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Para conocer de verdad una ciudad hay que acercarse a sus gentes. Hablar con ellos, dejar que aquellos que viven, trabajan y pasean por sus calles día a día sean los que te guíen más allá de lo que figura en el plano turístico de turno.
Eso es lo que pretenden los responsables de 'Streetviú', un innovador programa que se emite cada jueves en el canal de Movistar+ y toma el testigo de la frescura y espontaneidad de Callejeros para "transmitir el alma de las calles, las plazas y los monumentos de las principales ciudades de España", según nos cuenta su director, Álvaro Martín. Él mismo nos desvela qué alojamientos y restaurantes les ha sorprendido durante sus visitas a ciudades como Bilbao, Córdoba, Santiago de Compostela o Cuenca, entre otras.
Lo conocimos gracias al actor y presentador sevillano Antonio Garrido. Fue a la Plaza del Obradoiro a presentar las campanadas para una televisión nacional hace unos años y conoció allí a la que hoy es su esposa. El hermano de ella es el propietario de 'A Barrola'. Por lo visto, las cigalas del expositor no pasaron desapercibidas para Pedro Almodóvar, que instaló allí el comedor de su equipo durante el rodaje de La piel que habito.
Este Parador Nacional funcionó en su día como sanatorio para tratar a los peregrinos que llegaban en malas condiciones tras el duro Camino de Santiago. Allí toma café cada mañana José Carro, un médico jubilado que es el mejor anfitrión posible. Un paseo con él por los antiguos claustros centrales es viajar por la Historia, desde el Renacimiento hasta nuestros días.
El verano gaditano se disfruta en todo su esplendor desde su terraza, donde puedes degustar las caballas asadas con piriñaca (un picadillo de tomate, cebolla y pimiento verde aliñado con aceite de oliva, sal y vinagre de Jerez).
El pescaíto frito y las papas aliñás forman parte del ritual de buenas costumbres de este bar tan emblemático de La Viña, el barrio más popular y castizo de Cádiz. Para el postre, mejor darse un buen paseo hasta la calle Ancha y apostar por un topolino (helado de nata con cobertura de chocolate) de 'Los italianos'.
Una opción para tener en cuenta aunque solo sea por las vistas desde la piscina. Cómodo, funcional y próximo a todos los puntos de interés de la ciudad como el Mercado de las Flores, el barrio de La Viña, la playa de La Caleta, el malecón… Sin grandes alardes, es una apuesta segura y sensata para el bolsillo.
La terraza con vistas al Guadalquivir, la mazamorra, sopa fría de almendras típica cordobesa, y el risotto de rabo de toro son sus señas de identidad. Todo ello rematado con una crema de queso de Zuheros y una relación calidad-precio inmejorable. Si, como a nosotros, te pilla trabajando, tienes incluso la opción de poder pagar con ticket-restaurante.
La parte trasera de este hotel está delimitada por la muralla de la ciudad y cuenta con un típico patio cordobés en el que los arcos están restaurados siguiendo el diseño original. Un remanso de paz en pleno barrio de la Judería, a cinco minutos a pie de la Mezquita de Córdoba.
Posiblemente, uno de los menús del día más competitivos de toda España, por precio, calidad y variedad. El estilo del restaurante resulta agradable, alejado del estilo bullicioso de la mayoría de bares de menú. El tataki de atún sobre crema de aguacate y el rabo de buey al vino tinto son elecciones seguras.
Las vistas privilegiadas a la ría y al museo Guggenheim hacen de este hotel un museo en sí. El desayuno en la terraza está a la altura de sus cinco estrellas. Lo han reformado hace poco y cuenta con todas las comodidades: gimnasio, espacio de relajación y una buena oferta gastronómica.
Según nos contaron, es el restaurante más antiguo de Ibiza. Surgió como una fonda con dormitorios en la planta de arriba y comedor en la planta baja para los huéspedes, la mayoría vendedores que acudían al Mercado Viejo a vender su género. Casi siglo y medio después de su apertura, conserva el aire casero de sus orígenes.
Ajeno a los megayates y grandes fortunas que inundan los puertos deportivos de la isla a solo unos metros, aquí se come mucho y a buen precio: paella, arroz de matances, frita de pulpo... Y nada de pedir dos platos, con uno te quedas más que servido. Eso sí, no admiten reservas y, cuando se llena, hay que apuntarse en la lista de espera. Es fácil que te toque compartir mesa con desconocidos... aunque eso también forma parte del encanto del San Juan.
Está en pleno casco histórico de Ibiza y cuenta con uno de los miradores más espectaculares al Mediterráneo. Es una antigua casa señorial que conserva el mobiliario de época y muchas obras de arte. El servicio de aparcacoches, tan ostentoso en apariencia, resulta muy práctico por la dificultad de acceder al corazón de la isla.
Los mejores dátiles con bacon de la ciudad, según Carlos Areces, que estudió Bellas Artes en Cuenca, donde se forjó el grupo Chanante (Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y compañía). También es el bar de referencia de Antonio Pérez, el galerista que ha dejado su ingente patrimonio artístico a la ciudad a través de la fundación que lleva su nombre, cuya amistad con Santiago, el "camarero del resplandor" –como le denomina Areces– perdura a través de los años.
El antiguo colegio de los niños del Coro de San José es una de las casas colgadas más pintorescas de la ciudad, con su estructura laberíntica y el encanto de estar incrustada en una de las paredes de la hoz del Huécar.
Desde hace más de 30 años la 'Posada de San José' está regentada por Jennifer Morter, una canadiense enamorada de Cuenca que llegó para aprender español y olvidó subir al avión de vuelta. Hay quien se aventura a encontrar aquí la inspiración de Las Meninas, porque conserva un salón palaciego muy parecido al de la obra de Velázquez.