Actualizado: 17/11/2016
Texto: Beatriz Vigil
Plantar una semilla, rastrillar la tierra o trasplantar una flor debería ser asignatura obligada en los colegios. Por ahora, en la Comunidad de Madrid ya hay 130 huertos escolares. Tenemos el plan perfecto para disfrutar en familia de un trocito de tierra sin asfaltar los fines de semana. Solo tienes que buscar el huerto urbano más cercano y mancharte las manos.
No recuerdo cuándo fue la última vez que saqué una planta del tiesto. Nada, por más que lo intento no logro hacer memoria. Síntoma claro de que fue hace demasiado tiempo y, quizás por eso, la idea de visitar un huerto urbano con mi hijo me parece fantástica. Es hacer cosas juntos que ni siquiera yo hago sola.
En Madrid hay una red de unos 40 huertos urbanos que ofrecen todo tipo de actividades para gente de todas las edades: desde recoger setas en la sierra madrileña o segoviana a actividades tan curiosas como construir un hotel para insectos –sí, han leído bien–. También hay huertos en los que se dan conciertos, se juega al baloncesto o se hacen talleres de cocina. Otros, como el huerto de la Alameda de Osuna –conocido como La alegría de la huerta– presume de tener conciencia "lechuguil" y de "ser hortelanos sociales".
Lo cierto es que son proyectos ecológicos que nacen de la puesta en común entre vecinos y asociaciones, que transforman lugares degradados o abandonados en espacios verdes donde los vecinos pueden reunirse y los niños jugar en libertad. "A juegos no reglados", como nos dice Félix Villarejo, monitor medioambiental del huerto de Chamartín. "La idea es que con un palo y una cuerda puedan divertirse y echar la mañana como hacíamos antiguamente. También pueden leer un libro o atender a los talleres que hacemos". Y todo sin gastar un euro. Una auténtica revolución en nuestra sociedad de consumo.
"En las ciudades todos los descampados están vallados y espacios al aire libre para que jueguen los niños hay muy pocos", continúa explicándonos Félix. "Por eso cuando los vecinos del barrio encontramos este descampado infrautilizado, que solo servía para sacar a los perros, decidimos darle un uso bonito". La mayoría de los huertos de Madrid tienen actividades para niños, pero el de Chamartín está claramente enfocado a los más pequeños de la familia. Este sábado han realizado varios talleres en los que han hecho desde "bombas de semillas", para luego tirarlas en el campo y que crezcan árboles, o el taller de cocina, donde han elaborado un pesto rojo ellos solos con albahaca, piñones y tomates secos.
En estos huertos urbanos se da plena libertad a los niños. Se pueden pasar la mañana jugando con su camión en un espacio de tierra sin coches en el centro de la capital. "Los vecinos del barrio ya nos conocen y nos traen juguetes que ya no van a utilizar, con lo cual cada sábado solemos traer algo nuevo". Además, tienen un espacio para bebés con juguetes especiales para ellos. "Tenemos en cuenta que los padres tienen un hijo de cinco años, pero también otro de dos... Aquí tratamos de que todos se diviertan", nos explica Eduardo Fisbein, uno de los impulsores de esta iniciativa que ha conseguido crear algo de la nada, dándole valor y utilidad a un solar vacío y convirtiéndolo en lugar de encuentro vecinal.
Pero además, este huerto situado muy cerquita de la plaza de José María Soler tiene ya su propia leyenda. Se le conoce como el huerto fantasma. El nombre viene de que por motivos legales no fue posible establecer un huerto fijo, así que los vecinos como acción reivindicativa se reúnen los sábados que hace buen tiempo. Pero como no hay agenda fija, muchos vecinos se acercaban y no encontraban nada, así que se quedó con ese apodo. Al final de la mañana, cuando el huerto se desmonta y todo se recoge, el descampado se queda como si nada hubiera pasado ahí. Ni un papel, ni un rastro de que hace unas horas entre esos edificios se plantaban semillas. Y así será hasta el próximo sábado en el que el sol vuelva a brillar.
Si tienes niños pequeños y quieres aprovechar los fines de semana para que no se queden delante del televisor también puedes aprovechar los sábados y domingos para pasar un día en las carreras de caballos, hacer la Ruta de las Caras en Buendía(Cuenca), enseñarles cómo se vendimia o disfrutar de un concierto de puro rock.
Cómo llegar al Huerto fantasma: No tiene pérdida. Desde la plaza de José María Soler se entra en Alfonso XIII dejando la gasolinera Repsol a la izquierda y la primera calle a la derecha, al fondo.