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Itinerario para visitar Alicante en 2 días
Primera mañana: Bajo la mirada del Moro
09.30Mar, montaña y leyenda
Con un clima como el de Alicante, sería un crimen no empezar el día paseando, trotando o pedaleando por la orilla del mar. E incluso, si se tercia, dándose un baño. Para todo ello, es perfecta la playa del Postiguet, con el paseo marítimo que la acompaña cuan larga es (800 metros) desde la plaza Puerta del Mar. Desde aquí contemplamos en lo alto del monte el castillo de Santa Bárbara y la famosa Cara del Moro, una caprichosa formación rocosa situada debajo de las murallas que parece realmente el rostro de una persona. Dice la leyenda que es la cara de un príncipe moro que no quiso que su hija tuviese amores con un cristiano y que, después de ahorcar al chico, no pudo impedir que la niña se precipitara al vacío enloquecida. Cuentan que el príncipe cayó tras ella.
10.00Al castillo, en ascensor
A 200 metros de la plaza, detrás de la playa, se halla el acceso a los ascensores que suben por dentro de la montaña al castillo de Santa Bárbara. La fortaleza medieval de la ciudad se encuentra a 166 metros de altura, en la cima del monte Benacantil, que domina la fachada urbana de Alicante y constituye su imagen más característica. En ella se diferencian tres zonas: desde el área más elevada y antigua (del siglo XIV) hasta la más reciente (del XVII). Su mayor atractivo, sin embargo, no son sus piedras, sino sus vistas: se divisa toda la bahía, la isla de Tabarca y el cabo de Santa Pola.
11.00Parque de La Ereta
Dejamos el castillo para dirigirnos al barrio de Santa Cruz a través de La Ereta, un moderno parque en cuya construcción se han tenido en cuenta aspectos medioambientales y de simbiosis de lo construido con el entorno. Cuenta con vegetación autóctona, un agradable mobiliario urbano orgánico y unas vistas de impresión sobre el casco antiguo.
La Cara del Moro, desde aquí, casi se puede tocar… Es una bajada de unos 700 metros por un camino de piedra y tierra, a pleno sol, así que es mejor que vayamos preparados con una gorra, sobre todo en verano. Cuando veamos unas casitas blancas con puertas y ventanas azules, sabremos que hemos llegado al barrio de Santa Cruz. Su entramado de pequeñas calles ha respetado el ambiente de los pueblos del interior de la provincia. Aquí, a diferencia de lo que ocurre en otros barrios, todos los vecinos se conocen.
12.00La iglesia más antigua y el arte más moderno
Entramos en el barrio por la plaza del Arquitecto Miguel López y bajamos por unas escaleras situadas al final de ella. Continuamos por las calles de Maldonado y Villavieja hasta la basílica de Santa María; que es la más antigua de Alicante (del siglo XIV, aunque muy reformada) y se construyó sobre la mezquita mayor. En la misma plaza está el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), que atesora los fondos de Eusebio Sempere, uno de los maestros del arte geométrico, y la colección personal de Juana Francés. Y un par de calles más abajo, encontramos el Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG), con colecciones de arte alicantino del siglo XIX.
13.30"Sobre el nivel del mar en Alacant"
Por Gravina llegamos en dos minutos al Ayuntamiento, edificio barroco del siglo XVIII. La gran atracción del lugar es una pequeña placa que hay al pie de la escalera principal. Es la cota cero, el punto a partir del cual se calcula la altura sobre el nivel del mar de las distintas poblaciones de toda España.
Primera tarde: Entre lo antiguo y lo nuevo
14.00Las mejores barras de tapas
Muy cerca de la plaza del Ayuntamiento, se come mejor que bien en 'La Taberna del Gourmet' (1 Sol Guía Repsol 2020). Hay un menú de tapeo y un menú degustación. Y tienen una larga carta de montaditos, tostas de pan de cristal, raciones de mariscos de lonja, verduras de temporada, arroces…, todo ecológico y de sabor tradicional. Tapas también muy cuidadas y modernas hacen en 'El Portal' (1 Sol Guía Repsol 2020) y otra barra famosa de vuelta al casco histórico es la de 'Nou Manolín' (2 Soles Guía Repsol 2020), que se nutre de los mariscos y pescados de Santa Pola y Denia. En el comedor, se puede seguir tapeando o probar platos autóctonos y de cocina tradicional actualizados.
16.00Horchata y helado, en la Explanada
Apetece después de comer un paseo cerca del mar. Y el paseo por excelencia en Alicante es la Explanada de España, frente al puerto deportivo, con sus palmeras y su pavimento que simula las olas del mar dibujadas con más de seis millones de teselas de mármol de color rojo, crema y negro. En el extremo oriental del paseo, junto a la plaza Puerta del Mar, se alza imponente la Casa Carbonell, un majestuoso edificio de fachada modernista de 1925, evocador del enriquecimiento que experimentaron los industriales de textiles alcoyanos durante la Primera Guerra Mundial.
La leyenda urbana dice que el fabricante de tejidos de Alcoy, Enrique Carbonell, tuvo que venirse a vivir a Alicante a causa de la enfermedad de su hija. Eran otros tiempos y los viajes, difíciles; así que se presentó en el 'Hotel Palas' con aspecto sucio y harapiento y no le dejaron hospedarse. Enrabietado, decidió que levantaría un edificio más grande y esplendoroso que el del hotel. Y así fue. Es una buena historia para escuchar y comentar mientras nos tomamos una horchata o un helado en el famoso 'Kiosco Peret'. Está siempre lleno a reventar. Por algo será.
18.00Una cúpula azul de 45 metros
En la Explanada desemboca la rambla Méndez Núñez, calle que marca la frontera entre el casco antiguo y la nueva ciudad, y que fue construida después de que se consiguiera el permiso de la reina Isabel II para derribar la muralla. Subiendo por ella y doblando a la derecha por Miguel Soler, vamos a dar a la concatedral de San Nicolás. Los alicantinos están muy orgullosos de ella, como es natural. Llama la atención la fachada de estilo herreriano (la obra se inició en 1600) y cómo está integrada en el barrio. No hay grandes plazas exteriores, así que todo resulta más cercano. En el interior, la austeridad se transforma en una decoración elegante, con la nave central coronada por una cúpula azul de 45 metros de altura. Debajo de la cúpula se halla la capilla de la Comunión, considerada uno de los más bellos ejemplos del barroco español.
20.00Paseo por el Barrio Antiguo
Al salir, tomamos la calle Labradores, que nos conduce al corazón del Barrio Antiguo. Cuando alguien habla en Alicante del "barrio", sin más, todo el mundo sabe que se refiere a éste. Girando a la derecha por la calle Virgen de Belén y luego a la izquierda por la del Abad Nájera, nos plantamos en la plaza del Carmen, que ya empieza a marcar la subida hacia el barrio de Santa Cruz y el castillo. Aunque ya esté cerrada, podemos acercarnos a la ermita de Santa Cruz. Este es el punto de partida de una de las procesiones más emocionantes de la Semana Santa: la de la Hermandad de la Santa Cruz, el Miércoles Santo. Es todo un espectáculo ver cómo los costaleros llevan el paso por calles tan pinas y estrechas.
21.00Cena con vistas
Al restaurante 'La Ereta' (Recomendado Guía Repsol 2020), que está en las faldas del castillo, llegaremos después de una pequeña subida de menos de 300 metros. Los arroces y los postres están buenos, pero lo mejor son las vistas de la ciudad, especialmente de noche. De regreso al centro, pararemos en alguno de los bares de copas de esta bulliciosa zona. 'Callejón' y 'Desafinado House Club' son dos de las opciones antes de volver a casa, que estos días puede ser, por ejemplo, los apartamentos 'Santa Bárbara'.
Segunda mañana: En tren y en barco
9.30En tranvía por la ciudad (o más allá)
Iniciamos el nuevo día en la Diputación de Alicante, un palacete neoclásico con elementos decorativos barrocos que se inauguró en 1931. A pocos metros, bajo la plaza de los Luceros, hay una sorprendente estación del TRAM (tranvía), proyectada por el arquitecto Javier García Solera. Si nos gustan las playas (y a quién no), el moderno y eficiente ferrocarril metropolitano nos puede llevar a las de San Juan, El Campello, Benidorm o Dénia. Si nos gusta la arquitectura, otra estación interesante, aparte de la de Luceros, es la de Sergio Cardell, más conocida como "la del queso de Gruyer", obra galardonada del estudio Subarquitectura. Pero nuestro destino inmediato es la estación Marq-Castillo, la del Museo Arqueológico Provincial (MARQ).
10.00MARQ, arqueología del siglo XXI
Elegido Museo Europeo del Año 2004, el MARQ es el fiel reflejo de la riqueza arqueológica de la zona, habitada por íberos y romanos. Lejos de ser un mero expositor de antigüedades, es un museo didáctico, divertido, riguroso y espectacular, con escenografías, audiovisuales y sistemas interactivos. Además de las salas dedicadas a los distintos periodos históricos (como el de la Cultura Ibérica, presidida por la Dama de Cabezo Lucero), hay otras donde se enseña cómo trabajan los arqueólogos y las que alojan exposiciones temporales, algunas de ellas procedentes de museos tan prestigiosos como el Británico o el Hermitage. En julio y agosto abre una hora más tarde, a las 11.00.
Salazones y turrónSalazones y turrón
Volvemos por donde hemos venido, en el TRAM, y nos apeamos en la parada del Mercado. Construido entre 1911 y 1912, con elementos de inspiración modernista, el Mercado Central de Alicante fue objeto de uno de los bombardeos más sangrientos e indiscriminados de la Guerra Civil, el del 25 de mayo de 1938, en el que murieron más de 300 personas. Hoy es un símbolo de la vitalidad de Alicante. Destacan los puestos de pescado y los de salazones. Es el lugar ideal para aprovisionarse de mojama de atún, hueva o pulpo seco. Y también de turrón. Al lado, en el número 4 de la misma avenida, se halla 'Espí', famosa heladería con terracita para tomarse al fresco un helado de turrón de Xixona.
12.00Hogueras de San Juan
Bajando por la rambla Méndez Núñez, en el número 29 aparece el Museo de Fogueres. En él se repasa la historia de una de las tradiciones festivas más importantes de Alicante, las Hogueras de San Juan: fotografías antiguas, carteles, estandartes, ninots indultats…
13.30Crucero a Tabarca
A esta hora zarpa del puerto deportivo el último barco de la mañana rumbo a la isla de Tabarca, que dista once millas náuticas (20 kilómetros) y es la única habitada de la Comunidad Valenciana. La travesía dura unos 50 minutos, así que llegaremos justo a tiempo de comer en sus restaurantes el tradicional caldero. Este antiguo refugio de piratas berberiscos, fortificado y repoblado por Carlos III, además de un valioso conjunto histórico (murallas, puertas, iglesia barroca y torre de vigilancia de 27 metros), posee playas y calas de aguas cristalinas, que son reserva marina y gozo del visitante previsor, que trae gafas de buceo. Además está el Museo Nueva Tabarca, en el antiguo edificio de la Almadraba. Para verlo todo hay que darse prisa, porque el último barco zarpa de la isla a las 17.00.
Segunda tarde: En busca de un oasis
14.00Las tres aes de San Román
Aunque no se vaya a Tabarca, merece la pena acercarse al muelle de Poniente del puerto deportivo para comer en 'Monastrell' (2 Soles Guía Repsol 2020), restaurante emplazado junto al Real Club de Regatas, con vistas a la playa del Postiguet. Su chef, María José San Román lleva 20 años dedicándose a la cocina y se basta en tres pilares: el arroz, el aceite de oliva y el azafrán. El arroz meloso de morena ahumada y el arroz al horno con jamón ibérico y morcilla crujiente son dos emblemas de la casa; y tal es la pasión por el oro líquido que llega hasta los postres, con la crema helada de aceite Hojiblanca.
16.00A la sombra de los ficus
En las horas de más calor y sopor se agradece el frescor de oasis de la plaza de Gabriel Miró, con su fuente de la Aguadora y su fronda tropical de ficus centenarios. Antiguamente debió ser una plaza aún más fresca, cuando llegaban hasta ella las olas y se llamaba "de las Barcas". Luego se llamó "de Isabel II" y después "de Correos", por el edificio donde tenía sus oficinas el servicio postal, de estilo modernista, está recientemente rehabilitado. Otro parque donde no se está mal a esta hora, a la sombra de los ficus, es el de Canalejas, que es la prolongación de la Explanada hacia el muelle de Poniente.
18.30Compras de última hora
La avenida Maissonave es la calle comercial más importante, la milla de oro donde se concentran las primeras firmas y, desde luego, la mejor opción para hacer compras de última hora, sobre todo si se va a coger el AVE, porque está al lado de la estación. Debe su extraño nombre a Eleuterio Maisonnave, que fue alcalde entre 1870 y 1873.
20.30Hagan juego
Si se nos hace la hora de cenar mirando escaparates, muy cerca tenemos el restaurante 'Piripi' (1 Sol Guía Repsol 2020), con barra de tapas espectacular. En el puerto, en el muelle de Levante, la tentación se llama 'Dársena' (Recomendado Guía Repsol 2020), con su más de medio siglo de experiencia y sus 16 variedades de arroces. Después se puede recalar en alguno de los pubs de esta animada zona del puerto y probar suerte en las mesas del Casino. Quién sabe: podría ser el broche de oro (real, no metafórico) de nuestra visita.