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Hay que repetir un par de veces el grito de line out, go para conseguir que la orden haga efecto. El trineo comienza a deslizarse y los niños se emocionan porque han sido ellos mismos los que han puesto a la manada en marcha. Alaskas y huskies son los encargados de dirigir el paseo de casi una hora que se realiza en este curioso medio de transporte nórdico que es, además, respetuoso con el medio ambiente.
El paseo es tan alucinante que los niños van absortos sin perder de vista a los perros. A veces les animan imitando al musher que, de vez en cuando, nos da las instrucciones necesarias. Porque desde dentro del trineo también hay que colaborar, sobre todo cuando hay un desnivel y se hace obligatorio echar el peso del cuerpo hacia el otro lado para evitar que vuelque el vehículo. En caso de que eso pase, tanto los niños como los mayores llevamos cascos para no hacernos daño.
Bordeando un lago o bajando la colina, los 12 perros que llevan nuestro trineo obedecen las órdenes del musher, que con pocas palabras consigue que giren a derecha o izquierda. "El mushing tiene su propio lenguaje universal aunque algunos musher utilizan sus propias palabras para entenderse con sus perros pero, en general, line out es para que se preparen, gi para girar a la izquierda y ba para ir hacia la derecha", cuenta David Caujape de Tena Park. Gracias a este lenguaje, los perros entienden hasta la velocidad que tienen que llevar. "Hay que animarles mucho y sobre todo que noten que estas detrás", añade.
El mushing es un deporte de equipo donde el guía trabaja con los perros con el objetivo común de desplazarse. Hay veces que necesita bajarse del trineo y ayudarles a subir una cuesta o empujar desde atrás para darles más impulso. La sintonía entre ellos tiene que ser perfecta por lo que se necesita mucha paciencia, tiempo y dedicación, no solo para formar a los perros sino para comprenderlos y entenderlos, porque al final cada uno de ellos tiene su propia personalidad.
Para los animales esta actividad es un juego. Aprenden poco a poco desde que son pequeños, primero poniéndoles el arnés para que se acostumbren y poco a poco añadiendo algo más de carga, para que noten la sesión y el arrastre, y finalmente se les introduce en un trineo con perros más grandes para que aprendan por imitación. "Guindi es el mejor guía que tenemos con diferencia, así que los vamos rotando y los vamos poniendo con Guindi para que se les peguen comportamientos. A partir del año pueden estar listos para empezar a tirar del trineo", asegura Iris Grana, directora de esta empresa de turismo activo.
Estos perros están especializados en larga y media distancia. La primera suele ser de entre 60 y 80 kilómetros a una velocidad media de 11 kilómetros por hora. La media distancia es la mitad de kilómetros y aumenta la velocidad a unos 20 kilómetros. La capacidad de entendimiento de los perros influye en el posicionamiento de cada uno de ellos. Los más fuertes van detrás para tirar del trineo y los perros guías, los más espabilados e inteligentes, van delante.
La parte favorita de los niños llega al final cuando pueden conducir durante un ratito el trineo. Situados delante del monitor pueden tener la sensación de cómo es dirigir la manada y no hace falta preguntarles si les gusta porque su cara lo dice todo. ¡Han conducido un trineo de perros! Terminamos la mañana con los peques acariciando el lomo a sus nuevos amigos, tocándoles las patas e incluso dándoles besos. Una excursión original para todos y un auténtico regalo para los más pequeños.
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