por confusión, el llamarle Loro al lugar porque papagayos, en Donostia, hay pocos.
Una vez franqueado el pico del Loro a través de un túnel, salimos al paseo de la Concha, con vistas a la playa urbana más famosa de España y con dos lugares que recuerdan vivamente la Belle Époque: La Perla, antiguo balneario de la aristocracia y hoy moderno centro de talasoterapia, y el 'Hotel De Londres y de Inglaterra', levantado en 1863.
También evocador de aquella época feliz y un tanto frívola es el actual Ayuntamiento, que se alza al final del paseo, mirando a los tamarindos del Parque Alderdi-Eder (lugar hermoso, en vasco). Actual porque lo es desde 1947; antes, desde 1887, fue casino. Mata Hari, Trotsky y el barón de Rothschild jugaron a la ruleta, los caballitos y el chemin de fer. Nativos no entraban apenas pero, por si acaso, las boinas y las alpargatas estaban prohibidas.
El monte Igueldo ofrece la mejor vista de la ciudad, una panorámica de La Concha y Santa Clara
12.30En motora a la isla de Santa Clara
Para completar el clásico paseo por la bahía, solo nos queda acercarnos al muelle, como llaman los donostiarras al puerto viejo, y visitar el Aquarium, que es una de las instituciones más venerables y queridas de la ciudad, pero que de vieja ya solo tiene el año de fundación (1928) porque, tras la reforma dirigida por los arquitectos Ángel de la Hoz y Cristina Fontán, es un acuario muy moderno. Del muelle salen en verano las tradicionales motoras que llevan a la isla de Santa Clara, donde hay un faro y una playita encantadora, de apenas 30 metros, sendas y merenderos.
Primera tarde: Gastronomía en plato pequeño
14.00Estrellas de la gastronomía vasca
Si buscamos la excelencia, aunque no quede muy céntrica (a 4 o 5 kilómetros de La Concha), iremos a 'Arzak' (3 Soles Guía Repsol 2020), a 'Mirador de Ulía' (2 Soles Guía Repsol 2020) o a 'Xarma Cook & Culture' (1 Sol Guía Repsol 2020) . Y si seguimos buscando entre los mejores, aunque haya que buscarlo fuera de la ciudad, elegiremos 'Akelarre' (3 Soles Guía Repsol 2020), 'Martín Berasategui' (3 Soles Guía Repsol 2020), o 'Mugaritz' (3 Soles Guía Repsol 2020). Todos ellos son espacios estelares de la gastronomía que justifican, por sí solos, el viaje a Donostia.
16.30En busca del rayo verde
Otro lugar clasiquísimo, al que podemos arrimarnos por la tarde dando un paseo por el bulevar, es el Teatro Victoria Eugenia, que un siglo después de su inauguración (1912) está como a estrenar, pues ha sido restaurado y remodelado con la más moderna tecnología. Solo por ver las pinturas que decoran la bóveda, el cuarto chino y el foyer, merece la pena asistir a una función. Consultemos, eso sí, la programación antes de venir.
También es posible ver el teatro por dentro si nos apuntamos a la ruta romántica que, todos los sábados, organiza la Oficina de Turismo. Más fácil es curiosear en el vecino 'Hotel María Cristina'. Únicamente hay que entrar a tomar un café (es la hora, por cierto) para pisar la misma alfombra y el mismo vestíbulo que las estrellas del Festival de Cine.
Podemos prolongar el paseo subiendo por el río Urumea hasta el puente de María Cristina y allí doblar a la derecha para acercarnos a la plaza del Buen Pastor, la de la catedral. Aquí desemboca la calle Loiola, idónea para el ir de compras. Y aquí tiene una de sus pastelerías Otaegui, casa que lleva endulzando la vida de los donostiarras desde 1886. Tras degustar alguna de sus especialidades (petit-choux, relámpagos, milhojas, canutillos, merengues de café, borrachos, tocinos, pantxineta, pastel vasco…), volveremos a La Concha para tratar de ver el famoso "rayo verde", el último rayo de sol del día antes de que este se pierda en el horizonte.
20.30De 'pintxos' en lo viejo
Así, "lo viejo", le llaman los donostiarras al casco antiguo, el lugar con más pintxos por metro cuadrado del universo. Solo la calle 31 de Agosto, pegada al monte Urgull, podría competir en variedad y calidad con las mejores barras de muchas grandes capitales. En el número 7 se encuentra 'La Cepa', una de las tabernas con más solera, que lleva desde 1948 haciendo del poteo algo sublime. En el número 3, 'La Viña', a donde muchos vienen solo para tomar el postre: tarta de queso. 'A Fuego Negro' (Recomendado Guía Repsol 2020), en el 31, es famoso por su hamburguesita de Kobe. En el número 23, otro clásico, el 'Gandarias'. Para redondear la orgía de pintxos, tampoco hay que olvidar 'La Cuchara de San Telmo', en el número 28, con sus carrilleras, foie, cochinillo… y 'Ganbara' (1 Sol Guía Repsol 2020).
22.00Jazz, disco y ruleta
En julio se celebra un importante Festival de Jazz, todo un clásico (la primera edición fue en 1966) que tiene como escenario principal la plaza de la Trinidad. Dos locales imprescindibles para los forofos de esta música son 'Altxerri' y 'Etxekalte'. Los que son más de discoteca, pueden amanecer mirando a la Concha en 'La Rotonda' y 'Bataplán'. Y los que les gusta jugar, desde que el Ayuntamiento es solo Ayuntamiento, han de ir al Casino Kursaal.
Segunda mañana: Entre surferos y pavos
9.00Surf en la Zurriola
Ayer vimos tres playas: la de Ondarreta, la de La Concha y la diminuta de la isla de Santa Clara. Hoy vamos a cruzar el río Urumea para ver la cuarta, la de Zurriola, y cabalgar sobre sus olas. Si sabemos surfear, eso que llevamos ganado. Si no, Pukas Surf Eskola nos ofrece cursos de fin de semana y alquila material. Donostia ha acogido los campeonatos mundiales y europeos de este deporte. Incluso un evento rinde homenaje a su cultura urbana. Proyecciones, mercadillos y música al aire libre, en el Surfilm Festibal, de mayo a septiembre.
Detrás de la Zurriola se yerguen, como dos icebergs varados en la playa, los cubos ideados por Rafael Moneo para el centro de convenciones y auditorio del Kursaal, que hay que volver a ver de noche, cuando se iluminan como dos cajas incandescentes y, ya que estamos, cenar en 'Ni Neu' (1 Sol Guía Repsol 2020), del mismo grupo que el 'Mugaritz'. El barrio de Gros, el más cercano a esta playa, es ahora el más vital de la ciudad y el más deseado para picotear y pasar un agradable rato en alguna de sus terrazas viendo a los surferos adentrándose en el mar con sus tablas.
10.30Un parque muy ecológico
Ya que hemos empezado el día con energía, podemos seguir con ella dando pedales por la ciudad. Hay más de 30 kilómetros de bidegorris o carriles bici, numerosas empresas de alquiler y un sistema de préstamo público. Mapas y direcciones, en la página de movilidad sostenible del Ayuntamiento. Podemos dar una vuelta en bici por los paseos marítimos y por las márgenes del Urumea.
También podemos acercarnos al Parque Cristina Enea para conocer estos románticos jardines, poblados por árboles exóticos, cisnes y pavos reales, que se extienden sobre 94.960 metros cuadrados de la península que describe el último meandro del Urumea antes de desembocar en el mar. Dentro, en el palacio del duque de Mandas, la Fundación Cristina Enea removerá nuestra conciencia ecológica con sus actividades de sensibilización medioambiental: aulas, talleres, rutas guiadas (también en bici), y exposiciones sobre el cambio climático, consumo sostenible… Junto al parque, por cierto, va tomando cuerpo el proyecto Tabakalera, una antigua fábrica de Celtas y Ducados que abandonó sus malos hábitos para convertirse en factoría de arte contemporáneo e hito de la Capital Europea de la Cultura 2016.
12.30Los jardines verticales de San Telmo
Otro hito cultural es el renovado Museo San Telmo. Este antiguo convento dominico, cuartel y museo municipal ha sido ampliado y remozado por los arquitectos Nieto y Sobejano, que han apostado por una fachada de jardines verticales que impacta sin romper del todo con la verde falda del monte Urgull. También se ha renovado el concepto: ahora es Museo de Sociedad Vasca y Ciudadanía, que aborda la historia, la cultura y los retos futuros de esta comunidad con un lenguaje museográfico contemporáneo.
Segunda tarde: Un paseo de ciencia
14.00Menú del día en la universidad
Vamos a comer un menú del día, pero no en un restaurante cualquiera, sino en el 'Basque Culinary Center', universidad de ciencias gastronómicas que abrió sus aulas en 2011 en el Parque Tecnológico Miramón, donde los jóvenes se forman, investigan, innovan y utilizan las nuevas tecnologías para superar el tópico de la nueva cocina vasca de los ochenta. Además de alucinar con el edificio diseñado por el estudio Vaumm, que recuerda una pila de platos vacíos y desordenados, probaremos en la cafetería lo que cocinan los futuros Arzaks.
15.30Viaje familiar al espacio
Lo de venir al parque Miramón no es sólo por comer, sino también por visitar el Museo de la Ciencia Eureka!, donde hay juegos y experimentos, planetario, observatorio astronómico y simuladores para pilotar un Fórmula 1 o viajar en familia al espacio. Espectacular, la sala Plastination, donde se exhiben cuerpos humanos que han sido preservados de la putrefacción mediante el método de la plastinación, inventado en 1977 por el anatomista alemán Gunther von Hagens, conocido como Doctor Muerte.
18.00Compras de moda
Un buen ejemplo de lo modernos que pueden llegar a ser en Donosti es 'Noventa Grados', una multitienda que ofrece propuestas de los diseñadores de moda más cool y, en el mismo espacio, el salón de belleza más avanzado de la ciudad. Todo de lujo, eso sí. Además acoge exposiciones, presentaciones de libros, conciertos de jazz… Para presupuestos menos holgados está 'Apartamento 14', donde hay ropa de aire retro para chicas y para chicos, mercadillos de segunda mano, conciertos… Moda más alternativa, con los diseños propios de la 'Fábrica de Colores', en Zabaleta, 43.
Si la moda nos interesa, sacaremos tiempo a lo largo de este día o del anterior para escaparnos a Getaria (a 25 kilómetros al oeste de San Sebastián) y visitar el Museo Cristóbal Balenciaga. Inaugurado en 2011, este espectacular museo dedicado al famoso modisto e hijo más universal de la localidad, después de Juan Sebastián Elcano, atesora 1.200 trajes y complementos que muestra de forma rotatoria.
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