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Meticuloso y disparatado a la vez, Miguel Maldonado estudió Historia del Arte, (no le interesa ir a EE. UU. pero sí le encantaría ver el MOMA), su primer viaje importante fuera de Murcia fue a Madrid, donde flipó con el zoo, y odia improvisar en este asunto: no hay que regalarle nunca unos billetes de avión sorpresa. Y desde luego es divertidísimo entrevistarle.
La más corta posible. Cuanto antes esté en mi casa, mejor que mejor. Y si tengo que escoger, escojo el coche, me gusta conducir.
En Murcia teníamos la Semana Blanca, un viaje que se hacía a la montaña. Para que un chiquillo de Murcia conociera lo que es la nieve. Piensa que si ya en Murcia llueve poco, imagínate la nieve, es un choque cultural total. Los niños dicen: "¡el agua cae ya helada!". Y ese estuvo bien, en segundo de la ESO, con 13 años. Nos fuimos a los Pirineos… la verdad, no me acuerdo si eran de Aragón o de Cataluña, sé que eran los Pirineos, y que estuvimos en un hotel que me flipó. Y eso estuvo bien porque en ese hotel ligué con una muchacha que era de otro colegio y de Valencia, en fin… Me di de bruces contra la plurinacionalidad del Estado. Me dije: "España es diversa, ¡aprende payaso!". En realidad íbamos a esquiar. Yo llevaba una mallas horrorosas, por cierto, pero el viaje fue muy divertido, las cosas como son.
Éramos poco viajeros nosotros, mis padres y yo, vamos, que soy hijo único. Yo recuerdo algún viaje más con el colegio, pero poca cosa. Pero bien, ¿eh?, tampoco lo necesitaba. Mis padres no han viajado si no ha sido estrictamente necesario y yo lo he sacado de ellos, ¿a dónde vamos a ir?, ¿para qué?
¿En qué sentido? ¿A nivel emocional? Pues a Madrid, con mis padres, al zoológico, con ocho años. Recuerdo perfectamente los gorilas en el zoo, que era en ese momento un flipe. Que ya con el tiempo piensas "está feo que estén encerrados", pero en ese momento, bueno, ya sabes. También fuimos al planetario, yo iba muy ilusionado, yo era un niño que se impresionaba mucho, pero mis padres se quedaron dormidos, estaba todo oscuro, con esa voz en off. Me enfadé bastante, pero luego se quedó como la típica anécdota familiar.
Ese sitio que tienes pendiente…
Pues ¿por dónde empiezo?, je je. No tengo mucho interés, no es una necesidad, la verdad. Pero hay sitios: Moscú, Cuba (que acabaré yendo), Etiopía y Senegal. Pero podría no ir. No tengo ningún interés en ir a EE. UU., cero punto cero, pero sí me gustaría mucho ver el MOMA. Y también me gustaría ir a la Patagonia, al final de todo, y llegar al final y decir "pues aquí acaba el tema".
Jamón cortado por mí en ese momento, una paletilla que tengo generalmente en casa, tortilla de patatas y un buen tomate, murciano seguramente, con aceite de oliva virgen y un poco de ajo.
Ahora mismo, ahora mismo, no me iría a ningún sitio. Si hay algo que odio más que viajar, es viajar en plan "venga, de improviso, de locura, vámonos a tal sitio ya". ¿Qué? ¿Cómo? No hombre, no, tendré que hacerme la maleta bien y eso, ¿no? Tiene que ser una cosa que tenga meses para mentalizarme primero: MESES, en plural. Nada de: "Chicos, he pillado los billetes para Tánger" ¿Cómo? No, no, de eso nada. Viaje sorpresa, no. Pero bueno, ahora mismo sí que me iría a un sitio, seguro: a casa de mis padres, en Murcia, que hace mucho que no los veo.
Barras de bares tengo muchas, la verdad, porque los bares son sitios que yo frecuento con cierta solvencia , esto convendría no obviarlo, pero si tuviera que elegir en Madrid me quedo con la del bar 'Los Tiernos' en la calle Toledo, que aparte de que lo lleva un amigo mío que es maravilloso, el sitio está francamente bien, tiran la cerveza con soltura y hacen unas tapas, unas cenas y unas comidas espectaculares.
Pero si tuviera que elegir la única, la auténtica, la primigenia, me quedo con la del bar 'Florida', en Murcia, porque está en mi barrio de siempre y la verdad es que aún cuando voy, entrar en ese bar, apoyarme en esa barra (cuando te podías apoyar), pedirte una caña y preguntarle a la Mari qué es lo que ha hecho ese día para comer y que te lo saque… Lo hace riquísimo todo, desde el arroz, al estofado, la ensaladilla de marisco... todo, todo. No sé lo que tiene en las manos, qué es lo que hace, para que esa comida sea sensiblemente mejor que la del resto del mundo.
El 'Iribar' (Recomendado por Guía Repsol), en Getaria. No creo que olvide nunca ese besugo a la parrilla. Cosa fina, aún me despierto por las noches pensando en él. Y ese era perfecto además, porque las mesas están bien separadas (antes de la pandemia incluso), me incomodan mucho los restaurantes donde las mesas están demasiado juntas.
Casi cualquiera que vaya por la costa de Euskadi o Asturias, o Galicia también. Difícil elegir ahí. Pero si tuviera que quedarme con una, la que tengo más reciente es la que va de Mutriku a Deba, que es una maravilla. La última vez que la recorrí lo hice con un disco de Billie Holiday y me siento hasta mal de lo bonito que era todo.
Pues mira, mi pareja y yo, que es con quien viajo, metemos siempre uno de esos cuadernos de vacaciones de Blackie Books, porque son francamente divertidos.
Ir al baño y fumar. Ah, y siempre pido un bocadillo de lomo con pimientos que se haga ahí, porque es una cosa que me gusta mucho. Siempre, siempre lo pido. Si no hay, no como nada. Quiero saber cómo lo hacen en cada sitio.
Sí, eso sí, eso me lo curro mucho. Hago como Jack Nicholson en la película Mejor Imposible, que tenía una para cada estado de ánimo. Depende del momento, pero lo que más suena son los Creedence clearwater revival, que es un grupo tremendo. Y luego un poco de todo, según me pille.
Uhmmm, algunas. Salir siempre recién duchado. Pero recién, recién. Subo al tren así. Importantísimo, si no, no puedo subir en el tren de cualquier manera. Para el resto de las cosas no soy maniático, creo. Ah, y también, antes de actuar tengo que hacerlo con las uñas recién cortadas si no, no puedo. Si es en Madrid me las corto en casa, pero si es en Valencia por ejemplo, o en otra ciudad, procuro cortármelas en el hotel, que en el tren ya crecen. Tengo que salir al escenario hecho un pincel.
Un hostal de mala muerte en el que tuvimos que quedarnos mi pareja y yo en Ámsterdam, hace no mucho, por no reservar con tiempo. Era tan cutre que hizo que el resto de hoteles en los que he estado me parecieran puros palacetes dignos de zar y eso lo hace especial, sin duda. De hecho se podría decir que le estoy agradecido, ¡gracias, hotel mugriento de Ámsterdam!
Con Facundo, con Facu Díaz. Que es más que un colega, es un amigo. Él y yo hemos hecho viajes por placer para fomentar las fronteras de nuestra amistad… Tenemos una relación que trasciende lo laboral porque antes de ser dúo cómico éramos amigos. De hecho, hicimos eso a raíz de ser amigos. Y me encanta viajar con él porque a él tampoco le gusta mucho viajar. Si vamos a Toledo, por ejemplo, pues él tiene un interés más difuso por el tema histórico-artístico… Si vamos a Bilbao, yo le digo: "Oye que voy a ver el Guggenheim", y él dice: "Muy bien, aquí te espero, dale duro a eso…".
A casa de mis padres en Murcia. A verlos a ellos y a mi abuela. Me di el paseo que doy desde casa de mis padres hasta el centro. Recorro mi barrio de siempre, el barrio del Carmen. Voy por el cuartel de artillería, por el jardín de Floridablanca (que es como si fuera el Retiro, pero en minúsculo), cruzo por el Puente Viejo y llego a la catedral. Y vuelta a casa. Ese paseo significa bastante para mí.
A mi familia, a los colegas. Echo de menos algunas cosas, como por ejemplo que es todo bastante más tranquilo que en Madrid. Hay menos prisa. Echo de menos las marineras, que son el aperitivo de allí, es una rosquilla larga y estrecha con anchoa y ensaladilla. ¿Que si lo busco por Madrid? No, no, me gusta que eso sea de Murcia. Y luego, mi gente de siempre está allí. Y el paseo ese que te contaba, también lo echo de menos.
Pues recomendaría la cafetería 'Quitapesares', que está en una montañica que hay junto al santuario de la Fuensanta, con una terraza enorme desde la que se ve toda Murcia, la catedral, la huerta… Está bonico, es un sitio muy murciano y además el nombre me encanta. Yo suelo ir bastante.
¿Los hoteles? No tengo una opinión formada, me parecen un concepto práctico. Tiene que estar limpio para que vuelva, eso es súper importante. Y me gusta que tengan un buen surtido de útiles de higiene, de baño, que no tenga que llamar para pedir cosas. Yo me ducho en los hoteles cada cinco minutos. Y me pongo el albornoz, que es algo que nunca hago en casa.
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