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Es un simple boceto en un papel amarillento. Con arrugas, las esquinas desgastadas y varias anotaciones; en el centro, un dibujo de un ratón. Podría pasar por el dibujo que haya hecho cualquier niño. Sin embargo, ese garabato, en apariencia infantil, es el origen de todo. La primera piedra de una obra monumental que se ha convertido en algo imprescindible en el entretenimiento de generaciones. También el sustento de muchos de sus sueños y fantasías.
Todo empezó hace cien años. Fue el 16 de octubre de 1923 cuando un desconocido ilustrador publicitario llamado Walt Disney fundó, en compañía de su hermano Roy, un pequeño estudio en Los Ángeles. Su objetivo era dar vida al universo que guardaban en su imaginación. Hoy, justo un siglo después, The Walt Disney Company es el más poderoso imperio mediático del entretenimiento.
Para festejar la efeméride se han organizado en Madrid tres planes que recuerdan y ensalzan a la llamada fábrica de los sueños. Una exposición, que sin duda responde a todos los parámetros artísticos; una muestra popular al aire libre que quiere divulgar el legado del creador estadounidense, y un espacio lúdico en El Corte Inglés de Castellana, donde se recogen los más significativos e icónicos fetiches de la saga Disney.
La compañía, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, ha organizado Walt Disney Animation Studios: un siglo de historias, exposición que puede visitarse en la ‘Serrería Belga’ y que recorre sus películas más emblemáticas. Una amplia selección de bocetos, ilustraciones y trabajos de animación tradicional, junto a las técnicas digitales más avanzadas, vídeos y otros elementos ayudan a descubrir el proceso de creación de las historias que han marcado a las generaciones del último siglo. Destaca un curioso diorama, elaborado en los estudios Disney, de la escena de Pinocho en la que el hada se aparece a Pepito Grillo.
A los hermanos Disney pronto se unió Ub Iwerks, ilustrador que ya había trabajado con Walt en Kansas. Sus primeros trabajos fueron Alice, animaciones de una niña real que vive una serie de aventuras con un gato dibujado. Oswald el conejo fue otro personaje pionero. Este último tuvo su importancia, pues de sus trazos derivó una criatura animada que cambió la suerte de los Disney.
Llamado Mortimer al principio, la influencia de la mujer de Walt hizo que adoptara el nombre con el que se hizo famoso: Mickey Mouse. Lo logró en 1928 gracias a Steamboat Willie, remedo dibujado de la que fue exitosa película de Buster Keaton El navegante. El cortometraje alcanzó un éxito sin precedentes. Ayudó que fuese uno de los primeros filmes de dibujos que contaba con banda sonora y diálogos sincronizados.
Como curiosidad, señalar que todas las voces fueron interpretadas por Disney, incluido el ininteligible falsete del ratón. Diez años más tarde, Disney estrenó Blancanieves y los siete enanitos. Al principio, no despertó el menor interés, llegando a decirse que nadie iba a pagar para ver una película de dibujos animados. Fue todo lo contrario, siendo su éxito tan notable que la Academia le otorgó un Óscar honorífico acompañado de siete pequeñas estatuillas.
La exposición de ‘Serrería Belga’ muestra que, a partir de aquel momento, se sucedieron sonados éxitos de todas las películas producidas por Disney. Con el paso de los años, a aquel Óscar honorario se unieron nuevas estatuillas hasta alcanzar la inusitada cifra de 26 galardones, el que más ha recibido en la historia. Organizada en cuatro partes, que corresponden a diferentes periodos creativos de la compañía, el recorrido de la muestra señala la evolución técnica de la elaboración de los dibujos animados a lo largo del siglo.
Es parte importante de la exposición los carteles de todas las películas de animación producidas por la compañía. Las citadas Blancanieves y Pinocho, Bambi, Dumbo, Fantasía, Merlín el Encantador, La Bella Durmiente, Alicia en el País de las Maravillas, La Dama y el Vagabundo, El Libro de la selva, La Sirenita, Pocahontas, La Bella y la Bestia… y así hasta 62 títulos. La magnífica colección tiene el valor añadido de que se trata de los carteles originales para Estados Unidos. Concluye la exposición con un photocall de Wish, el poder de los deseos, la última de las películas Disney, que será estrenada en todo el mundo el próximo 24 de noviembre.
Ya en la calle, en un parque infantil pegado a la ‘Serrería Belga’, un niño ha dibujado en la pared a Mickey Mouse. Elementales trazos de tiza que señalan la transcendencia universal de los hijos de la factoría de los sueños.
También en conjunción con el Ayuntamiento de Madrid, luce estos días una muestra exterior en torno a Walt Disney. Al aire libre, en Madrid Río, junto a la nave de Terneras y al lado de los invernaderos de la Arganzuela, se ubica un photocall inmenso con el anagrama de la compañía coronando sus 100 años. Lugar predilecto para los selfies que se toman en la zona, en su entorno se levanta una sucesión de paneles ilustrados con fotografías, carteles de algunas películas y otras iconografías, que se acompañan de textos que repasan ese siglo de entretenimiento.
Si las imágenes de la ‘Serrería Belga’ eran objetos de culto para fanáticos de Disney y de la animación en general, aquí se da un repaso a la historia del creador y su mundo. En esta muestra se recoge la pléyade de primeros personajes, en su mayoría desconocidos por el público español de hoy en día, pero que sentaron las bases de la industria de la compañía las siguientes décadas. El conejo Oswald, la inocente niñita Alice y las Silly Symphonies son algunas de ellas.
Un documento de enorme valor es la fotografía que muestra a los dos hermanos Disney en 1923, recogida junto a otra en la que aparece el equipo de su primer estudio de animación. Los paneles narran momentos tan importantes para la compañía como la creación del Disney Channel; el renacer de la compañía en los años 90 de la mano de La Bella y la Bestia y El Rey León, entre otros títulos inolvidables, y la entrada de la compañía en la era digital.
The Walt Disney Company no ha querido descuidar en su centenario la faceta más comercial de su industria. En colaboración con El Corte Inglés, ha instalado un área junto al centro del Paseo de la Castellana compuesto por diez espacios interactivos en los que se enseñorean sus personajes más icónicos.
Los universos de Disney, Pixar, Princesas Disney, Frozen, Marvel y Star Wars a disposición de los visitantes. En su interior es posible fundirse en un abrazo con Sulley Sullivan, el amoroso e inolvidable monstruo azul peludo de Monstruos S.A., escalar la montaña helada de Frozen, convertirse en un superhéroe Marvel y participar en una arriesgada misión de Star Wars.
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