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Solo por respirar aire puro y sentir la tranquilidad y el silencio del lugar a pocos kilómetros del centro de la ciudad de Vitoria ya merece la pena venir hasta aquí. Pero, además, ver manadas de ciervos a pocos metros es todo un espectáculo para los más pequeños.
Resulta curioso que durante muchos años este espacio verde sirviera de vertedero no oficial para la gente de la ciudad; y, todavía más llamativo, que durante la Segunda Guerra Mundial aquí hubiera un campo de aviación desde donde salieron algunos de los aviones alemanes que bombardearon Guernica.
Y es que a principios del siglo XX, consiguieron secar este humedal para labrar las zonas mas fértiles. "Luego con la revolución industrial se metió maquinaria, construyeron chabolas y la gente utilizaba el lugar como vertedero clandestino", cuenta Sarai Camarero, miembro del equipo técnico de Ataria, el Centro de Interpretación de Salburua. "A mediados de los 90 se decide recuperar el humedal; lo primero que se hizo fue bloquear los canales de drenaje que se habían creado y ya solo con eso empezó a recuperarse. El agua proviene de un acuífero subterráneo, así que cada vez que llueve se llena el acuífero y el agua emerge. Antiguamente, esta zona –a pesar de estar bloqueada– se seguía inundando en ocasiones; algo que con la recuperación del humedal se ha solucionado".
Al lado del centro de interpretación hay un embalse donde los niños pueden dar de comer a los patos. "Es el único lugar donde se permite", asegura Sarai mientras nos reconoce que muchas familias visitan el centro atraídas por el estupendo parque infantil que tienen en las instalaciones; "luego ya, descubren todo lo demás".
Desde aquí se pueden alquilar bicicletas por solo un euro y recorrer los siete kilómetros y medio en poco más de media hora. Otra opción, para los que no quieran pedalear ni hacer el recorrido andando, es dejarse llevar por un triciclo eléctricos con conductor, una manera bastante original de buscar ciervos que tiene bastante éxito entre las familias.
"Podemos llevar a dos adultos y un niño en cada triciclo eléctrico", dicen desde Greenbikers, la empresa que hace este tipo de rutas por varios puntos de la ciudad. El precio por hora y media de recorrido son 35 euros por triciclo, y según explican, "para los niños pequeños es una manera muy cómoda y divertida de ver esta reserva de la biosfera. Su parte favorita es ver a los ciervos".
Aunque estos animales tienen una función mucho más importante que estar ahí para mero disfrute de los visitantes. Los ciervos fueron introducidos hace 30 años en la balsa de Arkaute para controlar la vegetación acuática del humedal. "Su labor es comer. Así evitamos meter desbrozadoras o cortacésped y las aves, que están en el humedal, evitan que nadie las moleste. Hay una valla cinegética alrededor de la balsa de manera que los ciervos no salen y también se evita que las personas puedan entrar", explican desde Ataria.
De esta manera, Salburua reúne las condiciones perfectas para ser zona de nidificación y también zona de paso de muchas aves. "Ahora por ejemplo, vienen todas las aves invernales del norte de Europa como son las grullas, ansares comunes, cucharas, frisos y patos, en general. Al final del invierno, las invernantes se vuelven a marchar a su zona de reproducción al norte de Europa y las que vienen son las que han pasado el invierno en el norte de África, que vienen a reproducirse aquí como las cigüeñas", concluyen en el centro de interpretación. Sin duda, un lugar ideal para ir en familia y descubrir la parte más verde de Vitoria.